¡Pop, pop, pop pop pop! El sonido crujiente de los lanzadores de confeti llenó la sala común de los dormitorios de las chicas.
—¡Por la admisión de Leo al Decimoctavo Escuadrón y por el despertar de la Espada Sagrada de la señorita Selia!
Brindó Regina vestida con un uniforme completo de sirvienta y levantando una copa con champán sin alcohol. Fiel a su profesión, usaba el traje muy cómodamente. Parecía una persona completamente diferente de la chica que acribilló a unos Voids de un cañonazo.
—… G-Gracias.
Dijo Leonis, con las serpentinas de uno de los lanzadores de confeti enredadas en el cabello.
Era una fiesta de bienvenida sorpresa. La mesa enfrente de Leonis estaba llena de comida y dulces deliciosos.
—Regina preparó esto tan pronto como regresó de la ciudad.
Dijo Riselia, exponiendo el plan.
—Fue por sus instrucciones, señorita Selia. Consiguió que se uniera definitivamente a nuestro escuadrón.
(… Así que es por eso que se fue sola. Tal vez Selia en serio intentaba atraerme con dulces.)
—Además, en serio que te luciste durante tu prueba de Espada Sagrada. Prometedor, ¿no?
Sakuya sonrió, sentada en el sofá enfrente de él.
—Mi Espada Sagrada no es tan especial. Es solo de tipo apoyo.
Leonis sacudió la cabeza.
—La Espada Sagrada de la señorita Selia decidió el encuentro.
—Leo…
Dijo Riselia tímidamente, pero había orgullo definido en su expresión. ¿Quién podría culparla por ello? Había pulido su habilidad con la espada, poniendo todo el esfuerzo posible, todo para el día en que invocaría una Espada Sagrada. Y hoy fue ese día.
—Sí. El planeta definitivamente te recompensó hoy por tu diligencia, señorita Selia. Estoy feliz por ti.
Dijo Sakuya.
—Los rumores sobre tu Espada Sagrada ya se están propagando por la academia como el fuego.
—¿E-Eh? ¡¿En serio?!
—Por supuesto. ¡Después de todo, le pedí al departamento de relaciones públicas que difundiera la palabra!
—¡O-Oye, no deberías haberlo hecho!
Regina puso una mirada burlona e infló el pecho arrogantemente. Entonces le agarró de la manga.
(Aun así, no creo que su despertar durante la prueba, de todos los momentos posibles, haya sido solo una coincidencia…)
Pensó Leonis mientras miraba discutir a las dos chicas.
Riselia siempre tuvo el talento para manifestar una Espada Sagrada, pero que aún no lo hubiera hecho implicaba que algo dentro de ella impedía su despertar.
(¿Morir y volverse una reina vampiro activó alguna especie de interruptor? No…)
Al final, todo esto era especulación sin fundamento. Tal vez lo único que importaba era que sus esfuerzos fueron recompensados.
(Debería estar contento sabiendo que mi subordinada ha obtenido este misterioso poder.)
—¡La tarta de pescado está listo!
Elfiné entró llevando una tarta recién sacada del horno. Era una tarta de salmón con champiñones, queso y salsa de crema. Lucía crujiente y su corteza tenía un apetitoso color marrón dorado.
—¿Tú hiciste esto, señorita Elfiné?
Preguntó Leonis.
—Sí, las tartas son mi especialidad.
Elfiné respondió a la pregunta del chico muy confiadamente.
—¡Luce grandiosa! Comámosla mientras está caliente.
Dijo Riselia, sentándose en la silla a la derecha de Leonis. Elfiné se sentó a la izquierda del chico.
(¡¿…?!)
Atrapado entre la dos, el Rey de los Inmortales se sintió nervioso; su rostro se ruborizó. Dos pares de pechos grandes lo flanqueaban a ambos lados.
—¿Se siente bien estar atrapado en un emparedado, chico?
Regina lo atrapó ruborizándose y le susurró esas palabras al oído juguetonamente.
—¡¿Q-Qué?! ¡N-No…!
—Oh, ¿te gustaría un emparedado?
Preguntó Riselia, agarrando un emparedado de huevo de la mesa.
—Oh, no, señorita Selia, este chico se está dando un festín con un tipo de emparedado completamente difere…
—¡Sí! ¡Sin duda me gustaría algo de esa tarta!
Exclamó Leonis en voz alta, casi gritando en pánico.
—Aquí tienes.
Elfiné puso una rebanada en su plato. La textura de la tarta hizo un sonido crujiente y satisfactorio cuando lo cortó, y una salsa cálida se vertió en su plato.
—¿El Jardín de Asalto consigue verduras y pescado frescos?
—Fuera de las áreas residenciales, hay lagos de cría y fábricas para producir diferentes tipos de comida. Es pequeño, pero nuestro Decimoctavo Escuadrón tiene su propio huerto de verduras allí.
Respondió Riselia.
(… ¿Crían pescado dentro de la ciudad? Los avances tecnológicos de la humanidad en esta área nunca dejarán de asombrarme.)
Leonis le dio un mordisco a la tarta. El sabor salado de la salsa llenó su boca.
—… ¡E-Está bueno!
Sin pensarlo, Leonis había hablado con su voz natural. La textura crujiente del dulce era exquisita y el sabor salado de la salsa estaba en su punto.
—Jeje, gracias. Siéntete libre de servirte más.
—¡Es grandiosa!
Exclamó Regina.
—Oh, no puedo igualar tu cocina, Regina.
Elfiné sacudió la cabeza modestamente. Eso dejó a Leonis sorprendido.
(¿Esa sirvienta puede cocinar algo mejor que esto?)
Leonis tenía su propia sirvienta, Sherry, pero era completamente incapaz de cocinar… Al menos era una asesina dotada, así que era experta manejando venenos.
—Así que, señorita Riselia, ¿aún no has pensando en una inscripción para tu Espada Sagrada?
Preguntó Sakuya, medio ocupada sirviéndose un pedazo de tarta.
—Umm, aún no lo he decidido.
—¿Una inscripción?
Preguntó Leonis.
—Sí… Dicho de otro modo, un nombre. Es necesario para registrar una Espada Sagrada en la academia.
Explicó Riselia.
—¿Qué tal Espada de Corte Rápido?
—¡No, mejor Espada Santa Resplandeciente!
Sakuya y Regina no dudaron en ofrecer sus propias sugerencias. Riselia sonrió irónicamente.
—… ¿Qué piensas que sería bueno, Leo?
Curiosa, le planteó la pregunta a Leonis.
—Umm…
Aplaudió a su subordinada por su devoción, pero esta era una pregunta difícil para él. Darle a la Espada Sagrada un nombre extraño dañaría su imagen como su amo. Leonis lo pensó durante un momento…
—Realmente no puedo pensar en nada cuando el poder de tu Espada Sagrada aún no está claro…
Dio una respuesta inofensiva.
—… Tienes razón. Por ahora, solo es una espada muy afilada, pero podría tener algunos poderes especiales. Debería registrarla una vez esté más acostumbrada a usarla.
Riselia se colocó una mano en el pecho.
—Hablando de registros, tú aún necesitas ser registrado, Leo…
Dijo Elfiné.
—… ¿Yo?
—Necesitamos que tus datos biológicos sean escaneados. Mi Espada Sagrada puede hacer eso y registrarlo en la red. Será en un instante, así que ¿podrías ir a mi habitación más tarde?
—Está bien.
—Eso me recuerda… ¿dónde se quedará a dormir?
Preguntó Sakuya.
—No creo que haya habitaciones libres en los dormitorios “Bruja” de las chicas.
—Oh, entonces ¿qué tal si duermes conmigo, niño? Tendrás todos los dulces que puedas querer.
—Puedes venir a mi habitación. Normalmente estoy afuera todo el día.
—También eres bienvenido a la mía.
Regina, Sakuya y Elfiné dieron sus ofrecimientos.
—… ¡N-No pueden…!
Riselia se levantó y agitó las manos en protesta.
—¿Señorita Selia?
—Soy la tutora de Leo, así que yo asumiré la responsabilidad y cuidaré de él.
Riselia se aclaró la garganta y le dio a Leonis una mirada de soslayo. Él entendió lo que insinuaba. Quedarse en la misma habitación ayudaría a que los dos mantuvieran sus respectivos secretos a salvo.
(Necesito asegurarme de que tenga un suministro de maná…)
—… Me gustaría quedarme en la habitación de la señorita Selia.
Anunció Leonis, agarrando la manga de Riselia.
(… Aunque tengo que admitir que la oferta de dulces de Regina es tentadora.)
—¿Estás segura de que es buena idea, señorita Selia?
Preguntó Regina.
—Sí. Mi habitación siempre la sentí demasiado grande para mí.
—No, me refiero a que me preocupa que pueda hacerte algo pervertido.
—¡L-Leo nunca…! N-No lo harías, ¿cierto?
—¡Por supuesto que no!
La reacción un poco ansiosa de Riselia provocó una respuesta estupefacta de Leonis… En todo caso, Riselia le pareció demasiado descuidada, a un grado incómodo.
—Regina, Leo es un chico de diez años. No hay nada de qué preocuparse.
—Supongo, pero…
Regina miró a Leonis con sospecha.
—Te advertiré ahora, niño. La señorita Selia da vueltas en la cama mientras duerme, así que ten cuidado si terminan compartiendo una.
La sirvienta le susurró esas palabras al oído.
—¡Regina, ¿qué le estás diciendo?!
—¡Que siempre abrazas mi cuerpo como si fuera una almohada grande, señorita Selia!
—… ¡E-Eso es tu culpa por ser tan apretujable, suave y fácil de abrazar!
La chica de cabello plateado tartamudeó con el rostro completamente rojo mientras apartaba la mirada… Probablemente no hace falta decir qué parte de ella era tan apretujable y suave.
Con el alojamiento de Leonis decidido, el tema de la fiesta de bienvenida cambió a más nimiedades. Hablaron sobre una nueva tienda que abrió en el distrito comercial, sobre la mascota que Sakuya tenía en su habitación… Sinceramente, Leonis no podía entender la mitad de lo que decían, pero por primera vez en mil años tuvo oportunidad para relajarse.
◆
La fiesta de bienvenida de Leonis llegó a su fin antes de que se hiciera más tarde. Después, fue llamado a la habitación de Elfiné para que pudiera registrar sus datos biológicos usando su Espada Sagrada.
(… Aunque, en serio, fue un almuerzo escandaloso.)
Pensó Leonis mientras se sentaba en el sofá de Elfiné. Tener tres chicas juntas fue una… reunión ruidosa, sin duda, pero una fiesta tan animada nunca había ocurrido cuando Leonis era el Rey de los Inmortales. Las únicas cosas que le hacían compañía en aquel entonces eran la oscuridad y el silencio.
(Pero… un almuerzo así no es tan malo de vez en cuando.)
Leonis se encogió de hombros. No podía negar que una parte de él disfrutaba pasar el tiempo de esa forma.
Analizó la habitación de Elfiné. Era casi tan grande como la de Riselia, pero los adornos y muebles daban una impresión más sofisticada. Entre eso y el tapiz color madera, el lugar se sentía muy maduro. Sus ojos se posaron en una imagen enmarcada sobre un estante. Riselia y las otras miembros del Decimoctavo Escuadrón estaban ausentes. En su lugar, era un grupo diferente. Tal vez Elfiné había pertenecido a un pelotón diferente primero.
(… Aunque no parece el tipo de persona que mantendría una foto si hubieran luchado y luego se hubieran separado. Es difícil de imaginar que eso pasara dada la personalidad de Elfiné.)
—Perdón por hacerte esperar. Ya estoy lista para empezar.
Elfiné regreso de otra habitación llevando grandes dispositivos como tabletas en ambas manos, y se sentó en una silla con ruedas. Se inclinó hacia delante para estar a la misma altura que Leonis.
—Puedes sentarte y relajarte.
Instruyó Elfiné.
—… E-Está bien.
—¿Ocurre algo? No hay necesidad de estar tan nervioso.
Elfiné sonrió e inclinó la cabeza.
—…
Los grandes pechos de la chica estaban a ras de la línea de visión de Leonis… Cierto, no eran rivales para los de la sirvienta, pero seguían siendo más que suficientes para atraer la atención. Leonis se dio la vuelta con un asomo de rubor en sus mejillas.
—Muy bien, quítate la ropa.
Ordenó.
—… ¿Eh?
Preguntó Leonis inconscientemente.
—Solo la camisa bastará. Es difícil leer los datos biológicos a través de la tela.
—…
—Perdón, ¿debo suponer que también es vergonzoso para los chicos?
—No, está… está bien.
Leonis se quitó la camisa.
—Oh, ¿podrías quitarte también la camiseta?
—Está bien…
Desabotonó y se quitó la camiseta, mostrando su piel blanca inmaculada.
—Sí, esto bastará. Qué piel tan bonita tienes.
Dijo Elfiné, llevando las manos a su espalda. Las puntas de sus dedos fríos le acariciaron suavemente los omoplatos.
(… Aaah… ¿Qué es esta… esta sensación…?)
Algo en la imagen de los ojos de una chica mayor sobre él llenaba su corazón de intensa timidez.
—Espada Sagrada… Ojo de la Bruja, activada.
Susurró Elfiné, y unos orbes transparentes aparecieron a su alrededor. Lo que parecían unos números hechos de luz empezaron a dar vueltas alrededor de los orbes rápidamente.
—Muy bien, registraré tus datos, Leo.
Elfiné colocó una mano en la piel de Leonis y cerró los ojos, y como en repuesta los orbes empezaron a dar vueltas a su alrededor.
—… Umm. Este es un patrón algo extraño.
Había curiosidad en la voz de Elfiné.
—¿E-En serio?
Los latidos del corazón del chico se aceleraron.
—Sí. No puedo ver el flujo de tu maná…
(… Maldición. Mi ocultación de maná podría estar funcionando demasiado bien…)
—Emm, señorita Elfiné, ¿puedo preguntarte algo?
Leonis trató de cambiar el tema apresuradamente.
—Por supuesto, ¿qué es?
—¿Por qué te uniste a este escuadrón?
Riselia era alguien a punto de dejar la escuela porque no había podido invocar una Espada Sagrada. Leonis se sentía genuinamente intrigado en cuanto a por qué una estudiante mayor como Elfiné se unió a su equipo. Y luego estaba la foto… La pregunta causó que la chica colgara la cabeza un momento antes de susurrar su respuesta.
—… Perdí el poder de mi Espada Sagrada.
—… ¿Eh?
Soltó Leonis sin pensar.
—¿A qué te refieres con eso…?
—Este no es el verdadero poder del Ojo de la Bruja.
Elfiné sacudió la cabeza.
—Solo es una habilidad limitada.
—¿En serio?
—Sí. Solía ser una atacante enfocada en el alto poder de fuego en lugar de una operadora.
—¿A-Alto poder de fuego?
Leonis no podía creer que fuera cierto tratándose de una chica amable, sensata y madura. Elfiné movió su mirada hacia la foto y la agarró.
—El Séptimo Escuadrón, del que solía formar parte, era un equipo habilidoso y equilibrado. Estábamos muy altos en las clasificaciones de la escuela, e incluso íbamos a misiones de subyugación de Voids. Pero entonces…
Pausó, respirando hondo.
—Hace seis meses, mi pelotón fue atacado por Voids durante la investigación de una ruina.
—…
Explicó que una manada astuta de Voids estuvo esperando en la ruina. El grupo de Elfiné fue atrapado en una emboscada, y para cuando se dieron cuenta era demasiado tarde. Poco después de que encontraran al enemigo, los Voids empezaron a emitir una poderosa señal que interfirió con las comunicaciones del pelotón y volvió un caos la cadena de mando. Los Voids tomaron las vidas de dos de los miembros del pelotón… Que Elfiné sobreviviera no fue nada más que una coincidencia afortunada.
Nadie la culpaba por abandonar a sus camaradas y huir. Después de todo, sobrevivir y llevar información de los Voids a la Academia Excalibur era la misión de un Espadachín. Aun así, no podía evitar culparse. Sobrevivir la llenó de culpa y ella se siguió torturando por eso. Por lo tanto, su Espada Sagrada perdió su poder original.
Los dedos de Elfiné temblaron mientras trazaban la espalda de Leonis. Cada uno de los orbes en el aire emitía una luz tenue, como si expresaran sus emociones…
—Fue cuando estaba en ese penoso estado que Riselia me encontró.
Riselia visitó a Elfiné una y otra vez después de que se encerrara en su habitación, rogándole que se uniera a su escuadrón.
—Al principio seguí diciendo que no, pero era tan seria que al final desistí, ¿entiendes…?
—… Sí, entiendo.
Tenía sentido para Leonis. Riselia parecía tener un extraño poder que le permitía meterse en ese tipo de situaciones. Tal vez era encanto… o algún tipo de carisma.
Elfiné quitó sus manos de la espalda de Leonis. La luz emitida por las esferas que los rodeaban cambió a un tenue color verde.
—Muy bien. Terminé de registrar tu información biológica. La sincronizaré con la terminal.
Se levantó y empezó a ingresar información rápidamente en una tableta.
—… Muy bien, así que “Tiene un rostro lindo, pero parece sorprendentemente embobado por los pechos”… Ya… ya veo…
Elfiné se dio la vuelta para mirar al chico con una expresión cambiada.
(… ¡Espera, ¿qué tipo de datos son esos?!)
—¿L-Los datos biológicos también incluyen ese tipo de cosas?
—Ser un pervertido es malo, Leo.
—¡L-Lo malinterpretas!
Elfiné lo regañó y Leonis protestó. Entonces, la mirada del chico de repente cayó en la pantalla de la otra terminal en la mesa. Esta mostraba un mapa del área alrededor de la Academia Excalibur. Eso le recordó que estaban investigando las aguas próximas por una supuesta colmena de Voids.
—Señorita Elfiné, ¿estaría bien si echo un vistazo a esa información luego?
—¿…? Claro, no me importa…
La joven inclinó la cabeza hacia un lado ante su solicitud.
◆
Leonis regresó a su habitación con una tableta de sobra que Elfiné le había prestado. Al parecer, tenía varias de ellas a mano.
(… ¿Será algún tipo de coleccionista?)
Abrió la puerta de su habitación. Cuando entró, pudo escuchar el tentador sonido del agua cayendo al fondo… Riselia parecía estar tomándose una ducha. Leonis dio una tos fuerte y seca y se sentó en su cama. Cuando sus dedos se acercaron a la tableta, hizo que el maná la traspasara. La pantalla se iluminó y un mapa con puntos rojos apareció en ella. Era información sobre ubicaciones de Voids vistos en los últimos meses.
(Así que hay una correlación…)
Ogro, trol, quimera, guiverno… Eran todos los nombres de monstruos que los ejércitos de los Señores Oscuros empleaban en su guerra contra la humanidad. Los Voids que Leonis vio tenían las características de algunas de esas bestias antiguas, y los más grandes parecían aparecer predominantemente alrededor de ruinas antiguas y campos de batalla. De entre todas las ubicaciones, de donde más Voids parecían provenir era un lugar debajo de los mares donde estaba ahora el Séptimo Jardín de Asalto. Aquí era donde una vez estuvo la Llanura de Sidón. Fue el lugar de una batalla entre los ejércitos de los Señores Oscuros y los Seis Héroes, el lugar de descanso final de incontables monstruos y no muertos así como del archisabio de los Seis Héroes, Arakill Degradios, quien se había fusionado con el Árbol Sagrado.
(… ¿Los Voids son monstruos del pasado que han sido transfigurados por algún tipo de poder?)
Creía que esta teoría era plausible, pero incluso si ese era el caso seguía conllevando más preguntas. Los restos de esos monstruos antiguos debían haber desaparecido hacía mucho…
(… Y los Voids que toman las ruinas también desaparecen luego de un tiempo.)
Los cadáveres de los Voids que Leonis había almacenado en su sombra habían desaparecido curiosamente sin dejar rastro.
(¿Los Voids son invasores de otro mundo o algún tipo de arma? Pero si son armas, son demasiado diversas. Sus razones para atacar a la humanidad también siguen siendo un completo misterio… Puede que tenga que investigar ese nido bajo el mar.)
Estos Voids podían resultar ser un gran obstáculo para el regreso de los ejércitos de los Señores Oscuros. Además, como el Rey de los Inmortales, tener a estas entidades sueltas por su territorio resultaba fastidioso.
Sintiendo de repente una presencia, Leonis apagó la pantalla de la tableta. La sombra a sus pies ondeó ligeramente.
—… He regresado, mi señor.
La sirvienta umbral, la Asesina Sombra Sherry, apareció en silencio en la habitación. La chica de cabello negro giró y se inclinó elegantemente.
—Oh, Sherry. Buen trabajo.
Le dijo Leonis agradecidamente.
—Sus palabras se desperdician en mí, mi señor.
—¿Así que reuniste algo de información concerniente al estado actual de la humanidad?
—Sí…
Sherry le dio a Leonis una gran bolsa de papel.
—¿Qué podría ser esto?
Preguntó el Rey de los Inmortales con recelo.
—Estos son dulces, mi señor. Creo que los llaman rosquillas.
—¿Umm?
Sherry abrió la bolsa y un aroma dulce flotó en la habitación.
—Tenga una.
—…
Leonis agarró una de la bolsa y la mordió.
—… ¿Cómo está?
—Está buena.
La dulzura del azúcar llenó su boca. Era un sabor que lo hacía querer beber té.
—También le he traído algo para beber.
—Qué considerada de tu parte.
—Se llama jugo de tapioca.
Tenía una textura extraña. Sherry también empezó a saborear una rosquilla.
(… Está bien, pero no dejes migajas en mi reino de sombra, por favor.)
—También he traído todo tipo de exquisiteces, como este helado que se estira…
Shary empezó a sacar una variedad de dulces de su bolsa de papel.
—Espera, espera…
—¿…?
—Ya es suficiente de comida, ¿tienes alguna otra información que compartir conmigo?
—…
—No me digas que pasaste todo este tiempo jugando afuera.
—…
La sirvienta umbral apartó la mirada, incapaz de encontrarse con los ojos de su amo.
—Bueno, está bien… Supongo que incluso su cocina es buen indicador del nivel cultural actual de la humanidad.
Leonis suspiró.
—Sin embargo, sí que reuní algo de información.
Sherry se aclaró la garganta.
—No hay nadie en esta ciudad que parezca saber sobre los Señores Oscuros…
—Umm, lo supuse…
De acuerdo con los datos reunidos por Sherry, los habitantes de esta ciudad al parecer no estaban familiarizados con los dioses de la antigüedad ni la guerra entre los Señores Oscuros y los Seis Héroes de hacía mil años. El hecho de que nadie supiera sobre una guerra tan grande era muy desconcertante cuando menos.
(Es como si alguien hubiera borrado el pasado de la historia…)
Leonis decidió que iría mañana a la biblioteca de la Academia Excalibur para investigar por sí mismo.
—… Entendido. Continúa tu investigación.
—Sí, mi señor.
Sherry asintió y… de repente giró en dirección del sonido del agua que caía en el baño.
—Veo que ha hecho a esa chica su subordinada.
—Sí.
Confirmó Leonis.
—Ah. Así que vuelve sus subordinados indiscriminadamente a todos los que se topa, mi señor.
Dijo Sherry con un puchero.
—¿Por qué te enojas?
—No sé de qué habla. Es un tonto, mi señor…
—¿Cómo puedes llamar “tonto” a tu amo? Ahora escucha y asómbrate…
—… ¿Qué pasa?
—Esa chica es una reina vampiro, el rango más alto que un subordinado no muerto puede lograr. Y despertó recientemente el misterioso poder de una Espada Sagrada, así que si la educo apropiadamente será una gran confidente para los recién reformados ejércitos de los Señores Oscuros.
Leonis esbozó una sonrisa fanfarrona, como si dijera “¡¿Qué te parece eso?!”. Sherry, sin embargo, simplemente frunció el ceño con más desagrado.
—Una confidente… ya veo.
—¿Sigues molesta por algo?
—Para nada. ¡Lo odio, mi señor!
Enojada, Sherry le dio la espalda y regresó a su sombra.
—… ¿Cuál es su problema? Nunca puedo entender lo que piensa esa chica.
Leonis dio un suspiro exasperado y subió a la cama. Miró sin parpadear al techo.
(… Aun así, este mundo sí que ha cambiado.)
Se vio abrumado de repente por la soledad, como si hubiera un hueco en su corazón ¿Ella realmente reencarnó en esta nueva era? ¿En serio podría reconstruir los ejércitos de los Señores Oscuros en este mundo desprovisto de demonios y monstruos…?
(… No, un Señor Oscuro como yo no puede permitirse ser tan asustadizo.)
Leonis sonrió irónicamente. Tendría que buscarla, y si eso significaba ocultarse en esta forma, entonces eso es lo que haría.
(Además, no es tan malo… Puede haber sido accidental, pero obtuve una poderosa subordinada vampiro. Puede ser inexperimentada, pero Riselia demuestra talento. Con la guía del Rey de los Inmortales, seguramente se volverá una prometedora sirvienta mía.)
Ahí es cuando escuchó la puerta del baño abrirse.
—¡¿…?!
Por reflejo, el Señor Oscuro miró a la puerta. Un precioso cabello plateado entró a su vista… Riselia, goteando, salió con una toalla de baño envolviendo su cuerpo.
—Oh, Leo. Puedes usar el baño ahora si quieres.
… ¿Sabes?, ¡eres demasiado ingenua!
Una vez más lo trató como un niño. Leonis estaba desesperado.
◆
Al día siguiente, temprano en la mañana… algo despertó en el fondo marino directamente debajo del Séptimo Jardín de Asalto. Era uno de los Seis Héroes, el que fue elogiado por ser el más sabio de toda la humanidad; el que, hacía mucho, desechó su forma humana para fusionarse con el Árbol Sagrado. Era el archisabio Arakill Degradios. Pero su forma desde hacía mucho había cambiado de lo que una vez fue, volviéndose un enorme semillero que producía seres de la nada: los Voids… Sin embargo. Una pequeña fracción del hombre una vez llamado archisabio aún permanecía dentro de esta nueva forma, y sintió el regreso de su jurado archienemigo.
—… Rey… de los… Inmortales… Reeeeeyyyyy… de los Inmortaleeees…
Un odio antiguo despertó un alma infectada de vacío. Las raíces del Árbol Sagrado se retorcieron siniestramente debajo del agua. Incontables Voids nacieron de los nudos en su tronco.
—¡Ooooooooooooooooooooooooh!
La multitud de Voids alzaron sus voces celebrando, desconocidos para los de arriba. Vitoreaban como alguien alabando el regreso de un rey…
◆
—Número 03 reportando. Cambio a gran escala en la corteza del fondo marino detectado…
—Entendido, Decimotercer Escuadrón. Procede con tu inspección, pero ten cuidado.
—Entendido… Espera, ¿qué es eso…?
Un equipo de investigación de Espadachines Sagrados, buceando con el poder de una Espada Sagrada tipo agua, levantó la voz, alarmado.
—¡Número 03, ¿ocurre algo?!
—¿Q-Qué… qué diablos es eso…? ¡Aaah, aaaaaaaaaah!
La vista ante los ojos del hombre sembró terror en su alma.
—Cálmate, Número 03. Por favor, responde…
—¿Todos esos… son Voids?
La voz aterrada del hombre desapareció en estática.
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