Ou-sama no Proposal 4

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Capítulo 4 – Cita 

Luego de la aparición de una enorme cantidad de Factores de Destrucción, Mushiki, todavía con la forma de Saika, visitó el área médica que se encontraba en la parte norte del Jardín.

La enfermería de la academia, de hecho, parecía más un hospital que una enfermería, puesto que era un gran edificio de cinco plantas. Estaba lleno de estudiantes que venían del campo de entrenamiento, todos reunidos en un solo piso. Aunque había muchos, ninguno tenía heridas graves realmente. Algunos tenían a lo mucho unos rasguños, por lo que estaban aquí para un chequeo de prevención más que para un tratamiento de heridas graves.

“… Ooh, Saika. Escuché que casi no la cuentan.”

Mientras Mushiki pensaba en todo eso, una chica vestida con lo que parecía ser una simple ropa interior y encima una gran bata blanca llegó caminando desde una de las habitaciones del fondo. Ella era uno de los pilares de los Caballeros de este lugar, Elluc Flaer. Mushiki había escuchado antes que, cuando no estaba peleando, ella por lo general era la encargada de esta área médica. 

“Ah, Elluc.”

Al llamarla por su nombre, los estudiantes de alrededor se pusieron en pie de forma recta. Aunque, al ver esto, Elluc simplemente agitó una mano envuelta por la enorme bata que cargaba.

“Tranquilos, no hace falta hacer eso. Los heridos como ustedes deben descansar.”

Elluc dijo eso con tranquilidad, luego dio una vuelta para ver todo lo que había en ese piso y terminó murmurando un “Fuum”.

“Sí que hay muchos estudiantes. Veamos…”

Elluc movió los dedos como si dibujara un patrón en el aire, y al hacerlo dos marcas rojas, parecidas a un tatuaje, aparecieron en su piel.

“Segunda Manifestación, Horkeu.”

En el momento que ella dijo eso, unas cuantas criaturas aparecieron a su alrededor. Eran animales peludos con unas marcas iguales a las que tenía Elluc en su cuerpo, lobos. Los diez lobos que aparecieron se movieron a la orden de Elluc y luego se acercaron rápidamente a todos los estudiantes reunidos en este piso. Entonces, estos olfatearon a los estudiantes para después comenzar a lamer sus heridas.

“¿Eh? ¿Q-Qué es esto?”

“Hya, hyajaja…”

Sintiendo cosquillas, varios de ellos comenzaron a reír a carcajadas.

“Tranquilos, solo esperen un poco.”

Dijo Elluc a los estudiantes, y al mismo tiempo las heridas lamidas por los lobos comenzaron a desprender una tenue luz… hasta que, finalmente, las heridas empezaron a sanar.

“…”

Mushiki se quedó perplejo ante tal escena. Kuroe, de hecho, ya se lo había contado antes, pero verlo y escucharlo en persona le provocó un tipo de sorpresa diferente.

“… Bueno, creo que los lobos pueden encargarse de los heridos en este piso. Saika, tú sígueme. Ya sé que ese tipo de Factores de Destrucción no te harían ni cosquillas, pero solo por si acaso te daré un vistazo.”

“¿Eh?”

“Me refiero a que, a diferencia de los estudiantes, no puedo dejar que los lobos revisen tu estado.”

“A-Ah, ya.”

Mushiki le hizo caso a Elluc y la siguió hasta su sala de examinación, una de las habitaciones al fondo de este piso. En la habitación había un escritorio y una cama; parecía una sala de consultas común y corriente. Elluc hizo que Mushiki se sentara en una de las dos sillas que había y ella luego se sentó en la que estaba al frente.

“Empecemos.”

Después, con toda la naturalidad del mundo, tomó el cierre de la ropa de gimnasia que traía Mushiki y lo bajó hasta el fondo. Como es natural, el torso de Mushiki quedó totalmente expuesto.

“¡¿…?!”

No pudo evitar sorprenderse por aquel acto aun si estaba concentrado en actuar como Saika. Al ver esto, Elluc mostró una leve expresión de duda, murmurando un “¿Umm?”. Por un momento, Mushiki pensó que tal vez sospechaba que su reacción no era la que tendría Saika, no obstante, no tardó en darse cuenta de que su mirada en realidad estaba dirigida hacia los voluptuosos pechos de Saika.

“¿Um? ¿Hoy no te pusiste ropa interior?”

“Ah…”

Mushiki dejó escapar una pequeña voz de sorpresa. La ropa que estaba vistiendo ahora mismo era el conjunto de gimnasia de chicas, pero no es como si se la hubiera puesto desde el inicio. Él entendía que nadie podía descubrir su verdadera identidad, pero no por eso iba a vestirse con ropa de mujer desde el inicio.

Según Kuroe, la ropa de gimnasia y el uniforme en sí estaba hecho de un hilo mágico, por lo que era posible transformar la ropa de hombre a ropa de mujer en cada cambio de género que él sufriera. Claro que eso solo afectaba a la ropa exterior, como camisas o pantalones, pero no a la ropa que desde el inicio no existía, pues esta magia no podía crear prendas. Y sí, como resultado, ahora mismo Saika estaba literalmente sin ropa interior.

“Aah. Pues hay una razón detrás de esto…”

Mushiki trató de pensar en alguna excusa que diría Saika, pero por más que pensara solo se le ocurrían excusas relacionadas con pereza, distracción o hasta alguna que otra rara y pervertida. Para su mala suerte, ninguna de esas eran excusas que diría Saika. Pero, en medio de su preocupación, Elluc mostró una sonrisa traviesa.

“Bueno, la ropa interior puede llegar a ser bien sofocante, así que te entiendo. Si no fuera porque Ruri no me deja hacerlo, preferiría no llevar nada debajo de esta bata.”

“… Jaja.”

Parecía que se había hecho una idea extraña, pero era mejor no decir nada que negarlo y levantar más sospechas, por lo que Mushiki se limitó a sonreír. Pero esa sonrisa no tardó en convertirse en sorpresa. ¿La razón?, sencilla. Elluc de repente se acercó al torso de Mushiki y comenzó a lamerlo.

“¡¿Hyaah?!”

Sin poder resistirlo, se estremeció y elevó un grito, lo que hizo que Elluc lo mirara con duda.

“¿Qué pasó? ¿Por qué gritas así?”

“Ah, es que… ¿Qué estás haciendo, Elluc?”

“Qué pregunta más rara. ¿Es que no es obvio? Te estoy examinando. El sudor puede llegar a decir más que cien palabras y…”

Y en medio de sus palabras, parecía que una duda la detuvo.

“Saika, ¿estás enferma o algo…?”

“¿Eh? ¿P-Por qué lo dices?”

“Pues porque tu sabor es diferente al que tienes usualmente.”

“¡…!”

Mushiki se asustó al escuchar las palabras de Elluc. ¿Acaso ella se había dado cuenta de que la persona que tenía en frente no era realmente Saika?

“¿Umm…? A ver, déjame probar otra vez…”

“Ah, espe…”

Elluc se lamió sus propios labios y luego se acercó otra vez a la barriga descubierta de Mushiki, aunque él trató de empujarle la cabeza para que no avanzara más. No podía permitir que siguiera “revisándolo”, puesto que eso podría dejar su identidad al descubierto. Sin mencionar que, desde hacía un rato, su corazón no dejaba de latir rápido con cada lametón. Era incluso posible que terminara transformándose en frente de Elluc.

“Hey, deja de hacer eso. Quédate quieta.”

“En serio, estoy bien, no tienes que…”

Y así, mientras Elluc y Mushiki forcejeaban dentro de la sala de examinación, alguien tocó repentinamente a la puerta.

“Lamento mucho la interrupción. Elluc-sama, ¿tiene un momento?”

Desde el otro lado de la puerta apareció y habló una mujer con ropa de enfermera. Elluc frunció las cejas un poco, la miró y luego se levantó de su asiento.

“Ya. Vuelvo enseguida, espérame aquí.”

Elluc le dio esas instrucciones a Mushiki y luego salió de la habitación. Al verla irse, Mushiki soltó un gran suspiro de alivio.

“Creo que… me salvé…”

Pero luego su cuerpo comenzó a brillar levemente y pasó del modo Saika al modo Mushiki otra vez. Al parecer volvió a transformarse. Pero fue justo a tiempo. Si la enfermera no hubiese llegado, probablemente se habría transformado en el mismo momento que Elluc hubiera vuelto a pasar su lengua por su piel. Aunque era muy pronto para cantar victoria.

Mushiki se sintió mal por Elluc, pero aun así trató de marcharse antes de que ella regresara. Pero en el momento en que trató de salir…

“Ya volví, Saika.”

“Ah.”

Al querer cruzar la puerta, Elluc efectivamente regresó en cuestión de nada. Al verla, él se asustó.

“¿Um?”

Elluc no sabía qué pasaba. Miró a toda la habitación, luego revisó el número de esta para confirmar que era la correcta y por último volvió a ver a Mushiki.

“¿Y tú quién eres? ¿A dónde se fue Saika?”

“Ah, Saika-san dijo que tenía asuntos urgentes por atender y se fue. Yo solo pasaba por aquí y me pidió que se lo dijera…”

Mushiko dijo eso para tratar de persuadirla, y ella simplemente suspiró.

“Y eso que le dije que me esperara aquí. Esa mujer hace lo que quiere, como siempre.”

A pesar de que él mismo pensaba que había dado una excusa bastante mala, a Elluc no se le hizo nada rara, por lo que Mushiki soltó un suspiro de alivio y luego hizo una reverencia.

“Con su permiso, debo irme…”

“¿Umm? Aah…”

Mushiki pasó al lado de Elluc, pero de repente se detuvo.

“Espera, chico.”

“¡…! ¿S-Sí?”

Mushiki tembló un poco por la sorpresa y luego se giró hacia Elluc, que lo veía de forma curiosa.

“Dime, ¿nos hemos visto antes en algún lugar?”

“N-No que yo recuerde. ¿Por qué lo pregunta?”

“Pues porque tu olor me suena de algún lado…”

Elluc murmuró un pequeño “Umm” y luego señaló a una de las sillas.

“Siéntate.”

“¿Eh?”

“Dije que te sientes. Tú también vienes del campo de entrenamiento, ¿no? Aprovechando que no tengo nada que hacer, haré una excepción especial y yo personalmente te examinaré.”

“¿Eh? Pero yo…”

“Tranquilo, será rápido.”

“Bueno…”

Mushiki consideró que negarse podría causar más sospechas, por lo que al final terminó aceptando y se sentó. Luego, algo ruborizado, se levantó la camiseta y mostró su torso. Estaba claramente avergonzado, pero el cambio de apariencia por su estado mental solo lo hacía pasar del modo Saika al modo Mushiki, por lo que no debía haber problema por ahora. Por eso Mushiki estaba preparado para el resto, pero Elluc por su parte no supo cómo reaccionar.

“¿Qué rayos estás haciendo, chico?”

“… ¿Eh? ¿Sus exámenes no los hace lamiendo el sudor de las personas?”

Respondió Mushiki. Elluc por un instante abrió y cerró los ojos varias veces para finalmente soltar una risa.

“Jajaja. ¿Saika te lo contó? Tranquilo, eso solo lo hago con ella.”

“… Ah, ya veo.”

Al parecer fue un malentendido por parte de Mushiki. Avergonzado, trató de volver a bajarse la camiseta de gimnasia. No obstante, rápidamente fue detenido por la mano de Elluc.

“Pero… aunque Saika te haya dicho eso, no puedo creer que decidieras levantarte la camiseta sin más y mostrarme el torso. Eres mucho más atrevido de lo que pareces, ¿eh? Bien… Supongo que las cosas suceden por algo, así que haré una excepción más y te lameré.”

“¿Eh…? Ah, ¡¿eh?!”

Mushiki gritó con sorpresa al escuchar lo que había dicho Elluc, mientras que ella por su parte se acercó al estómago de Mushiki con una expresión que se veía bastante indecente a pesar de su cuerpo y cara de niña pequeña.

“Muy bien… démosle una probadita.”

“Ah, espe…”

Sin espera alguna, ella le lamió la barriga a Mushiki, lo cual hizo que él soltara un pequeño grito.

“… ¿Um? ¿Y este sabor…?”

“¡…!”

Mushiki perdió el aliento por un instante al ver su reacción. Elluc ya había sentido algo extraño cuando lo lamió en su modo Saika, por lo que era probable que ahora sí se hubiera dado cuenta de algo.

“¿Ummm…? ¿Me habré equivocado? A ver, déjame darle otra probada…”

“¡C-Creo que mejor me voy…!”

“Ah, ¡espera!”

Mushiki trató de salir rápidamente de la habitación, pero Elluc lo tomó por la manga de su ropa de gimnasia.

“¡E-Estoy bien, en serio! ¡No estoy herido ni nada!”

“¡Eso no es lo que me importa! ¡Solo déjame lamerte y ya! ¡Vamos, quítate la ropa!”

“¡Kyaaaaaaaaaaa! ¡Ayudaaaaaaaaaaaa!”

“¡Agggh, te digo que no tomará nada! ¡Terminaré antes de que te des cuenta!”

Y así, ambos corrieron y forcejearon dentro de la habitación por un tiempo. Tanto era el escándalo, que las voces de ambos se escucharon hasta el pasillo, y como era obvio también fueron escuchados por todos los estudiantes que estaban allí. Luego de eso comenzó a correr el rumor de que la caballero Elluc trató de abusar de un estudiante, pero eso para Mushiki era la menor de sus preocupaciones ahora mismo.

 

“Te estaba buscando, Mushiki-san. ¿Dónde estabas?”

Diez minutos después de los acontecimientos en la sala de examinaciones, Mushiki caminaba tambaleante por el pasillo, y en eso Kuroe le habló.

“… Aunque me causa más intriga saber cómo es que te volviste a transformar en tan corto tiempo y también por qué tienes tan arrugada la ropa de gimnasia. ¿Acaso estabas haciendo algo indecente mientras yo no estaba? Sucio.”

Kuroe lo miró con una mirada de repudio, pero Mushiki negó moviendo la cabeza.

“No es lo que parece, Kuroe.”

Luego de explicarle todo lo sucedido, Kuroe entrecerró los ojos y mostró comprensión.

“… Ya veo. Así que eso pasó con la caballero Elluc. Solo por si acaso, no descubrió tu identidad, ¿o sí?”

Mushiki dijo que no y Kuroe suspiró de alivio. Pero esa expresión no duró mucho, puesto que casi de inmediato su rostro se llenó de incomodidad.

“Mushiki-san, tenemos que hablar de algo muy serio. Pero será mejor hacerlo en privado. Por favor, sígueme.”

“¿Eh? Ah, sí.”

Mushiki asintió y siguió a Kuroe a través del pasillo. Después, llegaron a una zona donde no había nadie y, luego de que Kuroe verificara que no había nadie a la vista, ella comenzó a hablar.

“… El departamento de investigación todavía no ha dado un reporte oficial del incidente que pasó hoy, pero es muy probable que esa aparición en masa de Factores de Destrucción haya sido provocada por alguien.”

“¿Eh…?”

Mushiki se sorprendió al escuchar las palabras de Kuroe.

“¿Dices que esos dragones nos atacaron bajo las órdenes de una persona?”

“No, no digo que esa persona los haya estado controlando, pero sí es probable que haya creado la situación aprovechando el momento oportuno para que estos aparecieran. También es probable que los haya transportado a todos a este lugar.”

“No puede ser. Es decir, los Factores de Destrucción son criaturas que vienen a destruir el mundo, ¿no? ¿Quién sería capaz de…?”

Mushiki no terminó sus palabras. Kuroe se dio cuenta de esta reacción y en respuesta asintió con la cabeza.

“Exacto. Eso es algo que ningún mago común y corriente puede realizar, y es que tampoco es algo que sea posible de hacer intencionadamente. Pero…”

Sí, Kuroe decía que había un pero en todo. ¿Y si el mago que provocó esto era el mismo que atacó a Mushiki y a Saika?

“Ahora que lo pienso, todo resulta muy extraño. Los Factores de Destrucción que aparecieron eran lo suficientemente débiles para ser derrotados, pero también lo suficientemente tenaces como para herir a los estudiantes antes de ser completamente aniquilados…”

“Entonces eso significa que…”

Mushiki dijo eso con sudor rodando por la mejilla, a lo cual Kuroe respondió.

“… Esa persona ya sabía que Saika-sama aparecería en el campo de entrenamiento. Es como si hubiera querido ver su cuarta manifestación, para comprobar que la Saika-sama que asiste a la academia es la verdadera.”

“¡…! Y-Yo…”

Mushiki apretó los labios al escuchar esas palabras. Sin embargo, Kuroe solo entrecerró los ojos y negó con la cabeza.

“No te tienes que sentir culpable por eso, no es tu culpa ni tu responsabilidad. Si no hubieras actuado, es muy probable que muchos estudiantes hubieran salido muy lastimados. Sin mencionar que, si la verdadera Saika-sama estuviera aquí, ella habría actuado de la misma forma. Más bien, siéntete orgulloso de haber sido capaz de realizar una cuarta manifestación en esa situación.”

“Ah, ¿verdad que sí? El cuerpo de Saika-san no deja de sorprenderme, es magnífico.”

“Qué curioso. Ahora que te escucho decir eso, me dan ganas de decirte que mejor sí te preocupes un poco por la situación.”

Kuroe soltó un suspiro mientras que Mushiki se cruzó de brazos y pensó.

“… Pero, volviendo al tema, esto es malo. Si todo eso lo ocasionó la misma persona, entonces…”

“Así es. Ahora esa persona sabe que Saika-sama se encuentra viva. No obstante, dudo mucho que se esconda para siempre. Supongo que no tardará demasiado en volver a mostrarse.”

“Además”, agregó Kuroe.

“Ahora que el enemigo sabe que Saika-sama está viva, podemos preparar un plan.”

“¿Qué tipo de plan?”

“Es sencillo. Tenemos que…”

Ante la pregunta de Mushiki, Kuroe explicó su plan detalladamente.

“… Ya entiendo. ¿Pero eso no sería muy peligroso?”

“Es probable. Sin embargo, si sale bien, podremos descubrir quién es nuestro enemigo. Por eso pienso que vale la pena intentarlo.”

Luego de decir eso, ella dio una pequeña vuelta sin moverse de donde estaba parada.

“Trataré de buscar más pistas en el campo de entrenamiento. Tú regresa a clase, por favor. Ahora mismo dudo que vuelvas a cambiar de forma aun si te excitas.”

“Ah, Kuroe…”

Mushiki trató de llamarla, pero Kuroe hizo caso omiso y se fue caminando por el pasillo.

“…”

Mushiki se quedó solo, en silencio y pensando por un rato, pero al final decidió que no valía la pena quedarse así y se dispuso a regresar al área médica. Pero…

“¡Mushiki!”

“¡¿Uaaah?!”

Pero en el momento que intentó hacerlo, alguien saltó hacia él desde atrás y lo tumbó sobre su trasero.

“Auch… ¿Q-Quién hizo eso?”

“Mushiki… Aah, qué bueno. ¡Qué bueno que estés bien!”

Luego de soltar un pequeño quejido, Mushiki vio a la chica que había trepado encima de él, Ruri, quien estaba respirando de alivio. Su respiración era como la de después de haber corrido a toda velocidad, y, de hecho, incluso su ropa de gimnasia estaba empapada de sudor. De reojo, se podían ver pequeñas lágrimas en sus ojos.

“¿Ruri…?”

“Por favor, deja de hacer que me preocupe así. No te encontraba por ningún lado, y por un momento pensé que…”

Se detuvo cuando se dio cuenta de que los demás estudiantes en el edificio y el personal del área médica los estaban viendo.

“… Ven aquí.”

Ruri se levantó y le dijo eso sin esperar respuesta, jalando a Mushiki del brazo. Luego, los dos salieron del edificio del área médica, se ubicaron en la parte trasera de este y finalmente Ruri lo soltó.

“Me sorprende que sobrevivieras a esa situación. Y yo que pensé que ya te habían matado.”

Dijo ella, esta vez con los brazos cruzados y una cara de pocos amigos. Mushiki no sabía qué pasaba.

“¿Eh? ¿Y a dónde se fue tu actitud de hace un rato? Y yo que pensé que estabas preocupada por mí…”

“¿Te golpeaste la cabeza o algo? Nunca he estado preocupada por ti.”

Ruri trató de desviar el tema dirigiendo una mirada mucho más hostil que antes.

“… ¿Ahora lo entiendes? Los magos de este Jardín estamos expuestos a ese tipo de peligros a menudo. No sé de quién o en dónde te enteraste de la existencia de este lugar, pero no sobrevivirás aquí. Mejor toma tus cosas y regresa al “exterior”. Vive una vida tranquila y olvídate de todo lo que viste aquí.”

Dijo ella, señalando a Mushiki con el dedo. Sin embargo, aunque ella tenía razón, Mushiki se negó.

“… Lo siento, Ruri. Sé muy bien que no soy muy fuerte que digamos, pero no puedo irme. Tengo razones para no hacerlo.”

“¿Razones? ¿Qué tipo de razones?”

Ruri puso una cara peor al escuchar la respuesta de Mushiki. Él sabía bien que no debía decir nada comprometedor, así que por eso decidió decirle otra de sus razones.

“Es que yo… tu hermano… estoy enamorado.”

“¿Ah?”

Al escuchar esas palabras de la boca de Mushiki, Ruri puso una expresión de confusión total, y luego…

“¡¿Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah?!”

soltó un grito tan fuerte que fácilmente llegó hasta el cielo.

“¡¿Q-Qué… qué rayos quieres decir con eso?! ¡¿Te refieres a que te enamoraste de alguien aquí en el Jardín?! ¡¿Entonces te volviste un mago solo por esa persona?!”

“Ah, sí. No exactamente así, pero más o menos es eso.”

“¿Qué…?”

Las cejas de Ruri no dejaban de temblar y su mirada era de confusión total.

“¡¿E-Es que acaso eres tonto?! ¡No puedo creer que decidieras lanzarte al campo de batalla por una tontería como esa!”

“Lo siento, pero para mí es una razón válida y valiosa.”

“…”

Ruri apretó los labios ante la respuesta de Mushiki… como si ella misma estuviera considerando válida esa razón. Pero rápidamente sacudió la cabeza para tratar de negarlo.

“No, de válida no tiene nada. Esa razón no es más que…”

Ruri trató de seguir con su negación, pero en ese momento Mushiki soltó un pequeño “Ah” por la boca, recordando algo.

“Es verdad. Ruri, ¿me podrías hacer un favor?”

“… ¿A-Ahora qué vas a decir?”

“Tengo planeado ir al exterior del Jardín este sábado. Si tienes tiempo, ¿querrías acompañarme?”

“… ¿Eh?”

Y una vez más, Ruri se quedó boquiabierta al escuchar las palabras de Mushiki. Pero luego, al darle un significado a esas palabras, rápidamente cambió su expresión a una de sorpresa. 

“¿Q-Qué rayos estás diciendo ahora? ¿P-Por qué yo…?”

“¿No puedes? En serio, solo puedo pedírtelo a ti y a nadie además.”

“¡¿Eh, eh…?!”

Y luego de esas palabras, su cara se puso roja al instante.

“N-No me digas que esa persona de la que estás enamorada soy…”

Después comenzó a murmurar algunas cosas mientras retrocedía lentamente.

“¿Ruri?”

“… ¡L-Lo pensaré…! ¡Pero solo lo pensaré, no te hagas ilusiones!”

Ruri gritó mientras señalaba con el dedo a Mushiki, y después rápidamente corrió a toda velocidad por la acera.

 

 

“¡Hizumiiiiiiiiiiiiiiii!”

Ese mismo día, después de clases, Ruri irrumpió con fuerza en su habitación de los dormitorios mientras gritaba. Hizumi, que al parecer había regresado primero a la habitación, se asustó y luego se giró hacia ella.

“¡¿Eh?! ¡Ah…! Ruri-chan. ¿Ya terminaste de informar sobre el incidente de hoy? ¿Cómo te fue?”

“¡E-Eso no importa ahora, hay una emergencia! ¡Una emergencia con Nii-sama!”

“¿Nii-sama? ¿Te refieres a Kuga-kun?”

“¡Sí, el mismo! ¡M-Mi hermano me invitó a una cita!”

“¿A una cita… entre hermanos? Aunque, bueno, tampoco es raro que dos hermanos salgan juntos a pasear…”

“¡Es una cita sin lugar a dudas! ¡Él me dijo “Ruri, me gustas, por eso vine a este Jardín”!”

“¿Eh…? ¡¿Eh?!”

Hizumi mostró un rostro de estupefacción al escuchar las palabras de Ruri.

“Y-Ya veo… Así que tu hermano te invitó a una cita… Solo por si acaso, ¿de qué forma lo hizo?”

“Pues primero me miró a los ojos y me dijo “Ruri, te necesito”… cerca de una pared… No, de hecho, creo que me estaba arrinconando contra la pared… ¡Es más, creo que hasta me levantó la barbilla mientras me lo decía!”

Hizumi se ruborizó levemente y luego se acercó a Ruri con interés.

“G-Guau… Kuga-kun es mucho más atrevido de lo que parece…”

“¡¿Q-Qué debería hacer?! ¡Yo nunca he ido a una cita!”

“Pues la verdad es que yo tampoco, así que no sé qué decirte… Espera, primero lo primero, déjame preguntarte algo: ¿ya decidiste ir a esa cita?”

“¡Pues claro! ¿Eh? ¿Por qué diría que no? Es decir, mi hermano me invitó a salir, ¡¿acaso existe alguna otra respuesta que no sea “sí”?!”

“Ya, es que lo digo porque, ya sabes… tu actitud hacia él es bastante dura.”

“Es que… ¡tengo mis razones! ¡Además, ese es otro tema y este son totalmente diferentes!”

“Y-Ya…”

Hizumi se rascó la mejilla con incomodidad, pero hizo otra pregunta para retomar el tema.

“Bueno… ¿Y cuándo será esa cita?”

“¡Este sábado!”

“El sábado… Entonces será en fin de semana, así que no creo que debas usar el uniforme. ¿Qué tal si primero eliges la ropa que te pondrás?”

“¡Es verdad! ¡Sabía que podía contar contigo, Hizumi! ¡Eres toda una anciana con el cuerpo de una adolescente!”

“Eso último no hacía falta que lo dijeras, la verdad~”

A Hizumi no le gustó mucho lo que escuchó, pero Ruri no se dio cuenta de esto y simplemente abrió su closet. Luego, empezó a seleccionar cuidadosamente su ropa interior.

“El color de la parte de arriba y abajo debe coincidir como siempre, eso sí… ¿Debería ir con el típico color azul…? ¿O dar un paso adelante e ir con un color negro…? ¡¿O qué tal si decido sacar esa lencería con ligueros que compré por si se presentaba esta situación?!”

“Espera, Ruri-chan, te estás adelantando demasiado.”

“¡…! Sí, es verdad, creo que me dejé llevar por la emoción. El duelo de la ropa interior no siempre lo gana la ropa sexy, sino también una ropa interior blanca que denote pureza.”

“No me refería a eso.”

“Siempre me haces ver las cosas muy claras, Hizumi. En serio, le agradezco al cielo por haberte puesto en mi camino…”

“Por favor, piensa un poco en tu amiga que te está escuchando darle las gracias al cielo.”

Con un poco de sudor rodando por su mejilla, Hizumi siguió con la planificación.

“Es más, ¿por qué eliges primero la ropa interior…? Es decir, ¿no deberías elegir primero la prenda que te pondrás por fuera…? Ahora que lo pienso, ¿habrá alguna oportunidad de que tu hermano te vea en ropa interior?”

“Pues claro… estamos hablando de mi hermano. Él solo tiene ojos para mí.”

“Q-Qué pervertidillo…”

Por un momento, Hizumi se tapó la boca con la mano mientras se sonrojaba toda, pero rápidamente sacudió la cabeza y regresó a la realidad.

“Escúchame bien, ¿de acuerdo? Mira, si esa es tu decisión, yo te apoyaré en todo lo que pueda, pero no debes dejarte llevar por el momento. Tienes que valorarte mucho, mucho a ti misma, ¿de acuerdo…?”
“Está bien… Te juro que los regalos que daremos en la boda serán de catálogo y no platos baratos…”

“¡Deja de adelantarte a los hechos!”

Hizumi no pudo más y gritó con todas sus fuerzas.

 

 

Y así, al día siguiente, a las 9:30 de la mañana…

“Llegó la hora.”

La caballero Fuyajou Ruri, vestida con su armadura de hoy, un lindo vestido de una sola pieza, salió del Jardín hacia su batalla. Una vez que dejó listo todo para su salida, cruzó las puertas, y el enorme edificio escolar y varias edificaciones más con todo tipo de instalaciones se transformaron en un campus escolar común y corriente. Por supuesto, no es que se hubieran transformado realmente, sino que simplemente se aplicó una magia de espejismo para que las personas de afuera no se dieran cuenta de cómo lucía el Jardín realmente.

Ruri volvió a ver hacia delante y, luego de soltar un suspiro para calmar los nervios, caminó recto. El lugar al que se dirigía era una plaza que quedaba frente a la estación; ese era el lugar de encuentro con Mushiki. Además, como habían quedado a las 10 de la mañana y llegar allí solo le tomaría unos quince minutos, tenía tiempo de sobra. Pero, aun así, ella no podía dejar de pensar en lo que pasaría hoy, tampoco aminorar el paso al que caminaba, por lo que podría llegar incluso más temprano de lo planeaba. Y lo que es peor, un poco más y hasta comenzaría a saltar para recorrer más espacio. Sin embargo, esto era algo inevitable para ella. Después de todo, hoy iba a tener una cita con Mushiki.

“…”

No obstante, unos segundos después, Ruri logró frenar aquellos sentimientos con un autocontrol de acero. No debía permitir que su emoción le ganara, porque no podía dejar que Mushiki la viera así, pues ella pensaba que, si lo hacía, él dejaría de tomarla en serio. Y es que una cosa no tenía nada que ver con la otra. Ruri aceptó felizmente la cita con él, pero su idea de echarlo del Jardín seguía inamovible. Por eso debía actuar tan serena y seria como de costumbre. No importaba si se divertía o cuánto, debía guardar esos sentimientos en su interior y de forma muy profunda. Pero…

“¡…!”

Luego de caminar exactamente quince minutos y ver a Mushiki en el lugar de reunión, su corazón se estremeció tanto que hasta olvidó aquello que se había determinado a hacer hacía unos instantes. En eso, Mushiki notó la presencia de Ruri y giró su rostro hacia ella.

“… Ruri.”

“¡…!”

Con solo escuchar su nombre viniendo de él, Ruri no pudo evitar estremecerse. No obstante, trató de mantenerse serena, respondiendo de forma malhumorada.

“¿Qué? ¿Te vas a quejar de algo? Personalmente, estoy esperando a que me agradezcas por al menos haber venido.”

Mushiki estaba sorprendido, pestañeando una y otra vez mientras veía a Ruri de arriba abajo.

“Solo me sorprendiste. Estás muy hermosa.”

“¡¿…?!”

La respuesta fue tan inesperada que se quedó helada, pero con las mejillas rojas. Pero luego rápidamente se dio una buena bofetada en ambas mejillas.

“¿R-Ruri?”

“No pasa nada, solo era un mosquito. Por cierto…”

Ruri de repente detuvo sus palabras, comenzando a pestañear sin poder creer lo que estaba viendo. ¿La razón?, sencillo. Se había quedado viendo a cierta persona conocida que estaba justo detrás de Mushiki… la sirvienta personal de Kuonzaki Saika, Karasuma Kuroe.

“Buenos días.”

Kuroe saludó haciendo una reverencia respetuosa. Ruri, en respuesta, simplemente se inclinó un poco y respondió.

“¿Um? Aah, ya. Buenos días.”

Y después de unos pocos segundos…

“… ¿Eh? ¡Un momentooooooooooo!”

Ruri soltó un grito con toda la fuerza que su garganta le permitió.

 

“Uuh, ¿qué haces, Ruri?”

Mushiki se estremeció instintivamente al escuchar el grito de su hermana.

“¡Eso es precisamente lo que te quiero preguntar a ti! ¡¿Qué hace Kuroe aquí?!”

“¿Pues qué si no? Está aquí porque quedamos en salir juntos, ¿no?”

“¡¿Disculpa…?!”

Ruri se sorprendió todavía más al escuchar eso de Mushiki. Pero no terminó ahí, pues ella se puso a murmurar cosas al mismo tiempo que sus dos brazos comenzaron a temblar.

“¿Qué rayos está diciendo…? En serio, ¿qué es todo esto…? ¿Salir juntos… los tres? Espera, ¿eso significa que la persona que “te gusta” no soy yo, sino Kuroe? Pero, en ese caso, ¿por qué invitarme a mí…? ¡Ah, ¿acaso planea enseñarme cómo se pone de cariñosito con Kuroe…?! N-No, espera, espera, guarda la calma, Fuyajou Ruri. Un mago no debe entrar en pánico tan fácilmente… Piensa en todas las posibilidades existentes de forma minuciosa…”

Ruri se puso una mano en la frente y comenzó a pensar con una expresión muy seria en su rostro. Mushiki por su parte no entendía nada de lo que ella decía o estaba haciendo, a excepción del hecho de que se sorprendió al ver a Kuroe aquí. No obstante, eso a su vez también era algo difícil de entender. Después de todo, Kuroe necesitaba estar aquí para poder llevar a cabo la “investigación” de hoy. Mushiki entonces recordó la conversación que había tenido con Kuroe aquel día después de que la escuela fuera atacada por un gran número de Factores de Destrucción.

(… En realidad, existe la posibilidad de preparar una contramedida gracias a que ahora el enemigo sabe que Saika-sama sigue con vida.)

(¿Una contramedida?)

(Exacto. Hablo de investigar las afueras del Jardín. Hasta ahora me parecía una idea a evitar dado que no sabíamos si el enemigo estaba al tanto de la supervivencia de Saika-sama o no. Pero, ahora que ya lo sabe, la situación ha cambiado. Sería prudente dirigirnos rápidamente al lugar donde Saika-sama fue atacada y buscar algún tipo de rastro mágico. Aunque de preferencia quisiera que algún caballero nos escoltase…)

Luego de que Kuroe se fuera, apareció Ruri, por lo que Mushiki aprovechó la oportunidad para pedirle ese favor. Kuroe, al escuchar eso, sorprendentemente elogió a Mushiki por su reacción tan veloz. Aunque, al ver la reacción de Ruri, Kuroe se puso una mano en la barbilla y soltó un pequeño “Umm” con la boca. Rápidamente se dio cuenta de algo y pegó su cuerpo al de Mushiki.

“… Acepté venir por tu insistencia, pero tal parece que la idea no es del agrado de Ruri-san. No es la mejor idea de todas, pero está bien, vayamos nosotros dos solos.”

“¿Eh?”

“¡¿Qu…?!”

Ruri se quedó atónita al escuchar esas palabras, y más cuando Kuroe puso énfasis en “ir solos”.

“¡¿P-Por qué dices eso?! ¡Yo no he dicho que no vaya a ir!”

“Oh, por favor, no tienes que ser tan considerada. No te preocupes, yo me encargaré de escoltar a mi amorci… digo, a Mushiki-san como se debe.”

“¡¿Amorcito?! ¡¿Estuviste a punto de decirle amorcito?!”

Ruri perdió los estribos y gritó eso mientras se rascaba el cabello. Después, rápidamente trató de separar a Kuroe de Mushiki.

“… ¡Aah, por Dios, está bien, ya entiendo! ¡Bueno, en realidad no entiendo nada, pero iré con ustedes! ¡Es eso lo que quieren, ¿no?!”

Al final, entrecerró los ojos y aceptó la propuesta. Mushiki todavía no tenía ni idea de lo que acababa de pasar, pero al oírla decir eso suspiró de alivio.

“En serio, me alegra que lo digas. Por un momento me asusté, porque en serio quiero que me acompañes.”

“¡Mmm, guf, cof!”

Ruri soltó una fuerte tos al ver a Mushiki decirle eso con una sonrisa, mientras que Kuroe, quien estaba presenciando todas las reacciones de Ruri, le dijo a él en voz baja…

“… Parece que todo salió como lo planeé.”

“Kuroe… ¿por qué hiciste todo eso?”

Siguiendo el juego, Mushiki también le habló en voz baja. Kuroe al escuchar su pregunta asintió y le respondió.

“Lo que sucede es que parece que hubo un pequeño malentendido aquí. De haber seguido así, muy probablemente ella se habría enojado y regresado a la escuela, así que la provoqué un poco para que eso no pasara.”

“Aah, ahora entiendo…”

“Aunque eso no es todo.”

“¿Eh?”

“Las reacciones de la caballero Fuyajou son muy divertidas de ver.”

“…”

Mushiki sintió que tal vez esa era la razón principal detrás de las acciones de Kuroe… pero decidió no pensar en ello.

Ruri, que finalmente parecía haber recuperado la compostura, se los quedó viendo mientras los dos seguían hablando en secreto.

“… ¿Y bien? ¿Precisamente a dónde vamos? ¿Al cine o al acuario? ¿O simplemente tomaremos el paseo más común e iremos al parque de atracciones?”

“¿Eh?”

Mushiki no supo cómo reaccionar a lo que Ruri estaba diciendo. Al ver eso, ella hizo un puchero y se quejó. 

“¿Ah? Eres tú el que me invitó, ¿no me digas que no planeaste nada? No tienes remedio…”

“N-No es eso. Es solo que el plan no era ir a esos lugares. Ya tenemos otro lugar al que debemos ir.”

“¿Otro lugar al que debemos ir…?”

Ruri repitió las palabras de Mushiki y, luego de tomarse unos segundos para descifrar esas palabras, rápidamente se dio cuenta de algo y su cara se puso roja y su respiración se volvió más forzada.

“¡¿Q-Qué rayos estás diciendo?! ¡No podemos ir a ese lugar, y menos cuando Kuroe está con nosotros!”

“¿…? Pero la necesitamos también.”

“¡…! ¡¿Ella entrará con nosotros…?! ¿Eh? ¡¿No me digas que ella vino solo para ver cómo lo hacemos?! ¡¿O es para que ustedes me muestren cómo lo hacen?!”

Ruri no dejaba de sudar por la confusión. Mushiki, aún sin entender nada, extendió la mano hacia ella.

“¿Qué haces? Vamos.”

“¿Eh? Ah, b-bueno…”

Ruri acortó la distancia entre ambos, y de forma muy natural tomó su mano… para luego darse cuenta de lo que había hecho y estremecerse. Mushiki también se dio cuenta de que había tomado su mano, como solía hacer siempre.

“Ah, perdón. Es verdad, olvidé que ya eres toda una estudiante de preparatoria.”

“¡…! ¡E-Eso no importa! ¡Si estás tan desesperado por querer tomar mi mano, no te detendré!”

“Bueno, si tú no quieres no tienes que…”

“¡Si tú! ¡Estás tan! ¡Desesperado por tomar mi mano! ¡¡No te detendré!!”

Ruri repitió esas palabras con más fuerza, como si fuese algún tipo de imposición. Mientras hacía eso, Kuroe aprovechó el momento para pasarse al lado contrario de Mushiki y tomar su mano izquierda.

“No hay tiempo que perder.”

“Ah, sí.”

“¡¡Un momentooooooooooo!!”

Pero cuando Mushiki y Kuroe estuvieron a punto de retomar el paso, otro grito de Ruri los detuvo.

“¿Qué haces…? ¡¿Qué rayos haces, Kuroe?!”

“Pues lo que estás viendo.”

Kuroe respondió de forma serena, mientras que Ruri apretó con fuerza los dientes, soltando un “Guuh” de resentimiento por la boca. Pero no pasó mucho hasta que tomó el valor que necesitaba para unir su mano con la derecha de Mushiki.

“… A-Andando.”

“¿Eh…? Y-Ya…”

Ruri dijo eso con la cara sumamente ruborizada. Así, Mushiki empezó a caminar, sin entender cómo es que de un lado estaba tomando la mano de Ruri y del otro la de Kuroe.

Los tres salieron de la plaza frente a la estación y caminaron por una calle concurrida. Como era de esperarse, la atención de las personas estaba puesta sobre Mushiki, quien literalmente llevaba un par de hermosas flores en las manos, pero eso no era lo más importante para él ahora, sino aquel sentimiento, la nostalgia de estar nuevamente “afuera”. Podía ver otra vez el paisaje que siempre había visto, un paisaje urbano nostálgico. Aunque solo habían pasado unos pocos días, sentía como si hubiera estado alejado de este lugar por mucho tiempo. Sin pensarlo, miró hacia el cielo y respiró hondo. El aire, al igual que una extraña sensación de nostalgia, llenó sus pulmones.

“Ah…”

Luego de caminar un rato, Ruri soltó un pequeño “Ah” al encontrar algo que llamó su atención. Lo que ella estaba viendo era un carro de crepas.

“¡En serio, no tienes remedio! ¡Si tanto insistes en que pruebe uno, te cumpliré ese deseo!”

“¿Eh? Pero yo no he dicho nada… ¿Quieres uno?”

Mushiki puso una sonrisa forzada ante las palabras de Ruri y ella hizo un puchero mientras desviaba la mirada.

“… ¿No se supone que deberíamos comer cosas como esta en este tipo de situaciones?”

“… ¿Eh? No creo que en este tipo de situaciones se tenga que comer algo.”

Ruri y Mushiki se quedaron confundidos por las palabras del otro. Sin embargo, para él estaba claro que Ruri quería comer una crepa, y tampoco tenía ninguna razón específica para decir que no a la idea. Solo por si acaso, miró a Kuroe para confirmar si estaba de acuerdo o no, y ella rápidamente se dio cuenta de esto, a lo que entrecerró los ojos y asintió.

“Bueno, aprovechemos que tenemos un puesto en frente y compremos unas.”

“¡¿En serio?!”

Al escuchar la respuesta de Mushiki, la cara de Ruri rápidamente deslumbró de alegría, pero, al darse cuenta de esto, rápidamente volvió a su expresión malhumorada de siempre.

“B-Bueno… pero que sea solo por esta vez, ¿bien? De todos modos, después de esto haré que te echen del Jardín, así que solo será por esta ocasión, ya sabes, como la última cena.”

Ruri agregó palabra tras palabra como si las fuera recordando en el acto, mientras que Mushiki sudó de la confusión.

“¿Qué estás diciendo…? En fin, ¿qué sabor quieren?”

“… Yo de fresas y crema.”

“Yo uno de banana y chocolate.”

Ruri y Kuroe respondieron su elección luego de mirar el menú del puesto de crepas. Mushiki también lo miró, y luego de pensárselo por un rato tomó su decisión.

“Umm, creo que yo también pediré uno de fresas y crema.”

“… ¡Yeah!”

Al escuchar la elección de Mushiki, Ruri por alguna razón hizo una pose de victoria y, no contenta con eso, miró a Kuroe como un ganador miraría a un perdedor.

“Aah, bueno, eso tampoco es que sea raro, ¿no crees~? Ya sabes, hemos estado años separados, pero por algo somos hermanos, ¿no~? Es muy normal que tengamos los mismos gustos, ¿no te parece~? Oh, vamos no te sientas triste, ¿qué le podemos hacer~?”

“…”

Kuroe por su parte no tuvo ninguna reacción ante esto. Ella tenía la misma expresión que de costumbre… aunque por alguna razón se veía un tanto irritada.

“B-Bueno… si no han cambiado de parecer, voy a pedirlos.”

Luego de pedirle la orden al vendedor y recibir las crepas, los tres decidieron comer en unos bancos cerca de allí. Como ahora tenían que sostener las crepas, ya no estaban tomados de las manos, aunque Ruri de todas formas se sentó al lado derecho de Mushiki mientras que Kuroe se sentó a su izquierda.

“Bueno, buen provecho… Amm, mm….”

Mushiki mordió la crepa bañada en crema y con varias fresas por encima, y rápidamente una dulzura y un leve sabor ácido llenó su boca.

“Mmm… No recuerdo cuándo fue la última vez que comí una crepa, pero sí que está deliciosa.”

“Sip, está muy rico. Pero contigo aquí sabe mucho mejor, Nii-sama.”

“¿Eh?”

“Dije que te dieras prisa en renunciar a ser un mago y abandones el Jardín.”

“¿Eh? ¿En serio dijiste eso?”

Mushiki quedó confundido por las palabras de Ruri, y Kuroe, que estaba comiendo su crepa de banana y chocolate a la izquierda de Mushiki, se giró hacia él.

“Mm, me pregunto qué tal sabrá esa crepa. Mushiki-san, ¿te importa si intercambiamos una mordida?”

“Ah, claro, adelante.”

Mushiki asintió y acercó levemente su crepa a Kuroe. Al mismo tiempo, ella también acercó la suya a Mushiki. Luego, tanto él como ella mordieron la crepa del otro al mismo tiempo.

“¡¿U-Uaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah?!”

Al ver eso, Ruri se levantó gritando con la misma expresión de un personaje dentro de una película de terror.

“Uaah, me asusté. ¿Y ahora qué sucede, Ruri?”

“¡Eso mismo te pregunto yo! ¡¿Qué creen que están haciendo?! Es como si fueran eso… ¡ya sabes, eso!”

La cara de Ruri se puso totalmente roja mientras señalaba con el dedo a Mushiki y Kuroe. Al ver eso, él se dio cuenta de lo que quería decir.

“Es verdad. Ahora que lo dices…”

“Ya… La verdad es que no tiene sentido preocuparse tanto por un beso indirecto a estas alturas.”

“¡¿A estas alturas?! ¡¿A qué alturas te refieres?!”

Ruri se desesperó al ver a Kuroe decir eso con tanta tranquilidad. Ella por su parte primero suspiró y luego siguió con sus palabras.

“Ruri-san, si saltaras a un lago, ¿te preocuparía si de repente llueve y te mojas?”

“¡No es momento de usar metáforas con significado oculto!”

Ruri volvió a gritar y luego apretó los dientes con frustración, aunque al final terminó por acercar su crepa a Mushiki.

“¡Mushiki, prueba el mío también, yo probaré el tuyo!”

“¿Eh? Pues si eso quieres… Aunque tienen el mismo sabor.”

“¡¿Ah…?!”

Al escuchar eso, Ruri se quedó perpleja.

“¡M-Me tendiste una trampa, Kuroe…!”

“Qué irrespetuosa.”

Dijo Kuroe, entrecerrando los ojos con una actitud de disconformidad. No obstante, esto le importaba poco a Ruri, quien luego de terminarse rápidamente su crepa corrió al mismo puesto a comprar otro. Al regresar, y luego de darle una mordida, se lo ofreció a Mushiki.

“¡Ahora elegí uno de mango tropical! ¡Ya con esto tenemos crepas de diferentes sabores…!”

“Ah, pues sí…”

Mushiki respondió y, aunque se sintió algo presionado, mordió la crepa de Ruri. Acto seguido, ella mordió la de Mushiki.

“… Ejeje.”

Ruri sonrió de alegría y luego siguió comiendo felizmente la crepa que tenía en la mano.

“…”

Mushiki se preocupó un poco por la cantidad de golosina que estaba comiendo Ruri… pero más que eso sintió una gran nostalgia al verla comer con una sonrisa tan inocente.

 

 

Y así, luego de que Mushiki y las dos chicas caminaran durante tres horas en una salida que se suponía duraría solo treinta minutos, llegaron al parque que estaban buscando. El camino hasta aquí fue de lo más común, exceptuando los desvíos para comer, el de para ver tiendas y el del centro de videojuegos donde se tomaron unas fotos.

“… Kuroe, creo que por aquí es donde estaba antes de ser absorbido por ese extraño mundo que te mencioné.”

Los tres se sentaron en unos bancos que estaban en el parque, y luego de que Mushiki bebiera un poco del té helado que compró en una máquina expendedora, le dijo eso a Kuroe al oído para que Ruri no los escuchase. Kuroe asintió y luego se puso de pie.

“Ruri-san, si me disculpas, tengo que ir al tocador.”

“Ah, está bien. Aquí te esperamos.”

“Gracias.”

Antes de irse, miró de reojo a Mushiki. Entendiendo su mensaje, él rápidamente se levantó del asiento.

“Ah, yo también quiero ir.”

“¿Eh, tú también? ¿No crees que has bebido mucho líquido hoy? ¿Estás bien? ¿Ya te quieres ir del Jardín?”

Ruri dijo eso con duda, y su insistencia de que dejase la escuela ya hasta se había convertido en una muletilla al final de sus oraciones. Mushiki se fue despidiéndose de Ruri con la mano, caminando junto con Kuroe hacia los baños. Luego, cuando ya nadie los veía, los dos salieron sigilosamente del parque. Ambos comenzaron a caminar rápidamente hacia el lugar que buscaban.

“… ¿En serio deberíamos alejarnos tanto de Ruri?”

“La verdad es que es muy arriesgado, pero tampoco podemos dejar que nos vea mientras investigamos el lugar. Será mejor darse prisa.”

Mushiki asintió levemente a las palabras de Kuroe y avanzó con cuidado. Así, rápidamente llegaron al lugar que habían estado buscando.

“… Es por aquí.”

Kuroe se detuvo y dijo eso mientras miraba a su alrededor. Eso dejó un poco desconcertado a Mushiki.

“¿Cómo lo sabes?”

“Intuición.”

Kuroe respondió eso con la misma expresión y tono de siempre.

Este lugar estaba entre el camino que llevaba a la escuela y su casa, y era sin lugar a dudas el sitio donde Mushiki se encontraba antes de perderse en el laberinto de la ciudad. Este lugar era muy poco transitado debido a que estaba lejos de la zona comercial; solo se podía escuchar el sonido del viento movimiento las hojas de los árboles. Mushiki no podía ver nada raro en este lugar, pero pensó que tal vez Kuroe tenía algún otro método de búsqueda que él no conocía.

“…”

Kuroe miró con total concentración a todas las direcciones, luego se agachó y tocó el suelo con los dedos.

“Es necesario que investiguemos más a fondo. Mushiki-san, necesito tu ayuda.”

“Claro. ¿Qué tengo que hacer?”

Mushiki respondió, y entonces Kuroe se levantó y comenzó a caminar. Él simplemente se limitó a seguirla.

“Ummm… ¿Kuroe? ¿Haremos lo que estoy pensando?”

“Exactamente. Necesito que te transformes en Saika-sama y luego disperses tu poder mágico por la zona. Al usar tu poder mágico como catalizador, podré recoger los restos de ondas de isomorfismo que queden en este lugar. Si las encontramos, también deberíamos poder encontrar los rastros de la cuarta manifestación que se usó en esta zona.”

“Ya, eso lo entiendo, pero por aquí pasa gente… Además, Ruri nos está esperando. Será complicado regresar a mi forma original luego de cambiar al modo Saika.”

“No te preocupes, de seguro lo harás fácil.”

“Qué cruel eres.”

“Deja de quejarte y acerca esos labios, te convertiré en una chica.”

“Deja de decir cosas que se puedan malinter… Mmm.”

En medio de sus palabras, Kuroe tomó a Mushiki por el cuello de la camisa y lo besó a la fuerza. Inmediatamente, su cuerpo comenzó a ponerse caliente, para después brillar con una tenue luz y así cambiar su figura a la de Saika. Al mismo tiempo que sucedía su transformación, su ropa, que estaba hecha con tela espiritual, también cambió, transformándose en ropa de mujer.

“Y hoy nuevamente yo, la Bruja de Colores Resplandecientes, Kuozaki Saika, desciendo sobre este mundo.”

“¿A qué viene esa frase increíblemente bochornosa?”

“Ah, es que pensé que no vendría mal tener una frase súper genial para momentos como este.”
“No es necesario… Empecemos de una vez. Párate en el centro, por favor.”

“Bien. Por cierto… ¿y cómo se supone que debo esparcir mi poder mágico?”

“Como mencioné anteriormente, actualmente todavía no puedes controlar a la perfección el poder mágico de Saika-sama, por ende ese poder mágico sale de tu cuerpo poco a poco y de forma inconsciente, lo que quiere decir que ahora mismo solo tienes que estar parado y ya. Y, por favor, en serio, no trates de hacer nada más. Me da miedo pensar que pueda volver a suceder algo como lo que pasó en clase.”

“Fuum.”

Mushiki respondió y, luego de pararse en el sitio que Kuroe le indicó, hizo una pose de modelo.

“Párate normal.”

“¿Eh? Pero…”

“Normal, por favor.”

Kuroe repitió sus palabras y, aunque algo deprimido, Mushiki le hizo caso. Al parecer, a él esa pose le parecía genial.

“Empezaré.”

Kuroe extendió una mano hacia delante, tomó una bocanada de aire y recitó.

“Primera manifestación, Ojo de Interrogación.” 

Al hacerlo, un emblema del mundo apareció alrededor de su cuello, como si fuera un collar, y seguido de eso, sus ojos comenzaron a brillar.

“¡…! Kuroe, ¿qué es eso?”

“Una magia que me permite analizar la estructura y composición de una persona u objeto. No olvides que yo también soy una maga del Jardín.”

Luego de decir eso, utilizó sus ojos envueltos en luz para ver cuidadosamente el espacio que rodeaba a Mushiki.

 

“Fun fun fun fun fun, la la la la lalala~ ♪”

En el banco del parque, Ruri estaba tarareando una canción mientras movía ligeramente la botella de té en sus manos. La razón era más que obvia, y es que justo ahora se encontraba en medio de una cita con su hermano.

Habían pasado muchos años desde la última vez que salió con su hermano; tal vez aquella última vez había sido cuando todavía estaba en primaria. Hoy no habían hecho gran cosa, simplemente caminaron por delante de un montón de tiendas y de vez en cuando comieron algo. Pero, para ella, el simple hecho de estar con Mushiki ya hacía que todo eso fuera extremadamente divertido. Es más, la diversión había comenzado varios días atrás, desde que Mushiki la invitó, y fue tanta la emoción que no había podido dormir bien recientemente.

“… Ah. Un momento, debo guardar la calma.”

De repente, Ruri se puso seria y se dijo eso a sí misma. Era verdad que estar con Mushiki le resultaba divertido, eso era un hecho innegable. Pero no podía emocionarse demasiado, pues él podría malinterpretar eso como si ella estuviera aceptando que se quedase en el Jardín, y entonces Mushiki no se tomaría tan en serio sus palabras. Ruri se dio cuenta de esto y se golpeó las mejillas un par de veces para recuperar los estribos. Luego, miró la hora en el reloj que estaba en el centro del parque.

“¿Um? Nii-sama y Kuroe están tardando mucho…”

Ella murmuró eso. No es de buena educación medir ni pensar en el tiempo que una persona se tarda en el baño, y ni siquiera Ruri haría tal cosa normalmente. Pero había algo que no dejaba de preocuparla, y era el hecho de que “los dos solos” habían ido al baño.

“¡…! No creo que…”

De repente, Ruri se imaginó el peor escenario posible. 

Mushiki se alejó de Ruri, caminando hacia el baño junto con Kuroe. Pero antes de desaparecer de su vida, vio cómo Kuroe giró un poco la cabeza hacia ella y se lamió sus propios labios, poniendo una sonrisa indecente…

(Nos vemos enseguida, Kuroe.)

(Fufufu… ¿Qué estás diciendo, Mushiki-san? Finalmente estamos solos, hay que aprovechar el momento.)

(¡¿Uaah?! ¡Kuroe, ¿qué estás haciendo?! ¡No hagas eso, Ruri está muy cerca de aquí…!)

(Oh, vamos, esa es la mejor parte. Aprovechemos el momento para enseñarle cuán enamorados estamos, y de paso a ti que no siempre voy a ser tan condescendiente. Prepárate, dejaré que pruebes lo que es el verdadero placer.)

(¡U-Uuh, uaaah! ¡Ruri, ayudaaaa! Ruriiiii… Ruuuriiii, Ruuu… riii (eco).)

“Jamás te lo perdonaré Kuroe, ¡¿cómo te atreves a hacerle eso a mi hermano?!”

Ruri abrió con fuerza los ojos, apretó la botella de té hasta destruirla y rápidamente salió corriendo.

 

“…”

Habían pasado unos treinta minutos desde que Kuroe desplegó su primera manifestación. Ella puso una expresión amarga y, seguido de eso, bajó la mano que tenía extendida hacia delante. Al mismo tiempo que lo hizo, el emblema del mundo que tenía alrededor del cuello desapareció.

“¿Encontraste algo, Kuroe?”

“… Sí. Encontré un rastro de poder mágico perteneciente a Saika-sama. No cabe duda de que ella estuvo aquí antes del incidente. Aunque la cuarta manifestación crea un mundo diminuto por sí mismo, siempre hay un punto de partida en el mundo original.”

Kuroe respondió a la pregunta de Mushiki. Sin embargo, su expresión y forma de hablar no eran muy alegres realmente.

“… Pero no encontré ningún otro rastro aparte de ese. Por supuesto, hay varias partículas de poder mágico que pertenecen a las personas de este mundo, un poder muy diminuto, pero ninguno lo suficientemente poderoso como para desplegar una cuarta manifestación…”

“Ya… ¿Eso quiere decir que el atacante borró su rastro? Aunque puede que en realidad jamás se haya desplegado una cuarta manifestación desde el principio…”

Dijo Mushiki. Kuroe respondió mientras se pasaba la mano por la barbilla.

“Lo normal sería pensar que es lo primero… Según lo que me contaste, no creo que sea la segunda opción. El problema es que tampoco me es posible imaginar que hayan borrado por completo el rastro de poder mágico luego de una cuarta manifestación… Además… hay algo que me tiene intrigada.”

“¿Intrigada?”

“Sí… El rastro de poder mágico de Saika-sama se ve diferente al usual… tanto así que no puedo dejar de pensar que fue la misma Saika-sama quien desplegó la cuarta manifestación.”

“… Umm, en otras palabras, ¿Saika-san utilizó su cuarta manifestación para enfrentar al atacante, pero fue derrotada? ¿Y luego el atacante borró su rastro?”

“Eso no es para nada probable.”

Mushiki le dijo eso a Kuroe ,y aunque hasta ahora ella no entendía la situación, la respuesta que dio esta vez fue bastante clara.

“No hay forma de que Saika-sama haya sido derrotada, y menos si desplegó su cuarta manifestación.”

“Pues… sí, es verdad.”

Mushiki reconoció eso con sudor rodando por su mejilla, al mismo tiempo que recordaba las batallas que había tenido con Enviette y los Factores de Destrucción.

“Pero… ¿entonces qué rayos pasó aquí?”

“Se me ocurre una sola posibilidad, y es que…”

Y en ese instante…

“¡¡¡Mushikiiiiiiiiiiiiiiii!!! ¡¡Kuroeeeeeeeeeeeee…!!”

ambos escucharon unos pasos veloces y un gran grito acercándose desde atrás, desde el parque.

“¿Umm? ¿Ruri?”

“¡¿…?! ¡¿Gran Bruja?!”

Cuando Mushiki se dio la vuelta, ella ya estaba justo frente a ellos. Aunque Ruri se detuvo inmediatamente, quedándose congelada de la sorpresa al ver a Mushiki, que ahora estaba en la forma de Saika. Se detuvo tan de repente que dejó un rastro en el suelo y levantó un poco de polvo.

“¡Es un gran honor poder encontrarla en un lugar como este! ¡¿Ha venido a buscar algo por aquí, Gran Bruja?!”

Ruri luego la saludó con total respeto. Mushiki le respondió mientras formaba una sonrisa algo torpe.

“N-No realmente… solo estoy dando un paseo para distraerme. ¿Y tú, Ruri? ¿Qué haces por aquí?”

Al decir eso, Ruri se estremeció al recordar algo.

“¡Es cierto…! ¡Perdone la pregunta, Gran Bruja! ¡¿No ha visto a mi hermano y a Kuroe por aquí?! Ah… Es verdad, supongo que no conoce a mi hermano. ¡Es un chico tímido que ahora mismo podría estar sufriendo abuso por parte de Kuroe! ¡Si necesita más detalles, es un chico que te llena de felicidad con solo verlo, incluso te hace querer protegerlo como una madre protegería a su hijo!”

“¿Eh? Ah… ¿Umm?”

Al parecer estaba buscándolos. Sin saber cómo responder, Mushiki miró a Kuroe. Sin embargo, ella ya no estaba en el lugar donde estuvo parada hacía un rato. Mushiki miró hacia la cerca que estaba justo a su lado y pudo ver a Kuroe escondida allí. Al parecer, se movió hasta ese lugar apenas detectó la presencia de Ruri.

“…, …”

Kuroe le envió un mensaje a Mushiki solo con la mirada, y él más o menos entendió que estaba diciendo “Invéntate algo”.

“Sí, vi a Kuroe hace un rato. Dijo que el baño estaba lleno y que iría a una tienda de conveniencia cerca de aquí…”

“¡…! ¡¿E-Está segura?!”

Al escuchar esa respuesta, Ruri soltó un gran suspiro de alivio.

“Dios… Creo que me dejé llevar demasiado… Y yo que pensaba que ellos…”

“¿Que ellos qué?”

“¡Ah, no no! ¡No es nada!”

Ruri lo negó moviendo la cabeza rápidamente mientras se sonrojaba. Mushiki volvió a ver a Kuroe, y ella nuevamente hizo unos gestos exagerados. Mushiki más o menos entendió su mensaje, “Reunámonos al rato, distráela hasta entonces”. Tal parecía que ella todavía quería seguir investigando la zona.

“Umm… Ruri, ¿te molestaría hablar conmigo un rato? Ya sabes, para matar el tiempo.”

“¡¿Eh?! ¡¿E-En serio?!”

“Claro. La verdad, ya me cansé de caminar, así que pensé en tomar un descanso. Y no te preocupes, imagino que estás ocupada, pero no te distraeré demasiado.”

“¡O-Oh, por favor, no diga eso! ¡V-Vamos, por aquí!”

Ruri actuó de forma un poco reservada, guiando a Mushiki hacia el parque. Él la siguió y caminó lentamente hacia ese lugar.

“Un momento, por favor…”

Al llegar al parque, Ruri se paró frente a los bancos y rápidamente sacó un pañuelo y lo puso sobre uno de ellos.

“Adelante.”

“S-Sí, gracias.”

Mushiki sintió que esto ya era exagerado, pero tampoco planeaba desperdiciar el buen trato de Ruri, así que le dio las gracias y se sentó. Pero, aun luego de sentarse, Ruri seguía parada al lado de ella. Mushiki se dio cuenta de la razón, y con una linda sonrisa le dijo…

“Fufu, siéntate tú también, por favor. Me da algo de pena verte ahí de pie.”

“¡…! Sí, con su permiso…”

Ruri volvió a actuar de forma reservada, incluso nerviosa, porque luego de sentarse al lado de Mushki seguía con la misma postura erguida con la que estuvo parada. Su respeto y aprecio hacia Saika eran increíbles, y, al darse cuenta de esto, Mushiki no pudo evitar sonreír por lo dulce que Ruri se veía.

“¿Gran Bruja…?”

“Ah, no es nada. Por cierto, ¿y qué te trae por aquí hoy? Es raro verte salir con Kuroe.”

Mushiki por supuesto ya sabía todo, pero quiso que Ruri reafirmara la situación para poder entablar una comunicación como Saika. Por eso hizo esa pregunta. Entonces, Ruri comenzó a hablar dulcemente mientras se rascaba levemente la cabeza y sus mejillas se ponían rojas.

“Bueno… Es que en realidad… fuh, jeje… hoy estoy en una cita con mi hermano…”

“¿Eh?”

Mushiki se sorprendió al ver a Ruri decir eso con vergüenza.

“¿Sucede algo?”

“Ah, no, nada.”

Ruri preguntó con dudas, pero Mushiki negó con la cabeza. Desde la mañana había estado sintiendo que algo no cuadraba en las conversaciones que ambos tenían, pero no se imaginó que fuera por esta razón.

“Bueno… ahora entiendo por qué te ves tan feliz.”

“¿Eh? ¡¿Se nota demasiado?! Rayos, debo ocultarlo mejor…”

Dijo Ruri, moviendo sus mejillas con ambas manos como si estuviera tratando de arreglar su expresión.

“¿…? ¿Hay algo de malo en ello? Si eres feliz, creo que está bien demostrarlo.”

“No, es decir, no voy a negar que estoy feliz, y hoy me he divertido mucho… Pero es que no puedo dejar que mi hermano se dé cuenta de eso…”

“¿…? ¿A qué te refieres?”

Mushiki hizo esa pregunta, y Ruri le respondió ahora con una expresión algo inquieta.

“Umm… El día que usted faltó a las clases, llegaron dos nuevos estudiantes… Una fue Kuroe y el otro fue Kuga Mushiki, mi hermano, que siempre ha vivido en el “exterior”. La verdad, no sé cómo o dónde se enteró de la existencia del Jardín…”

“Aah, ya veo.”

Sería demasiado raro que la directora de la escuela no conociera a los dos estudiantes nuevos, y más cuando ya había visto a su propia sirvienta hablando con Mushiki, así que decidió actuar como si no fuese una sorpresa solo para no cometer ningún error en su papel como Saika.

“Y por eso… me avergüenza mucho tener que decirle esto a usted sabiendo que es la directora del Jardín, pero… la verdad es que no quiero que mi hermano sea un mago…”

“… Umm.”

Eso él ya lo sabía. Mushiki se cruzó de brazos y preguntó para confirmar algo.

“Ruri… ¿tú odias a tu hermano?”

“¡Por supuesto que no!”

Al escuchar esa pregunta, Ruri no pudo evitar elevar su tono de voz. Pero rápidamente se dio cuenta de su acción y se tranquilizó.

“D-Disculpe…”

“No, no te preocupes… Pero, si no te molesta, ¿podrías entonces contarme tus razones?”

Ruri por un momento se quedó callada, pensando en qué debía decir, pero al final tomó una decisión y comenzó a hablar.

“La razón es sencilla. Aquellas criaturas que quieren destruir nuestro mundo, los Factores de Destrucción, causan demasiado daño. Incluso el más pequeño de ellos puede aniquilar a miles de personas en poco tiempo. Y aunque podamos “denegar” esos daños si los derrotamos en el tiempo de destrucción reversible, cuando un mago se vuelve capaz de intervenir en esas cosas, el daño, heridas, secuelas y la muerte misma se vuelven irreversibles… Me apena mucho tener que decirle esto, pero no quiero mentirle. No quiero que mi hermano salga herido. No quiero perderlo. Porque yo… me volví una maga solo para protegerlo.”

“…”

Mushiki se quedó sin palabras ante la confesión de Ruri. Y no terminó ahí, sino que siguió hablando con una fuerte determinación en sus ojos.

“… Pero si ahora está en el Jardín, quiere decir que ya se ha visto involucrado con los Factores de Destrucción. Pero todavía no es tarde, todavía puede volver a estar a salvo. Todavía puede volver a ser un humano común y corriente y vivir en el exterior si interrumpimos su poder mágico y le borramos la memoria. Aunque tampoco voy a negar que me hace muy feliz que haya venido hasta este Jardín solo por mí…”

Dijo ella apretando los puños con fuerza. Por un momento, Mushiki escuchó ciertas palabras que lo intrigaron, pero no pensó demasiado en ello.

“Por supuesto, sé que no puedo obligarle a que lo haga, pero prometo que haré que él mismo decida irse por su cuenta. Cuando eso pase, por favor, le ruego que lo entienda.”

Dijo ella, mirando directamente a los ojos de Mushiki.

“…”

Mushiki se quedó atónito, tal vez demasiado presionado por el ímpetu que Ruri estaba demostrando con sus palabras. No obstante, ahora mismo las palabras de Mushiki también eran las de Saika, así que debía tener cuidado. Luego de pensarlo por un rato, respondió tras un suspiro.

“… Disculpa por la primera pregunta que te hice, Ruri. Se nota que realmente amas a tu hermano.”

“… ¡Sí, por supuesto que lo amo!”

Después de la respuesta de Mushiki, Ruri rápidamente dijo eso con una gran sonrisa.

“Ruri.”

“¡¿Sí, señora?!”

“¿Me dejas que te dé un abrazo?”

“Por supuesto… ¿Eh? ¡¿Fueeh?!

Ruri volvió a ruborizarse y a ponerse nerviosa. Mushiki no pudo evitar pedirle eso, pues la expresión y todos los gestos de Ruri le resultaban realmente tiernos. Pero ahora mismo estaba en el cuerpo de Saika, por lo que pensó que estaba siendo demasiado proactivo, así que hizo un gesto con la mano y dijo “Lo siento”.

“No me hagas caso. Simplemente me puse un poco sentimental.”

“N-No se preocupe…”

Ruri se tranquilizó, aunque al mismo tiempo puso una expresión de vergüenza, pero rápidamente se percató de algo y miró a su alrededor.

“¿Ruri? ¿Sucede algo?”

“No, es que esos dos ya deberían estar de regreso… Gran Bruja, por favor, no le diga nada de lo que hablé a Mushiki, ¿sí? Si se llegara a enterar, estoy segura de que jamás se irá del Jardín.”

“… Sí, tranquila, no se lo diré… No tiene sentido hacerlo.”

“Muchas gracias. Ah, de ser posible, tampoco se lo diga a Kuroe. No sé por qué, pero esos dos se llevan demasiado bien…”

Y antes de terminar la oración, Ruri se dio cuenta de otra cosa.

“Ah… Hablando de Kuroe, hay algo que siempre quise preguntarle a usted.”

“¿Um, qué cosa?”

“¿Cuándo fue que la contrató?”

“… ¿Eh?”

Mushiki escuchó esa pregunta, y sin pensarlo se quedó atónito.

“¿A qué te refieres con eso…? ¿Que cuándo la contraté?”

“Sí. Es que me parece raro, ya sabe, usted nunca ha tenido una sirvienta personal antes.”

“¡¿…?! ¿Qué dices…?”

Mushiki sabía que su reacción no era la que tendría Saika, pero no pudo recuperar la compostura de inmediato. Y aun sabiendo que la pregunta sonaría incoherente, la hizo de todos modos.

“Espera, espera. ¿Kuroe no ha estado siempre trabajando en mi mansión?”

“¿…? ¿En serio? En ese caso, lo siento mucho. Ya he visitado su mansión varias veces, pero nunca había visto a Kuroe.”

“…”

Al escuchar esa respuesta, Mushiki sintió cómo los latidos de su corazón aumentaban. Conocía muy bien la personalidad seria y responsable de Ruri, además de que en estos pocos días se había dado cuenta de cuánto respetaba ella a Saika. Por eso, cierta duda pasó por la mente de Mushiki. ¿De verdad era posible que ella, que Ruri, no conociera de nada a la única sirvienta personal y a tiempo completo de Saika? ¿Acaso simplemente nunca se dio cuenta de que estaba ahí? ¿O tal vez Saika mantuvo en secreto la identidad de Kuroe? ¿O acaso…?

Entre docenas y docenas de posibilidades, Mushiki eligió una, y con una voz casi temblorosa preguntó…

“… Ruri, ¿cuándo fue la primera vez que viste a Kuroe?”

Al hacerle esa pregunta, Ruri comenzó a mover un dedo en círculos mientras recordaba, así hasta que respondió.

“Si no mal recuerdo, umm… Ah, aquella vez, ya sabe, en la reunión pasada. Usted misma la llevó.”

Al escuchar esa respuesta, volvió a quedarse atónito. La reunión periódica; recordaba muy bien ese día. No había forma de que olvidase el día en que se encontró con Saika, el día en que también despertó en el Jardín… Hasta ese día, nadie sabía de la existencia de Kuroe. ¿Eso quería decir que Kuroe apareció en la mansión de Saika justo después del ataque…?
Si eso era así, entonces…

Ella apareció en la mansión de Saika con total naturalidad. Ella sabía lo que le había pasado a Mushiki con total naturalidad. Y ella sabía qué acciones debía tomar Mushiki con total naturalidad. ¿Quién era realmente Kuroe entonces?

“No puede ser.”

Dijo Mushiki en voz baja mientras sentía cómo una sensación fría recorría su estómago. Si decía lo que estaba pensando, no podría volver a la misma situación en la que estaba. Y a pesar de entender eso, casi inconscientemente, su lengua se movió diciendo la peor posibilidad que se le había ocurrido.

“Kuroe, tú eres…”

Pero justo en ese momento… como si fuera para cortar las palabras que Mushiki estaba por decir… el paisaje a su alrededor cambió por completo.

“¡¿Qué…?!”

“¡…!”

Se sintió como si una oscuridad desconocida hubiera entrado en el parque donde estaban. Esa oscuridad rodeó todo en un abrir y cerrar de ojos, y desde el suelo comenzaron a aparecer unos enormes edificios… Un mundo hecho de piedra y metal, una ciudad laberíntica que no tenía fin. Sí, era el mismo espacio en el que Mushiki se había perdido aquel día.

“¡…! ¡¿Una cuarta manifestación?! ¡¿Pero de quién?!”

Ruri no pudo evitar sorprenderse, pero rápidamente entró en su modo de caballero. Probablemente se dio cuenta y recordó aquello de lo que habían hablado en la reunión de hacía unos días, del mago que había atacado a Saika.

“¡Rinkoujin!”

Al entonar ese nombre, dos emblemas del mundo de color lapislázuli aparecieron en su cabeza junto con un resplandor, y en sus manos una naginata de luz… Esta era una segunda manifestación, una manifestación de grado “materia”. Ruri no dudó en adoptar una posición de batalla con su naginata, y, como si hubieran esperado eso, varias figuras humanoides aparecieron desde las sombras de los edificios. Al ver eso, Ruri frunció sus cejas.

“… Factor de Destrucción 414, “Wraith”… ¿Cómo es posible que haya Factores de Destrucción dentro de una cuarta manifestación…?”

Se preguntó ella, pero los Factores de Destrucción no dieron respuesta alguna. Ellos miraron fijamente a Ruri y a Mushiki con sus caras difíciles de percibir, y rápidamente saltaron al ataque.

“¡¡Haah!!”

Ruri tomó aire y, luego de soltarlo junto a un grito de ímpetu, movió su espada brillante. Siguiendo sus movimientos, la espada dejó un rastro de luz que se extendía como un hilo. Aquel hilo se movió en todas las direcciones como si tuviera conciencia propia, cortando los cuerpos de las sombras alrededor. Las sombras desaparecieron en el aire sin soltar siquiera un solo quejido. Pero, a pesar de haberlos destruido, el laberinto seguía apresando a Ruri y a Mushiki en su seno.

“Tch… ¿Piensan que soy más débil solo por estar fuera del Jardín?”

Ruri chasqueó la lengua y luego en voz alta habló hacia la sombra de los edificios.

“Le hablo al creador de este territorio, sal de donde quiera que estés. Si eres capaz de crear una dimensión como esta, dudo que solo puedas atacar de esta forma tan miserable. ¿Cuál es tu objetivo? ¿Acaso buscas atacar a la persona que está a mi lado?”

La voz y las palabras de Ruri pasaron a través de los edificios, resonando alrededor. Y como si fuera una respuesta a su llamado, se comenzaron a escuchar unas pequeñas pisadas desde lo profundo de la oscuridad.

“¡…! Ruri.”

“Sí.”

Mushiki le habló para que estuviera alerta, a lo cual Ruri asintió y se puso en guardia con su espada. Después, alguien salió desde las sombras de los edificios. Todo su cuerpo estaba cubierto con una túnica y su cara con una capucha, por lo que era difícil distinguir quién era, su edad o incluso su sexo. Sin embargo, los cuatro emblemas mundiales sobre su cabeza dejaban en claro que él, o tal vez ella, era el creador de este dominio. La figura de sus emblemas eran como patrones puntiagudos alineados uno después de otro, como un gran sombrero.

“Finalmente apareces. En nombre y posición como caballero del Jardín, te pondré bajo…”

Y entonces Ruri, que estaba por lanzarse al ataque con su espada, de repente se quedó callada y sin aliento.

“… ¿Ruri?”

Mushiki le habló, pues esto le parecía demasiado raro, y era natural, después de todo. Ruri, quien había enfrentado serenamente al enemigo, ahora tenía un rastro de confusión e inquietud extrema. El sudor rodaba por toda su cara y sus labios comenzaron a temblar al mismo tiempo que sus ojos hacían lo mismo, como si no pudiera creer lo que tenía delante.

“Tú… No, usted, ¿por qué…?”

De repente Ruri dijo eso. Esas palabras, esa voz… Era como si se hubiera dado cuenta de quién era la persona frente a sus ojos.

“… ¡Ruri!”

“…”

Mushiki gritó su nombre, y al mismo tiempo la persona encapuchada extendió una de sus  manos hacia delante, dejando ver unos hermosos dedos desde la túnica. Seguido de eso, el mago, o la maga, chasqueó los dedos.

“¡¿…?!”

Rápidamente, la espada de Ruri comenzó a descontrolarse, y en un abrir y cerrar de ojos esta se transformó en espinas que atravesaron las manos, piernas y pecho de Ruri.

“¿Eh…?”

Ruri dejó escapar esa pequeña voz sin poder entender qué había pasado mientras la sangre que salía desde todo su cuerpo se derramaba por el suelo. Fue un instante. Literalmente todo sucedió en un instante.

“¡Ruri…!”

Mushiki elevó un grito de pánico y rápidamente se acercó a Ruri, quien estaba llena de sangre. Los emblemas en su cabeza habían desaparecido y su espada brillante también. Por fortuna todavía respiraba, pero estaba más que claro que su situación era crítica. La sangre no dejaba de salir de las innumerables heridas por todo su cuerpo, y lo peor era que no sabía si aquella espina de luz que le perforó el pecho había tocado algún órgano vital. Tenía que llevarla a que la tratasen lo antes posible, aunque la situación era tan mala que probablemente ni con eso lograría salvarse…

“¡…!”

Mushiki sintió cómo se le desgarraba el corazón al ver a su hermana de sangre en un estado tan deplorable. Pero, al mismo tiempo, un gran sentimiento de odio invadió su cuerpo y se giró a ver al mago o maga que estaba frente a ellos.

“¡Tú…!”

Aquel era su enemigo, aquel que había herido de muerte a Saika, a él mismo y ahora a su preciada hermana menor. Era necesario derrotarlo aquí y ahora, ya que de lo contrario tanto él como Saika y Ruri morirían. Sabía muy bien que era imposible, pero aun así tomó una decisión, se puso de pie y extendió ambos brazos hacia delante.

“… Ja.”

Pero el mago al ver esto simplemente soltó una pequeña risa y se dio la vuelta, como si ya hubiera cumplido el propósito por el que había venido hasta aquí. O tal vez… porque consideró que no valía la pena pelear contra Mushiki.

“Espe…”

Quería detenerlo, pero no pudo terminar sus palabras. Si le decía eso y el mago frente a ellos de verdad se detenía, ¿qué iba a pasar con Ruri? No tenía ninguna oportunidad contra este mago y tampoco podía darse el lujo de poner en peligro a Ruri, que de por sí ya se encontraba en un estado crítico. Por eso, Mushiki no pudo hacer más que apretar con fuerza los puños mientras miraba al mago marcharse.

Y así, luego de que el mago desapareciera de su vista, el dominio que los había atrapado comenzó a derrumbarse. El paisaje regresó a como era antes, el mismo parque en el que estaban y el mismo sol de la tarde en el cielo. No obstante, había algo claramente diferente.

“… ¡¡Aaaaaah!!”

Mushiki apretó con fuerza las manos ensangrentadas de su hermana menor al mismo tiempo que su voz resonaba con un grito de enojo y pesar.

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