Ou-sama no Proposal 2

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Capítulo 2: Jardín

En Oujo, en la ciudad de Tokyo, existía un lugar llamado el Jardín del Vacío… una institución educativa para los hechiceros. Justo ahora, un aire tenso dominaba una de las salas de segundo año de esa escuela.

“…”

Todas las personas en el aula, desde los estudiantes sentados en sus pupitres hasta la profesora parada al frente, tenían expresiones rígidas y estaban tan nerviosos que hasta se les había olvidado respirar, como si un solo suspiro pudiera provocar un error irreparable. Se veían como una especie de animalitos herbívoros tratando de esconderse de un depredador, de camuflarse desesperadamente con el ambiente para no ser vistos por su enemigo natural, para no llamar la atención de un ser absoluto. Viéndolos así, se ponía en duda si realmente estos chicos eran los hechiceros encargados de evitar la destrucción del mundo. Pero, de todas formas, pocos podrían culparlos por comportarse así. Después de todo…

“B-Bien… empecemos con la presentación. Ella es la nueva estudiante de esta clase, Kuonzaki Saika-sama… Digo, Saika-san.”

La mismísima directora de esta escuela y la hechicera más poderosa del mundo. Ella, Kuonzaki Saika, la Bruja de Colores Resplandecientes, estaba transfiriéndose como estudiante.

“Aah, sí, es verdad. Será un placer estudiar con ustedes.”

A simple vista no parecía ser mucho mayor que los demás estudiantes aquí. Su cabello era largo y lacio, y cabe destacar que era una chica deslumbrantemente hermosa. A pesar de que debía ser la primera vez que vestía el uniforme de estudiante, le quedaba de maravilla. Si tan solo no fuera tan conocida en ese lugar, faltarían manos para contar a las personas que quedarían maravilladas al verla. No obstante, los que ya la conocían no podían hacerlo. Aquel denso poder mágico, su historia, la leyenda grabada en sus mentes y esos hermosos ojos de variados colores no se lo permitía.

(… ¿Por qué la directora de repente quiere asistir a clase como estudiante…? ¿En qué está pensando…?)

(¿Estará buscando a los mejores estudiantes para reclutarlos…? ¡En ese caso tengo que tratar de resaltar!)

(No quiero pensar en lo que me pasaría si hiciera algo que la enojase…)

Los pensamientos de los estudiantes llenaban de silencio el aula. De hecho, hasta la misma profesora que se encargó de presentar a Saika al resto de la clase estaba temblando sin parar. Parecía que ella era la persona más nerviosa en esta estancia. Y luego… en ese mismo instante…

“… Ya no lo soporto más.”

De repente, una estudiante que se veía bastante seria de repente se paró de su asiento.

“¡¿Qué…?!”

Al verla, todos los estudiantes y también la profesora se sorprendieron.

“¡…! ¡N-No lo hagas, Fuyajou! ¡Siéntate!”

“¡No intenten detenerme! ¡¿Acaso no ven que es la Gran Bruja?!”

“¡¿Acaso piensas tirar tu carrera por la borda?!”

Rápidamente las chicas a su alrededor trataron de detenerla. Sin embargo, aquella estudiante tenía una gran expresión de convicción, y con ese rostro caminó hasta Saika.

“Gran Bruja.”

“¿Umm? ¿Sí?”

Dijo Saika con duda mientras que la otra chica, con una gran expresión, sacó rápidamente su teléfono celular.

“… ¿Me deja tomarle una foto…?”

Y entonces dijo eso, con una gota de sudor rodando por una de sus mejillas levemente sonrojadas. Al escuchar eso, el resto de estudiantes soltaron un “Ya la embarró…”

Esta chica era Fuyajou Ruri, una estudiante de segundo año en este Jardín y también miembro de los Caballeros. Era una persona muy respetuosa y con excelentes calificaciones… pero también una gran fan de Kuonzaki Saika.

“¡F-Fuyajou-san! ¡Eso es una falta de respeto! ¡Regresa a tu asiento!”

La profesora, Kurieda Tomoe, finalmente reaccionó y detuvo a Ruri.

Era una mujer que parecía tener aproximadamente veinticinco años. Aunque era solo un poco más alta que Saika, tal vez por su expresión tan dócil o su voz muy baja, o incluso por ambas, ella parecía más una niña.

“… Lo siento, sensei, pero hay momentos en que una mujer debe pelear aun si al final solo hay un camino de espinas…”

“¡¿Qué rayos significa eso?! En serio, ¿podrías dejar de causar problemas frente a la directora? ¡¿Q-Qué haré si me culpan por esto?!”

Gritó Tomoe con angustia. Los estudiantes la miraron y dijeron “¿Y eso es lo que le preocupa?”, pero Tomoe no se dio cuenta de ello.

“… Por cierto, solo por curiosidad… ¿qué es lo peor que podría recibir como castigo por ignorar sus órdenes, sensei?”

“¿Eh? Pues… ¿una suspensión, tal vez?”

“Fumu…”

“¡Aah! ¡Deja de poner esa expresión de “prefiero tomarle una foto a la Gran Bruja aunque sea suspendida por ello”!”

“¡No me detenga, por favor! ¡Es muy raro ver a la Gran Bruja con uniforme! ¡Si no dejo este momento grabado para la posteridad, no podré ver a la cara a mis descendientes!”

“¡Deeeeteeeeenteeeeee! ¡Deja de hacerme quedar por los suelos diciendo cosas sin sentido que suenan bien!”

Tomoe, con lágrimas en los ojos, comenzó a sacudir los hombros de Ruri, pero ella ni siquiera se inmutó. Saika, por otro lado, simplemente mostró una sonrisa al ver eso.

“Sí… de hecho, a mí no me importa. Puedes tomar las fotos que quieras.”

Luego Tomoe dijo con gran confusión…

“¿G-Gran Bruja…?”

“¡¿En serio me deja hacerlo?!”

“Sip. Entiendo bien que sea raro ver a Saika-san… verme a mí con uniforme. Puede que en ese sentido tengamos los mismos gustos. Si Kuroe no me hubiese detenido, yo misma me habría tomado un montón de fotos esta mañana.”

“¿Disculpe?”

“Ah, no es nada. Como decía, puedes tomar las fotos que quieras. ¿Pero me las podrías mandar después?”

“¡S-Sí, claro que sí, por supuesto que sí!”

Ruri puso una gran sonrisa y luego tomó su celular como si fuese una fotógrafa profesional, tomándole fotos a Saika desde diferentes ángulos.

“¡Gran Bruja! ¡Por aquí, mire hacía aquí!”

Ruri gritó con emoción mientras que Saika hacía una pose.

“Ja, ¿así?”

“¡Aaah, espléndido! ¡Todo en usted es hermoso, es la encarnación pura de la belleza!”

“En ese caso, ¿qué tal esta otra pose?”

“¡Exquisita! ¡Gran Bruja, su pose es exquisita! ¡Qué gran belleza, qué gran carisma!”

“Y ahora Kuonzaki Saika apoyada en la ventana, viendo hacia el horizonte con una expresión de melancolía.”

“¡¿Mmmbyaaaaaa?! ¡¿C-Cómo… cómo sabe todos los ángulos que quiero…?!”

Y así, de repente comenzó a desarrollarse una sesión de fotos en el aula de clases. La hechicera más poderosa del mundo y directora de esta escuela, Kuonzaki Saika, adoptaba poses mientras que Ruri, la chica que era famosa por su seriedad, tomaba las fotos y sudaba por varios motivos. Mientras tanto, los estudiantes ahora estaban atrapados por un sentimiento de desconcierto…

(¿Qué rayos está pasando…?)

(¿Nos están poniendo a prueba o algo…?)

(La fuerza de un mago radica en su mentalidad… Debo soportarlo.)

Y así, la confusión simplemente se incrementó.

 

Retrocediendo un poco en el tiempo…

“… Emmm, Kuroe, ¿ya me puedes dar una explicación? ¿Por qué tengo, o mejor dicho, por qué Saika-san tiene que asistir como estudiante? Es decir, ella es la directora, ¿no?”

Luego de terminar la reunión, Mushiki le preguntó eso a Kuroe al regresar a la dirección. Ella asintió firmemente y luego respondió.

“Como dije hace rato, ahora mismo usted y Saika-sama están fusionados.”

“Sí.”

“Quisiera separarlos lo antes posible, pero por desgracia esto no es una tarea fácil. Por eso decidí que era mejor solucionar otros asuntos primero.”

“¿Te refieres al atacante…?”

Dijo Mushiki, y Kuroe asintió moviendo la cabeza.

“Todavía no sabemos qué fue lo que pasó en ese momento, pero lo que sí es certero es que esa persona pudo herir a Saika-sama. Si vuelve a atacar antes de que ella despierte…”

“…”

Mushiki se quedó en silencio, con una gota de sudor rodando por su mejilla. No hacía falta decir el resto, él lo sabía muy bien: si el malhechor volviese a atacar justo ahora, Mushiki sería asesinado sin poder hacer nada. Eso al mismo tiempo significaría una muerte definitiva para Kuonzaki Saika a su vez.

“Por eso, lo primero es que se familiarice con la magia. No tiene sentido esperar a que el atacante vuelva a aparecer sin tener siquiera una forma de resistirse.”

“Así que hechizos… La verdad, no esperes que vuelva a hacer eso que hice con Enviette. Ni siquiera yo sé cómo lo logré.”

“No se preocupe. Este jardín es una institución educativa para enseñar a las personas a usar la hechicería. No hay mejor lugar para aprender a usarla que aquí.”

“Ya, entiendo eso que dices, pero no importa cuánto practique o aprenda, no creo que pueda usar este poder al mismo nivel que Saika-san…”

“Por cierto…”

Mushiki trató de expresar sus dudas, pero Kuroe lo interrumpió.

“Todos los estudiantes de este jardín se visten con el uniforme de la escuela. El uniforme cumple la misma función que una capa de mago pero actualizada, con fibras unidas con hilos espirituales, dándole una resistencia superior a golpes físicos y mágicos. También, al otro lado de la carretera se encuentra un dispositivo Realice, que cumple la misma función que una varita. Estoy segura de que ya ha visto el uniforme de los estudiantes.”

“¿…? ¿Y qué tiene que ver eso con lo otro? Pero sí, sí los vi hace rato…”

“… ¿No cree que Saika-sama se vería muy bien con ese uniforme?”

“No digas más, iré a la escuela.”

Una respuesta tan directa que sorprendería a cualquiera. Antes de que él mismo se diera cuenta, Mushiki ya estaba asintiendo una y otra vez, demostrando su determinación por ir a la escuela.

“…”

“¿Qué pasa, Kuroe?”

“… No, es que, a pesar de que fui yo quien lo planeó, se siente algo raro que todo salga tan de acuerdo al plan.”

Al final Kuroe murmuró un “Bueno, igual lo importante es el resultado, no el proceso”.

“Yo me encargaré de las explicaciones a la escuela de “afuera” a la que asistía y también se lo notificaré a sus padres, así que no se preocupe por nada de eso.”

“¿Y con explicaciones te refieres a…?”

“No se preocupe por nada.”

Kuroe repitió lo mismo, negándose a dar una respuesta clara. Mushiki sentía algo de preocupación por ese tema en especial, pero a la vez sabía que con este cuerpo no podría regresar al lugar donde pertenecía.

“En cuanto a la clase… creo que la mejor opción será la clase 1 de segundo año.”

“¿Hay algún motivo?”

“Sí. En esa clase está la caballero Fuyajou Ruri… A pesar de ser todavía una estudiante, es uno de los prodigios de esta escuela. Ahora que no sabemos cuándo podrían volver a atacar, lo mejor es permanecer al lado de algún hechicero lo suficientemente fuerte para actuar si se diera el caso.”

“Aah… entonces en esa clase estudia Ruri. No sabía que ella era tan importante por aquí.”

“… ¿Fumm?”

Mushiki se quedó satisfecho con esas razones, pero Kuroe lo miró con intriga.

“Ahora que recuerdo, parecía que ya la había visto antes. ¿Se conocen?”

“Aaah, sí… es mi hermana menor.”

“……… ¿Qué?”

Un enorme silencio recorrió el aire y Kuroe soltó una voz de clara confusión.

“¿Fuyajou Ruri es tu hermana menor?”

“Sí. Aunque, bueno, nuestros padres se divorciaron hace mucho, por lo que es la primera vez que la veo en muchos años. Básicamente vivimos separados.”

“… ¿Y esa es la reacción que tuvo al reencontrarse con su hermana menor en una escuela para hechiceros?”

“Pues, considerando que ahora tengo el cuerpo de Saika-san, no creo que alegrarme por verla en ese lugar hubiera sido la opción más inteligente de todas.”

“Eso también es cierto… A veces no sé si es increíblemente inteligente o increíblemente tonto.”

Kuroe puso una cara de cansancio, pero rápidamente volvió a tomar su tono tranquilo y continuó.

“En fin. Mushiki-san, desde mañana tomará el papel de Saika-sama y será transferido al segundo año de esta escuela… Sin embargo, hay algo con lo que debe tener cuidado.”

“¿Qué cosa?”

Mushiki preguntó, a lo que Kuroe levantó uno de sus dedos y dijo…

“Primero… nadie debe descubrir que usted no es Saika-sama.”

“Aah… sí, eso tiene sentido. Yo tampoco quisiera poner en riesgo el honor de Saika-san.”

“En parte sí, pero esa no es la razón principal.”

“¿Y entonces?”

“Puede que el enemigo ya se haya percatado de que Saika-sama sigue con vida.”

Mushiki asintió con un “Ya veo…” a las palabras de Kuroe.

La persona que pensó que había matado sigue con vida. Y al tratarse de la hechicera más poderosa del mundo, el enemigo debía de estar en guardia al darse cuenta de que ella había usado una magia que este no conocía. Si decidía atacar de nuevo, esta vez tendría que ser más cauteloso, y el tiempo que se tomaría para serlo era precisamente la ventaja de Mushiki y Kuroe. El problema era que, si el enemigo se enteraba de la situación de Mushiki, entonces ya no dudaría en atacar. Después de todo, aunque fuera el cuerpo de Saika, el que lo estaba controlando era Mushiki, un completo novato en la hechicería. Por eso y mientras no supieran quién era o dónde se escondía el enemigo, tenían que tener cuidado con sus palabras y acciones. Lo malo es que había un gran problema en eso.

“Haré todo lo que esté a mi alcance… El problema es que tristemente yo no sé mucho sobre Saika-san.”

“Lo entiendo.”

Kuroe asintió, demostrando comprensión ante Mushiki.

“Le mostraré videos sobre ella. Trate de recordar y reproducir sus palabras y forma de ser.”

“¿Eh? ¡¿De verdad puedo verlos?!”

Mushiki reaccionó con emoción, mientras que Kuroe puso una expresión de arrepentimiento.

“Ya no tengo tantas ganas de mostrárselo… pero no queda de otra… Se los mostraré. Sin embargo, no debe simplemente actuar como Saika-sama, debe ser Saika-sama.”

“¿Debo ser Saika-san…?”

“Entiendo que estoy pidiendo demasiado, e incluso sé que suena irrespetuoso para una persona con dignidad, pero ahora mismo…”

“Creo que me estoy emocionando.”

“Aah, cierto. Debería acostumbrarme a esto ya de una vez por todas.”

Mushiki respondió con las mejillas levemente sonrojadas, mientras que Kuroe entrecerró los ojos con sudor en el rostro.

“… Me desvié un poco, pero esa respuesta me sirve de todas formas. Lo volveré a repetir: nadie en la escuela debe descubrir que usted no es la verdadera Saika-sama, ¿entendido?”

“Por supuesto, déjamelo a mí. Todo sea por la hermosa Saika-san.”

Y así, Mushiki asintió con total firmeza a las palabras de Kuroe.

 

“…”

Cuando la tutoría terminó, Mushiki se quedó sentado en su sitio, apoyando el codo sobre el pupitre y un dedo contra su frente. La razón era simple: aun con todas las advertencias que le dio Kuroe el día anterior, se había hecho una sesión de fotos apenas entró al aula. Por supuesto, antes Mushiki había tenido cuidado. Comenzó a comportarse como Kuonzaki Saika desde el primer momento que pisó la escuela. Pero luego de que Ruri le pidiera las fotos, lo primero en lo que pensó fue “ah, yo también las quiero”, así que empezó a hacer poses sin parar. Y aunque ahora mismo estaba reflexionando sobre eso, todavía estaba esperando con impaciencia esas fotos.

… En primer lugar, Ruri estaba bajo el mando de Saika y pertenecía a la organización que ella manejaba, así que negarle ese favor tampoco era algo que Saika hubiera hecho. Pensándolo bien, ciertamente no era algo que hubiera hecho la directora, por lo que su decisión bien podría no ser la adecuada. También sentía que se pasó un poco al jugar con su cabello y hacer la pose de “Kuonzaki Saika dejando que la brisa mueva su cabello”…

“… Mejor me detengo ya.”

Mushiki murmuró. Si seguía pensando en eso, de seguro se formaría una reunión sobre Saika entre los minis Mushikis de su cabeza. Tenía que reflexionar, sí, pero pensar en eso todo el rato no era algo que haría Saika, por lo que dejó de hacerlo.

“¡Gran Bruja!”

Y en cuanto Mushiki dejó de pensar en eso, escuchó una voz… Era Ruri.

“Aah, Ruri.”

Mushiki la miró y luego ella dejó sobre su pupitre lo que cargaba en las manos.

“¿Y esto?”

“¡Las fotos que tomé hace un rato! ¡Como me pidió que se las pasara, me di prisa para sacarlas!”

“Oh, eso sí que fue rápido.”

Mushiki fingió estar en completa serenidad y luego tomó las fotos. En su interior quería dar saltos de alegría, pero obviamente se contuvo.

“¡Sí! ¡Las impresoras portátiles son uno de los siete objetos esenciales de toda chica! ¡Con eso terminé de sacarlas mientras la profesora daba la clase!”

Ruri dijo eso con orgullo y la mirada echando chispas de alegría.

De repente y desde atrás, se escuchó otra voz, pero esta vez con una sonrisa forzada.

“Ruri-chan… la tutoría es parte de las materias de este jardín. Aparte, no deberías causarle tantos problemas a la profesora.”

Allí estaba parada una chica que vestía el mismo uniforme del jardín. Tenía el cabello cuidadosamente trenzado y una apariencia gentil y sencilla, aunque ahora mismo tenía una expresión más bien de alguien en apuros.

“Sí. Ya lo sé.”

Ruri respondió de forma directa, mientras que la otra chica dijo de forma incómoda…

“Ah… entonces lo haces sabiéndolo… Dios, normalmente siempre soy yo a la que regañan, pero tú no te quedas atrás cuando se trata de la Gran Bruja…”

“¿Pero es que no la estás viendo? La Gran Bruja lleva nuestro uniforme. Lo diré otra vez, está vistiendo nuestro uniforme. ¿Entiendes que este milagro tal vez no ocurra otra vez? ¿Te lo vuelvo a repetir?”

“N-No… Ya entendí tu forma de pensar…”

La chica retrocedió con incomodidad ante las palabras llenas de emoción de Ruri. Mushiki al ver eso sonrió levemente.

“Lo siento. Parece que mi capricho te está causando problemas a ti también. ¿Tú eres…?”

“¡Ah…! Mil disculpas. Mi nombre es Nagekawa Hizumi. Soy compañera de cuarto de Ruri-chan en los dormitorios…”

La chica llamada Hizumi rápidamente hizo una reverencia, mientras que Mushiki negó moviendo la cabeza.

“No tienes que actuar con tanto respeto. Ahora mismo no soy la directora, sino otra compañera de clase más. De hecho, te agradecería si me ayudaras con alguna cosa que no entienda.”

“P-Por supuesto…”

La chica aceptó, aunque algo nerviosa, las palabras de Mushiki. Mientras tanto, Ruri, que estaba viendo aquella interacción entre ambas, hizo un puchero con las mejillas.

“¿Ruri?”

“Yo también puedo hacerlo.”

“¿Eh?”

“Pues es verdad, Hizumi es buena enseñando, pero ¿y qué? Es decir, yo también puedo serle de utilidad, ¿sabe? Si usted lo desea, estoy lista para ayudarla en todo momento de su vida escolar.”

Dijo Ruri cruzando los brazos y desviando la mirada. Al parecer estaba celosa.

“Jaja, no te pongas celosa, Ruri. Cuento mucho contigo también.”

Mushiki sonrió ante esa forma de actuar de ella tan fácil de entender. De alguna manera, le hizo recordar cómo eran antes. Ahora que lo pensaba, habían pasado muchos años desde la última vez que la vio, y su figura había cambiado, incluso su cabello era largo ahora. Ni en sus más alocados sueños habría pensado que se reencontraría con ella en un lugar como este y con un cuerpo que no era suyo.

“… ¿Gran Bruja? ¿Por qué me está viendo a la cara?”

Dijo Ruri mirando con intriga a Mushiki. Al parecer se había quedado muy absorto en sus pensamientos, por lo que rápidamente trató de excusarse.

“Aah, sí… Tu cabello, pensaba en lo lindo que es tu cabello. Antes, cuando lo llevabas corto, se te veía bien, pero largo también te queda de maravilla.”

“Oh.”

Al escuchar eso, Ruri se sonrojó.

“Me alegran sus palabras, Gran Bruja. Tiene razón, antes era más corto, pero me lo dejé crecer luego de que Nii-sama dijera que le gustaban las chicas de cabello largo, y entonces…”

En ese momento, Ruri notó algo.

“¿Eh? ¿Pero le mostré alguna vez una foto mía con el cabello corto?”

“Ah.”

Ahora que lo menciona…

Pensó Mushiki. La había vuelto a embarrar. Al parecer, Saika no sabía del cabello corto de Ruri. Sin embargo, ponerse nerviosa por algo como eso no era algo que haría Saika, por lo que Mushiki ignoró sus latidos, que golpeaban sin parar, e hizo lo mejor que podría haber hecho, guiñar el ojo.

“Ja… Mis ojos siempre están pendientes de ti, Ruri.”

“¡Sukyuuuuuun!”

Al escuchar las palabras de Mushiki, Ruri se presionó el pecho como si su corazón estuviera por estallar. Y luego, tambaleante y con la respiración agitada, apoyó una mano en la mesa.

“E-Espléndidas palabras, Gran Bruja… Por poco no controlo las ganas de lamerle los zapatos…”

Dijo Ruri limpiándose la saliva en sus labios, mientras que Hizumi simplemente se la quedó mirando con una sonrisa súper incómoda. Al parecer, el truco de Mushiki había funcionado gracias a Ruri, irónicamente. Al darse cuenta de eso, suspiró de alivio.

 

“… La segunda advertencia tiene que ver con el uso del poder mágico.”

Nuevamente regresando en el tiempo, esta vez al despacho de la directora. Luego de explicarle la primera advertencia, Kuroe levantó otro dedo.

“¿El uso del poder mágico…? La verdad, no entiendo nada.”

“Piense en ello como la energía que reside en todo ser vivo. Esta energía se divide en dos, la que reside en el mundo o poder mágico exterior, y la que reside en cada persona o poder mágico interior. A la primera la llamamos maná , y a la segunda od.”

Kuroe continuó con una explicación resumida.

“Me saltaré los detalles… El poder mágico de Saika-sama es superior al de las personas comunes y corrientes. Tanto es así, que ella puede usar su propio poder mágico para realizar hechizos que otros magos solo podrían hacer utilizando el poder mágico exterior.”

“Increíble. Era de esperarse de Saika-san.”

“Sí, su poder es increíble. El problema es que ahora esa enorme cantidad de poder mágico está saliendo de su cuerpo sin control. ¿Ve algo a su alrededor?”

“… ¿Eh?”

Al escuchar eso, él se miró las manos. Mushiki agudizó la vista y notó unas partículas de luz flotando a su alrededor.

“Guau… ¿Qué es esto?”

“Es el poder mágico de Saika-sama. Gracias a mis palabras, usted pudo pensar en ello y eso a su vez hizo que pudiera percibir el poder mágico.”

“¿Eh? ¿Así de fácil se puede ver el poder mágico?”

“Claro que no. Actualmente se dice que incluso los más jóvenes tardan más de un año en percibir el poder mágico. No olvide que está viendo todo a través de los ojos de Saika-sama.”

Kuroe le pidió que lo tuviera muy presente.

“En su estado actual, los profesores ya pueden percibir su poder mágico hasta cierto punto. Para buena o mala suerte, siempre hay personas que quieren atentar contra la vida de Saika-sama, así que la seguridad se ha incrementado… Aunque no siempre vamos a estar a salvo.”

“Es verdad… no puedo dejar que parezca que Saika-san está dependiendo de otros todo el rato.”

“No me gusta cómo se escucha, pero tiene razón. Lo primero que debe hacer es aprender… no, recordar cómo suprimir el poder mágico en su cuerpo.”

“¿Recordar?”

Mushiki repitió esas palabras mientras estaba cruzado de brazos con una expresión complicada.

“Así es. Ahora puede notar el poder mágico, pero es porque esa función ya estaba grabada en el cuerpo de Saika-sama. Pero ahora mismo el poder mágico no fluye como debería porque no conoce esa sensación. Por lo tanto, lo que necesita ahora es recordar y percibir. Sin embargo…”

Continuó Kuroe.

“El poder mágico en sí es una energía muy poderosa. Con solo liberarla puede producir un gran poder destructivo ain si no se usa un conjuro, un círculo mágico o un hechizo, y más tratándose de Saika-san, que es la más poderosa del mundo…”

Luego de decir eso, Kuroe le insistió a Mushiki nuevamente para que tuviese cuidado.

 

… Primera clase, aprendizaje en aula. Como era de esperarse, aun en medio de las clases, el ambiente en el lugar seguía igual que siempre. No, de hecho, puede que incluso más tenso que en la hora de tutoría.

“…”

Nadie lo estaba viendo fijamente, pero era más que evidente que todos estaban muy atentos a los movimientos de Mushiki. Tanto era así que no habría sido raro si alguno se hubiera caído de la silla del susto si Mushiki hubiera soltado un estornudo.

“…”

Mushiki por su parte simplemente suspiró al sentir tal incomodidad. En medio de eso, Ruri, que estaba sentada a su lado, le habló en voz baja, de forma que nadie más pudiera escucharla.

“… Por favor, perdónelos. Solo están algo nerviosos.”

Dijo ella, sonriéndole.

Como dato extra, en la tutoría, el sitio de Ruri estaba más alejado, pero ahora por alguna razón estaba justo al lado de Mushiki. El estudiante que estaba sentado antes ahí ahora estaba en el asiento que tenía antes Ruri, aunque este estaba temblando sin parar. ¿Qué clase de trato habrían hecho estos dos?

“… Sí, eso lo entiendo bien. Pero aun así me siento muy incómoda. Es como si unas manos invisibles me estuvieran tocando el cuerpo.”

“Bueno, es entendible. Nadie puede ignorarla cuando está aquí, tan cerca.”

“Es verdad… Por cierto, cuando dije que sentía que tenía unas manos invisibles tocando todo mi cuerpo, te emocionaste, ¿no?”

“¿Eh? ¿Acaso me leyó la mente?”

Dijo Ruri con sorpresa y sonrojada. Mushiki sintió que ahora entendía una de las razones por las que la llamaban una prodigio.

“… E-Emmm bueno, retomemos las clases.”

En eso habló la tutora de esta clase, que aún no se recuperaba de la situación de hacía un rato, Kurieda Tomoe. Al parecer, la primera hora también la tenía ella. Tocó la pantalla de detrás de ella con dedos temblorosos y luego apareció una luz. Al parecer, era una pizarra electrónica. En los asientos de cada estudiante había una tableta electrónica. Todo se veía tan moderno… o mejor dicho, futurista. No era algo que Mushiki pensó que vería en una escuela de hechicería. Por cierto, él le había preguntado a Kuroe sobre eso, pero su respuesta fue “… ¿Para qué usar magia si es más fácil y rápido con los objetos electrónicos?”, a lo cual ni siquiera pudo replicar.

Tomoe siguió manejando la pizarra con sus dedos temblorosos y así empezó la clase. Mientras tanto, los estudiantes también comenzaron a manejar sus tabletas y a tomar notas, pero sin dejar de prestarle atención a Mushiki.

“… Como saben, la larga historia de la magia se divide en cinco edades. El descubrimiento del poder mágico, el uso de los encantamientos, la implementación de los círculos y figuras mágicas y su uso en objetos materiales…”

“… Fumu.”

Mushiki se puso una mano en la barbilla mientras escuchaba la clase. Como era de esperarse, y no hace mucha falta decirlo, no estaba entendiendo ni una sola palabra de lo que decía Tomoe. Aun así, no podía perder el tiempo ni ignorar ese tipo de información. Después de todo, tanto su vida como la de Saika estaban en juego.

Mushiki no quería entorpecer el ritmo de la clase, pero aun así, con algo de pesar, levantó la mano.

“Disculpe… ¿puedo hacer una pregunta?”

“¡…!”

Al instante, la mirada de todos se volvió a concentrar en Mushiki. El ambiente, que ya de por sí era tenso, se volvió pesado y las expresiones de los estudiantes se volvieron exageradas. “¿Qué es lo que va a decir la directora…?”. Todos estaban atentos a cada uno de sus movimientos, aguantando la respiración a la expectativa de sus palabras.

“Hii… ¡¿A-Acas… acaso me e-equivoqué en algo…?!”

Tomoe por su parte tembló con fuerza, con una cara de estar a punto de echarse a llorar en cualquier momento. Da algo de pena decir esto, pero parecía como un cachorro abandonado en medio de la lluvia.

“Aah, no es eso. Solo quiero hacer una pequeña pregunta.”

“S-Sí… ¿Q-Qué pregunta sería esa…?”

Tomoe, asustada, decidió escuchar. Mushiki, preparado para que todos se rieran de él por esa pregunta, dijo…

“Sé que sonará a una pregunta muy básica… ¿pero podría explicar de forma sencilla lo que es la magia?”

“¡¿…?!”

Mushiki hizo su pregunta. Al instante, todo el aula de clases se agitó.

“… ¿Q-Que qué es la magia…?”

“No hay forma de que sea una pregunta sencilla… ¡De seguro tiene un significado más profundo!”

“¡Sí, de seguro es una pregunta filosófica sobre las bases de la magia…como el famoso “qué es el hombre”!”

“¡Sí, es como dicen en las sociedades académicas! ¡Esto puede sonar a pregunta de novato, pero en realidad sé un poco sobre magia…!”

“¡Tenga cuidado, sensei…! Si responde mal a la pregunta de la Gran Bruja…”

Y así, los estudiantes comenzaron a murmurar y a exagerar la pregunta de Mushiki. Probablemente pensaban que nadie los estaba escuchando, pero se los podía oír fuerte y claro. Tal vez por esas voces, (o puede que ni siquiera fueran necesarias), el rostro de Tomoe pasó de rojo a pálido de forma gradual. Pensó en responder a la pregunta, pero al final enterró la cabeza contra el escritorio, sudando como si todo el líquido de su cuerpo estuviera saliendo a la vez.

“… ¡L-Lo lo lamento mucho, oh Gran Bruja…! Esta tonta no tiene el suficiente conocimiento para responder a su profunda pregunta. ¡Pero, por favor se lo ruego, al menos perdóneme la vida…!”

“Pero solo quiero que me responda.”

Dijo Mushiki mientras se rascaba la mejilla con una expresión de incomodidad. Después Tomoe, que estaba viendo de reojo el rostro de Mushiki, levantó la cabeza poco a poco.

“¿E-En serio puedo responder…?”

“Sí. Hazlo de forma que un principiante pudiera entenderlo.”

“E-En ese caso, con su permiso…”

Tomoe comenzó a explicar, aunque todavía un tanto sorprendida.

“L-La magia es el término simple para definir las cosas que se pueden producir mediante el uso del poder mágico… Existen varios tipos de magia, pero en esta escuela utilizamos el materializador o también llamado hechizos de manifestación… ¿verdad?”

Dijo Tomoe mirando hacia sus alumnos. Todos tenían una mirada de “así está bien”, “sigue así”.

“…”

Sin embargo, Mushiki seguía con la mano en la barbilla. Todavía no entendía nada.

“¿Puede explicarme la forma de hacerlo? No importa si es muy básico.”

“¿Eh…? B-Bueno…”

Tomoe levantó lentamente la mano y luego un dedo.

“El método de práctica con el que aprendí hace mucho era este, reunir el poder mágico moviendo un dedo… Es más fácil si imaginamos que el dedo es un palo con el que removemos el poder mágico…”

Eso dijo ella mientras movía su dedo en círculos. Al agudizar la vista, se vio cómo unas partículas de luz, su poder mágico, iba reuniéndose alrededor de su dedo.

“Fumu.”

Parecía fácil de lograr de esa forma. Kuroe también le había dicho que sentir que “podía hacerlo” era lo más importante.

Mushiki siguió los pasos de Tomoe y levantó un dedo, moviéndolo en círculos como si estuviera recogiendo algo. En ese instante, en cuestión de segundos, una enorme cantidad de poder mágico apareció alrededor de su dedo y… Pasando justo al lado del cabello de Tomoe, ese poder mágico salió disparado hacia la pizarra dejándole un gran agujero. Las paredes, el suelo y el techo alrededor de esa parte también se esfumaron.

“… ¿Eh?”

De repente, un gran agujero con forma circular apareció frente al aula de clases. Tal vez había cables de electricidad en las paredes y techos, porque la luz se apagó y salían chispas del agujero. Desde afuera entraba una brisa que movió el cabello, un poco cortado, de Tomoe.

“… Khyuuuu…”

Al parecer, las personas ni siquiera pueden gritar cuando realmente se sorprenden.

Tomoe dio un par de vueltas donde estaba parada y luego cayó al piso como si fuera un títere sin titiritero.

“¡¿S-Senseeeeeeeeeeei?!”

“¡¡En qué estaba pensando con enseñarle solo lo básico!!”

“¡Por favor, perdónela, Gran Bruja…! ¡La profesora no se estaba burlando de usted ni nada parecido!”

Los estudiantes que se quedaron helados de la sorpresa reaccionaron al mismo tiempo que Tomoe caía desmayada al suelo. De todos ellos, la única tranquila era Ruri, que estaba al lado de Mushiki. Se cruzó de brazos y asintió con orgullo.

“Qué impresionante poder con una magia tan simple… Excelente, Gran Bruja. Ahora entiendo perfectamente el mensaje, no hay que olvidar lo básico, por muy complicado que sea la magia.”

Al escuchar la voz llena de orgullo de Ruri, los estudiantes, que estaban desesperados, se giraron hacia Mushiki con un “¿Eh? ¿Ese era el mensaje?”.

“…”

Por supuesto, obviamente no lo era, lo había hecho sin querer. Sin embargo, la maga más poderosa del mundo jamás cometería un error así.

“… Ja, compañeros, espero que esta lección les sirva de algo.”

Mushiki dijo lo que pensaba que la Bruja de Colores Resplandecientes diría en una situación como esta, al mismo tiempo que trataba de ocultar el hecho de que su corazón estaba por salírsele de la boca… Fue aquí cuando se dio cuenta de que esta misión tal vez iba a ser más difícil de lo que pensaba.

 

 

… En la quinta hora, la hora del receso, Mushiki y las demás personas de la clase salieron del edificio de la escuela y caminaron hasta un lugar llamado campo de entrenamiento. Era un edificio enorme ubicado en la parte oeste del Jardín. Alrededor de su campo, que tenía grabados unos patrones misteriosos, había unas máquinas increíblemente raras. En vez de asientos, había gradas en forma de escalera y un techo semiabierto. Más que una institución de aprendizaje o entrenamiento, tenía la forma de un domo o estadio, o incluso tal vez la del coliseo de la antigua Roma. La edificación era gigante y magnífica.

Lo que haría Mushiki en un momento como este sería dar vueltas por todo el lugar mientras mostraba su sorpresa, sin embargo, esta vez no pudo hacerlo. Había dos razones detrás de eso. La primera: no era algo que haría Saika. La segunda: Mushiki ya estaba concentrado en otra cosa.

“Oh, oh… Ya veo, ya veo…”

Dijo él murmurando mientras miraba su cuerpo.

La quinta y sexta hora eran clases prácticas, por lo que Mushiki se cambió el uniforme de hacía un rato para ponerse ropa ligera con la que fuera fácil de moverse. Era una camiseta de manga corta, ropa interior de entrenamiento y unos pantaloncillos. Al parecer estaban hechos con el mismo material del uniforme anterior, puesto que, a pesar de que la tela era delgada al tacto, parecía ser bastante resistente. A primera vista, esta ropa de entrenamiento tan simple no era algo que le quedara tan bien a alguien llena de misterio como Saika. Sin embargo, Mushiki no pensó que esto realmente desarrollaría un nuevo atractivo que no había visto antes en ella. De hecho, hasta estaba algo triste por saber que no podría verla de esta forma en otro lugar que no fuera este.

Mientras Mushiki pensaba eso, un leve sonido se escuchó desde su espalda.

“¿…? ¡¿L-La Gran Bruja con atuendo de entrenamiento…?! ¡¿D-De verdad algo tan grandioso como esto puede existir…?! Es como si fuera una supercarta rara de tiempo limitado en un gacha… ¡Debo conseguirla!”

Por supuesto, era Ruri. Ella, al igual que Mushiki, traía el mismo uniforme de entrenamiento, aunque por alguna razón al parecer estaba más impactada que él. Luego de eso hizo como si fuera a tomar algunas fotos, pero en la mano no tenía nada. Ella se quejó al mismo tiempo que comenzó a golpear el suelo con enojo.

“Kuuh… ¡¿Por qué no traje mi cámara?!”

“No creo que esté permitido traer ese tipo de cosas al vestuario…”

Dijo Hizumi, que se acercó a Ruri desde atrás.

“¡¿Por qué no la trajiste?!”

“Pues porque no la iba a traer a la clase práctica…”

Mientras ellas dos hablaban de eso, un hombre se acercó lentamente y sin ganas desde el campo de entrenamiento.

“Fuaah… Oh, por fin llegaron todos, mocosos.”

Dijo él acompañado de un bostezo. Al verlo, Mushiki frunció las cejas. Él era la misma persona que había tratado de atacarlo ayer, uno de los caballeros, Enviette Svarner. Al parecer, era verdad que trabajaba como profesor aquí.

Misteriosamente, ya se había sanado por completo de las heridas que sufrió el día anterior, porque ya no tenía ni un solo vendaje en su cuerpo. A diferencia de la camisa y el chaleco de ayer, ahora traía una simple camiseta negra con una raya dorada. Aunque todavía tenía un montón de accesorios colgando de las manos y el cuello, por lo que no parecía un atuendo para hacer ejercicio.

“Bueh, empecemos de una vez. Primero harán los típicos ejercicios de calentamiento y luego pasaremos a las técnicas básicas de manifestación…”

En eso, Enviette detuvo sus palabras y miró a Mushiki.

“… ¿Aah? ¿Y tú qué mierda estás haciendo aquí, Kuonzaki? Es más, ¿a qué estás jugando vestida así como si fueras una estudiante?”

Dijo él, frunciendo las cejas con enojo. Antes de que Mushiki pudiera responder, Ruri comenzó a caminar hacia él con las manos sobre su cintura.

“Oh, ¿acaso ya olvidaste la reunión de ayer? Ella dijo que desde hoy asistirá a la escuela como una estudiante más.”

“¿Qué? ¿Y esa mierda no era una broma? ¿Qué estás tramando ahora?”

Dijo Enviette. Mushiki por su parte no se dejó llevar y, es más, incluso puso una leve sonrisa.

“Aah… Parece que últimamente me estoy oxidando un poco, así que decidí que lo mejor sería entrenar desde cero. Sin mencionar que así podré ver el desarrollo de los demás estudiantes y…”

Tomó una pausa y luego, con una sonrisa burlona, dijo…

“… De esta forma también podré ver si los profesores están haciendo bien su trabajo, ¿no crees?”

“… ¡¿Ah?!”

Enviette se puso histérico al escuchar las palabras de Mushiki. Era una reacción natural, puesto que lo dijo de forma que se entendía que estaba dudando de sus capacidades como profesor. Por eso su reacción fue la que Mushiki esperaba.

Según Kuroe, Ruri jamás ponía en duda las decisiones de Saika. Elluc por su parte daba su opinión, mientras que Enviette siempre se quejaba, pero al final siempre terminaba siguiendo sus órdenes.

“Hagamos eso si quieres. Aunque primero tienes que entender muuuuuuuy bien cuál es tu posición ahora mismo, ¿no? Ahora eres una estudiante más de este Jardín, así que ¿cómo deberías responderle a un profesor? ¿Ah?”

“¡¿Qué…?! Enviette, estúpido idio…”

Ruri de inmediato reaccionó a las palabras de Enviette, sin embargo, Mushiki levantó levemente la mano para detenerla, y luego, con una pequeña sonrisa…

“… Ja, eso es cierto. Le ofrezco mis disculpas, estimado profesor.”

“¡…!”

Dijo aquello, sin embargo, en un tono un tanto burlón y casual, lo cual hizo que Enviette se enojara todavía más. De hecho, Mushiki ya empezaba a sentir miedo al verlo de esta forma tan de cerca. No obstante, Saika jamás se dejaría llevar por ese tipo de sentimientos, por lo que Mushiki hizo todo lo posible para no mostrar signos de miedo.

“… Bien, bien. Si de verdad vas a seguir con esto, entonces prepárate para sudar. No dejaré que te detengas ni aunque me lo ruegues.”

Al final, Enviette soltó esas palabras y siguió caminando. Luego, este gritó con enojo a los estudiantes que se habían quedado sin palabras al ver la disputa entre ellos dos.

“¡¿Y ustedes qué mierda están mirando?! ¡Vayan a calentar ya!”

“¡S-Sí!”

Los estudiantes respondieron al mismo tiempo y luego se organizaron, empezando rápidamente el calentamiento. Al parecer esto ya lo habían hecho antes, por lo que Mushiki simplemente se movía tratando de imitar sus movimientos. En cuestión de nada, el grito de enojo de Enviette volvió a escucharse.

“¡¿Y tú qué rayos estás haciendo, Kuonzaki?! ¡Estira más esos músculos! ¡Por eso es que salen heridos luego, por confiarse demasiado!”

“¿Eh? Aah… lo siento.”

Mushiki le hizo caso y estiró más sus músculos, pero de nuevo Enviette lo llamó.

“¡Cuando termines eso vas a dar tres vueltas, y ni se te ocurra parar a descansar!”

“Sí… ¿Umm? ¿Solo tres vueltas?”

Le respondió de esa manera porque pensó que lo iba a poner a hacer una maratón completa. Enviette caminó hacia él con una cara de pocos amigos, como de costumbre.

“¿Acaso eres tonta? Esto es un calentamiento, ¿de qué serviría ejercitarse en exceso con esto? ¡Tú también eres una profesora, así que ponle más atención a las cosas más básicas, maldita sea!”

“S-Sí.”

Luego de eso, y aunque con algo de incomodidad, Mushiki corrió junto a los demás estudiantes. Hizumi, que se dio cuenta de eso, se puso al lado de él y le habló.

“Jaja… Envi-sensei puede ser gruñón y maleducado, pero esta vez tiene razón…”

Luego Ruri le tomó la palabra con una expresión relajada.

“Es una persona seria, pero tiene un dilema en la cabeza porque ahora la Gran Bruja es una estudiante, así que, aunque la odie, no puede meterse con ella tan fácilmente. Qué tonto es tratando de hacerse el malo.”

“…”

Mushiki sintió que su impresión de Enviette mejoró un poco.

Luego de terminar de correr, los estudiantes se volvieron a reunir en el centro del campo de entrenamiento. Entonces Enviette se paró en frente.

“Parece que ya calentaron lo suficiente. Ahora empecemos con la clase.”

Enviette dijo eso, lanzando una bola de metal que tenía en la mano. Al hacerlo, la bola empezó a brillar y ese brillo tomó la forma de unas extremidades que comenzaron a moverse por sí solas. Al parecer, era una especie de hechizo de movimiento. Qué curioso era este tipo de magia de hechiceros.

“Primero irás tú… Fuyajou.”

“Sí.”

Al ser llamada, ella respondió y dio un paso al frente. Ahora su forma de hablar era un poco más educada que antes, tal vez porque normalmente era así en las clases o simplemente porque estaba imitando a Mushiki.

“Gran Bruja, con su permiso.”

“Sí, muéstrame lo que sabes hacer.”

Al decir eso, Ruri se sonrojó un poco y luego se dio ánimos a sí misma con un pequeño “¡Ahí voy!”. Extendió las manos hacia delante, cerrando los ojos para concentrarse.

“Senjitsu Fuyajou, segunda manifestación: Espada Incandescente.”

Ella recitó ese nombre y luego… encima de su cabeza aparecieron dos patrones brillando de color lapislázuli. Aquel patrón era la Corona del Mundo, un patrón que aparecía cada vez que alguien usaba un hechizo de manifestación. Era lo mismo que los halos de luz que aparecían encima de la cabeza de Saika o en la espalda de Enviette. Aunque, en el caso de Ruri, no era como un halo de ángel, sino como el casco de un valiente guerrero o incluso la máscara de un feroz ogro. Seguido de eso, una luz salió de las manos que Ruri había extendido hacia delante, y luego esa misma luz tomó la forma de un arma. Era una naginata larga con un brillo rodeando la parte de la hoja. Ruri la tomó con destreza, con una postura donde la empuñadura apuntaba para un lado y la hoja para otro.

“…”

Mushiki se quedó viendo fijamente y con sorpresa esa figura tan misteriosa y casi irreal. Después de todo, era la primera vez que observaba desde la distancia aquella manifestación.

“… Estoy lista.”

Declaró Ruri.

En respuesta, Enviette chasqueó los dedos y rápidamente las bolas brillantes, o más bien sus brazos, comenzaron a moverse. Se movieron a una velocidad a la que no solo era imposible contraatacar, sino que hasta era poco probable seguirlas con la vista. Sin embargo, Ruri permanecía tranquila.

“… Fuh…”

Junto a esa respiración, ella movió la espada. El brillo dejó una estela de luz que tomó la forma de una luna creciente. Al hacerlo, las dos bolas de metal que estaban ahora detrás de Ruri cayeron al piso. No hubo resistencia, tan solo un único golpe. Al instante, los estudiantes elevaron una voz de admiración.

“Ja, nada mal.”

Dijo Enviette cruzándose de brazos. De inmediato, la espada brillante de Ruri desapareció.

“Muchas gracias. Por un momento me preocupó que su habilidad como profesor solo le permitiese evaluar los ataques más llamativos y exagerados.”

“¿Ah?”

Enviette frunció las cejas con enojo, y en eso Hizumi, empapada en sudor, rápidamente empujó a Ruri desde su espalda para que se alejara del lugar.

“Tch… Ya da igual. Sigues tú, Kuonzaki. No tengo ni puta idea de por qué estás jugando a ser una estudiante, pero aprovecharé la oportunidad. Muéstrales a los mocosos el poder de su supuesta gran directora.”

Dijo Enviette, lanzando al aire otras dos bolas.

“Ah, pero yo…”

Mushiki trató de rechazar esa idea. Y tenía sentido, después de todo, había hecho volar una parte del aula de clases solo tratando de recolectar una fracción de su poder mágico. Si Mushiki, que no tenía ni idea de cómo controlar el poder de Saika, participaba en este tipo de prueba de combate, nadie sabía lo que podría pasar.

“…”

Sin embargo, los estudiantes se lo quedaron viendo fijamente, por lo que no tuvo de otra. No estaba seguro de si iba a poder controlar bien su poder, pero lo que sí sabía es que Saika definitivamente no huiría de esta situación.

“Aah… Sí, es verdad. Les mostraré un poco de mi poder entonces.”

Dijo Mushiki en un tono lleno de confianza, y luego dio un paso al frente. Cerró los ojos, imaginando lo que Kuroe le había enseñado, lo que Enviette había hecho ayer y lo que Ruri acababa de hacer hacía un momento: el hechizo más reciente, el hechizo de manifestación. Un tipo de milagro que le daba forma a cosas intangibles. La base del hechizo era la materialización del poder mágico…

Mushiki imaginó su poder mágico dando vueltas, como si fuese arcilla siendo amasada. Y luego, por alguna razón, sintió que ya estaba acostumbrado a esto, a pesar de que era la primera vez que lo intentaba. Pero de todas formas trató de no dejarse llevar, ya que no quería hacer lo mismo que hizo en el aula. Por eso imaginó un poder lo más débil posible, pequeño, sereno, inocente y que fuese disparado solo por la punta de un dedo…

“¡¿…?!”

De repente, Mushiki abrió los ojos. Luego se dio cuenta de que Enviette y Ruri se habían puesto justo frente a él. Ambos tenían una gran cantidad de sudor en el rostro y respiraban agitadamente… Sí, como si estuviesen frente a un poderoso enemigo. Pero eso no era todo. Detrás de Enviette estaban los dos halos de luz brillando, mientras que encima de Ruri se encontraba nuevamente el patrón con la cara de un ogro feroz. Enviette tenía sus tres vajras mientras que Ruri tenía su naginata. Ambos habían hecho una segunda manifestación. Dos de los caballeros más poderosos de este Jardín habían entrado en modo de combate.

“Emmm…”

Mushiki reaccionó sin entender qué estaba pasando, mientras que Enviette, con un montón de sudor rodando por su barbilla, dijo…

“Kuuh… Maldita Kuonzaki, ¿qué mierda tienes en la cabeza? ¡¿Acaso quieres volar por los aires el campo de entrenamiento… no, todo el maldito Jardín…?!”

“¿Eh…?”

Seguido de él, Ruri se tiró al suelo como si hubiera perdido la fuerza en sus piernas.

“¡L-Lo lamento mucho, Gran Bruja! ¡No puedo creer que haya levantado mi espada contra usted! E-Es que… mi cuerpo se movió por sí solo antes de pensarlo…”

Dijo ella, agachando la cabeza ante él.

“Ah, umm…”

Él no sabía qué había pasado, pero de seguro se imaginó que la volvió a embarrar. Mushiki pensó en cómo debía reaccionar, y entonces…

“… Ja, tuvieron una muy buena reacción…”

decidió elogiar a los dos caballeros a pesar de que él mismo sabía que era una excusa bastante forzada. Dejando de lado a Ruri, Enviette todavía seguía mirando a Mushiki con desdén.

“…”

… Quién hubiera imaginado que un poder tan pequeño como el que él esperaba liberar podía resultar tan peligroso. Mushiki volvió a comprender una vez más el peso de lo que había heredado mientras miraba a aquellas blancas y hermosas manos que ahora tenía.

 

 

… Las clases de la quinta y sexta hora pasaron sin problema luego de aquello. Aunque eso se debía más que nada a que Enviette hizo que Mushiki simplemente se sentara y presenciara la clase, sin hacer nada más. Claro que él no iba a protestar por eso, de hecho, hasta tenía ganas de darle las gracias. Después de todo, todavía no tenía ni idea de cómo usar el poder mágico de Saika, por lo que ese tiempo viendo a los estudiantes usando sus hechizos le resultó bastante cómodo.

Aunque, en el caso de los estudiantes, al parecer estaban bastante nerviosos al estar siendo observados por la directora de esta escuela, pero Enviette había tomado acciones que favorecían tanto a los estudiantes como al propio Mushiki.

“… Bien, ya podemos irnos, Gran Bruja, Hizumi.”

Dijo Ruri, estirándose luego de que Enviette y los demás se marcharan. Mushiki, que estaba sentado, asintió y luego se puso de pie.

“Fufu, normalmente no tengo oportunidad de ver a los estudiantes en sus clases así de cerca, así que fue una buena experiencia…”

“Ajaja… Sinceramente, estaba tan nerviosa que ni siquiera pensé en eso.”

“¿Eeh? Qué desperdicio de oportunidad. Hoy tuvimos la oportunidad única de mostrarle nuestros hechizos a la Gran Bruja.”

Luego, las tres se dirigieron hacia el vestidor que estaba al lado del campo de entrenamiento, pero…

“Ah…”

al entrar al vestuario, Mushiki se detuvo de repente. La razón era simple: muchas otras estudiantes ya estaban ahí adentro reunidas. El problema era que la mayoría de ellas estaban en ropa interior.

“¡…!”

Su corazón comenzó a latir rápidamente mientras maldecía su propio descuido. Si lo pensaba detalladamente, era algo de lógica simple. Mushiki ahora mismo tenía la figura de Saika, por lo que tenía que usar el vestuario de chicas, y el vestuario es una sala que se usa para cambiarse de ropa. Él se dio cuenta de eso y por ese mismo motivo, cuando empezó la quinta hora, esperó a que todas terminaran de cambiarse para ser el último en entrar a ese lugar. Sin embargo, se había olvidado de ello mientras hablaba con Ruri y Hizumi, o incluso tal vez al suspirar de alivio porque finalmente había terminado su primer día de clases. Se quedó inmóvil al toparse con aquel jardín de chicas en ropa interior desplegándose frente a sus ojos.

“Haah… Creo que hoy me cansé más de la cuenta…”

“Es verdad… pero piénsalo bien. Hoy tuvimos el honor de mostrarle nuestros hechizos a la Gran Bruja…”

“¿No te parece que Envi-sensei se vio muy lindo cuando se asustó?”

“¿Verdad que sí? De hecho, en las academias dicen que por lo general, cuanto más malo actúa un hombre, más débil es cuando lo arrinconan.”

“Ah, préstame tu spray cuando termines de usarlo.”

“Umm.”

… Y así hablaban ellas. Las jóvenes hablaban entre ellas de forma casual, exponiendo su piel sin vergüenza alguna. Aquellos bustos y traseros que generalmente Mushiki jamás había visto con sus propios ojos ahora estaban en fila frente a él.

“…”

Aunque él se había enamorado a primera vista de Saika, y en su mente solo tenía ojos para ella, tampoco podía negar que no sentía nada al ver a estas chicas de esta forma. Pero para su desgracia, no pudo vencer a su instinto más primitivo, y su cerebro estaba absorbiendo la imagen de la piel de estas chicas, sus figuras e incluso su aroma. 

“¿…? ¿Sucede algo, Gran Bruja?”

“Es verdad, se ve algo pálida…”

En eso, Ruri y Hizumi se dieron cuenta de que pasaba algo, por lo que le hablaron en un tono de preocupación.

“A-Ah, no es na…”

Mushiki trató de pensar en alguna excusa. No obstante, al girarse para verlas, su cuerpo volvió a quedarse paralizado. Ruri y Hizumi también habían empezado a cambiarse de ropa en el tiempo que Mushiki estaba en shock. En otras palabras, ellas estaban frente a él, ya habiéndose quitado su ropa de entrenamiento y solo con su ropa interior.

“…”

Mushiki no pudo evitar verlas fijamente.

Ruri era su hermana menor. Hasta se había bañado con ella muchos años atrás, por lo que incluso si la veía en ropa interior no iba a sentir nada. Sí, eso creía Mushiki… hasta hacía solo unos segundos. Sin embargo, el cuerpo y la figura de aquella hermana menor que no había visto desde hacía muchos años lo tomaron por sorpresa y se quedaron grabados en sus ojos.

Ella estaba usando un sujetador y bragas de diseño sencillo, de un color celeste claro. Mientras tanto, la piel que estaba cubierta por esa lencería tenía una forma perfecta, ni mucho ni poco. Un cuerpo delgado donde dos elementos que normalmente no combinarían, el de una linda chica y el de una guerrera, convergían a la perfección. Mushiki, casi sin pensarlo, terminó tragando saliva al verla.

Sin embargo, el caso de Hizumi era totalmente diferente al de Ruri. Ella estaba usando una ropa interior un poco más colorida, escondiendo debajo de eso un cuerpo con el potencial de un arma de destrucción masiva que él no había notado con su uniforme común ni con el de entrenamiento.

KIYASE…

De repente, aquellas palabras, aquel escrito legendario, llegaron a la mente de Mushiki. Aquellas dos protuberancias de Hizumi eran inocentes a la vista, pero se movían de una forma tan salvajemente sensual frente a los ojos de Mushiki que se convirtieron en el centro de su atención y llevaron sus pensamientos al paraíso del caos.

… No está bien. Esto no está bien.

Mushiki estaba preocupado. Ya de por sí su corazón no dejaba de latir rápido al encontrarse con esta sorpresa, pero ahora lo hacía mucho más deprisa al estar en una situación mucho peor que antes. No pensó que ver a alguien que conocía en ropa interior podría afectarle de esta manera. Al mismo tiempo, sabía que tenía que recobrar la compostura…

“¡¿…?! ¿Eh? Ah…”

De repente, sintió que su cuerpo comenzó a ponerse caliente. Al principio pensó que se debía a la excitación, pero… aquella sensación, como si toda la sangre en su cuerpo estuviese en llamas…

“¡…!”

Mushiki rápidamente fue asaltado por un sentimiento de ansiedad, por lo que entró rápidamente a la sala al fondo del vestuario y cerró la puerta. No sabía bien por qué, pero sentía que no debía estar en ese lugar mucho más.

La zona a la que entró era la sala de duchas. Las duchas estaban separadas por una pared simple, mientras que al frente tenían instaladas unas puertas con un espacio abierto arriba y abajo. Mushiki finalmente pudo respirar de alivio. No sabía si era porque nadie estaba usando las duchas después de la clase práctica o simplemente porque ya las habían terminado de usar, pero no había nadie más en esta sala.

“¡¿Gran Bruja?! ¡¿Le sucede algo?!”

Desde el otro lado pudo escuchar la voz preocupada de Ruri. Era de entenderse, puesto que, para ella, Saika había corrido sin motivo alguno hacia las duchas.

“N-No… no es nada, no te preocupes. Es solo que…”

Y en el momento que Mushiki iba a dar una excusa, se dio cuenta de algo… Su cuerpo comenzó a liberar una pequeña luz.

“¿Q-Qué…?”

Mushiki se quedó sorprendido sin poder entender qué le estaba pasando a su cuerpo… Unos segundos después, cuando esa luz finalmente se apagó, aquel calor en su cuerpo también comenzó a hacerlo. Se calmó pensando que finalmente había pasado.

“¿Qué rayos fue eso…?“

Pero… al murmurar esas palabras, Mushiki se dio cuenta de que algo no estaba igual que antes. La voz que acababa de soltar no la recordaba… No, de hecho, estaba tan acostumbrada a ella que por un momento hasta olvidó que esa era su voz.

“¡¿…?!”

Sin aliento, Mushiki se miró las manos.

No…

Las hermosas y delgadas manos de Saika ya no estaban por ninguna parte, y en cambio lo que vio fueron las duras y ásperas manos de un chico. No solo fue eso, sino que los dos bultos que debía tener en su pecho ya no estaban.

“¿Acaso…?

Mushiki corrió rápidamente hacia la pared, viendo hacia un cristal que estaba en la parte alta de la ventana.

“…”

Se quedó sin palabras al ver la figura que allí se reflejaba, y era natural, pues el reflejo de aquella persona viéndose a sí misma… era la figura del mismo Kuga Mushiki.

“¿Por qué… regresé…?”

Sí. Tenía un flequillo largo que le llegaba hasta los ojos y la mirada de una persona despreocupada, más una piel blanca. Esa era la verdadera forma de Kuga Mushiki antes de fusionarse con Saika. En ese momento recordó lo que le habían contado. Ahora mismo él estaba fusionado con Saika, pero era el cuerpo de Saika la que formaba la base de lo que eran ahora mismo. Por eso este cambio resultó tan repentino…

“Ah…”

En eso, Mushiki recordó algo, la última advertencia y punto a tomar en cuenta que le había dicho Kuroe.

 

“Bien, ahora la última advertencia…”

Estaban en la sala de dirección, en el edificio central de la escuela. Kuroe, quien estaba mencionado los puntos a tener en cuenta y diciéndole que tuviera mucho cuidado al ingresar como estudiante en este Jardín, levantó un tercer dedo y se detuvo. Luego, pasó unos cuantos segundos así, en silencio.

“¿…? ¿Cuál es esa última advertencia?”

“… No, no es nada. De seguro no tiene importancia.”

“¿Eh? Oh, vamos, ahora tengo curiosidad.”

“El tema es que en este caso es mejor no tomarle demasiada importancia. Incluso si lo tiene en mente, será complicado para usted tomar las riendas del asunto por su propia cuenta, así que dado el caso yo me encargaré de eso.”

Kuroe dijo eso con tranquilidad, mientras que Mushiki hizo un puchero de insatisfacción.

“… Kuroe, no me lo dices a propósito, ¿no?”

“¿Cómo cree?”

Respondió Kuroe, desviando levemente su seria mirada.

 

“¡¿Se refería a esto…?!”

Ella ciertamente tenía razón si ese era el caso. Esto no era algo que él pudiera solucionar, y si lo hubiera sabido con anterioridad probablemente habría actuado de forma extraña con la intención de ser más precavido para evitarlo. Aunque, de todas formas, Mushiki pensó que habría sido mejor saberlo con antelación.

“¡Gran Bruja! ¡Gran Bruja, ¿se encuentra bien?! ¡Voy a abrir la puerta!”

“¡¿…?!”

En eso, Ruri tocó a la puerta, hablándole con gran preocupación. Al escuchar eso, Mushiki se estremeció. Ahora mismo estaba en la zona de duchas del vestidor de chicas, pero su cuerpo era el de un hombre. No podía dejar que abrieran la puerta, por eso, sin pensarlo, respondió lo siguiente.

“Espera un momento, estoy bie…”

“¡¿…?! ¡¿Y esa voz…?!”

“… Ah.”

Para cuando se dio cuenta, ya era muy tarde. Las chicas que estaban del otro lado escucharon su voz y comenzaron a inquietarse.

“¿Eh…? ¿La voz de un hombre? ¿Cómo?”

“¿Pero adentro no estaba solo la Gran Bruja?”

“¡¿Entonces se infiltró en las duchas desde mucho antes…?!”

“Eso es un nuevo nivel de perversión…”

“¡¿Entonces la Gran Bruja se dio cuenta y por eso corrió a detenerlo?!”

“¡Ahora mismo vamos a ayudarla, Gran Bruja…!”

“¡Ah, espérenme, déjenme ponerme la ropa…!”

Y así la inquietud se extendió por toda la sala. Mushiki soltó un pequeño grito de susto. Tenía que salir de allí, no podía dejar que lo encontraran. Sin embargo, no había forma visible de escapar de esta sala de duchas, y su cuerpo no cabía por la ventana.

“D-Debo llamar a Kuroe…”

“… ¿Me llamó?”

“¡¿Uaaah?!”

De repente Kuroe mostró su rostro desde la ventana abierta. Fue tal la sorpresa que Mushiki se tropezó con sus propios pies y cayó de espalda al piso.

“Auch…”

“Por favor, tenga más cuidado. Recuerde que ahora mismo su cuerpo también es el de Saika-sama.”

Kuroe dijo eso y comenzó a entrar por la ventana. Su cuerpo de por sí era delgado, aunque se necesitaba habilidad para entrar por ese lugar. Mushiki sintió como si estuviera viendo a una contorsionista profesional o a un criminal en plena fuga.

“Me di cuenta del repentino cambio en el flujo de su poder mágico, por eso vine… y como imaginé, ocurrió un problema de cambio de identidad.”

“¿Cambio de identidad? ¿Q-Qué significa eso…?”

“Luego se lo explicaré, primero solucionemos este problema.”

Dijo Kuroe, acercándose a Mushiki. En ese momento recordó que Kuroe le había dicho que ella solucionaría todo si llegaba a suceder algo.

“Entonces sí hay una forma de salir de esta, ¿no? Ayúdame, por fav…”

Dijo él, sin poder terminar sus palabras. La razón era simple: Kuroe había arrinconado a Mushiki contra la pared, y su mano le tocó el rostro.

“K-Kuroe, ¿qué haces…?”

“Silencio, por favor. Hará que me equivoque… y con eso me refiero a mis labios.”

Kuroe dijo eso y con su otra mano levantó la barbilla de Mushiki. Después, comenzó a acercar el rostro lentamente. Mushiki pudo sentir, pudo tocar la nariz, la respiración de Kuroe. Su hermosa piel blanca y aquellos ojos negros que parecían absorber todo a su vista, seguido de las largas pestañas que los decoraban, entraron firmemente en la línea de visión de Mushiki, haciendo que los latidos de su corazón estallaran.

“Kuroe, espe…”

“Mmm…”

Sin prestarle atención a su resistencia, Kuroe unió sus labios con los de Mushiki. Una sensación de suavidad, el ligero sonido de labios tocándose unos con otros y una fragancia paralizante… Todas esas sensaciones entraron en Mushiki, invadiendo su cabeza.

“…”

En medio de sus pensamientos confusos, por alguna razón Mushiki recordó aquel beso que había tenido con Saika aquella noche.

“… ¡¿Gran Bruja, está bien?!”

Ruri, quien se había puesto su uniforme de entrenamiento al revés por las prisas, entró a la sala de duchas gritando. Detrás de ella estaban todas las demás compañeras de clase con una expresión terrorífica. Aunque no supieran qué estaba ocurriendo, tenían la marca del mundo sobre sus cabezas; era claro que estaban listas para pelear. Ruri habría entrado antes, pero Hizumi le había dicho “¡R-Ruri-chan, al menos ponte algo encima…!”, por lo que Mushiki ganó algo de tiempo. Al entrar, Ruri comenzó a mirar por toda la sala.

“… ¿Eh?”

Luego soltó una voz de confusión al ver el interior de la sala de duchas. Allí no había nadie más que Saika.

“¿Gran Bruja…? ¿No había un hombre aquí…?”

“… ¿Umm? ¿De qué hablas? Aquí no hay nadie más.”

Saika le respondió a Ruri.

… Por alguna razón, Ruri sintió cierta incongruencia, por lo que volvió a preguntar.

“Disculpe, Gran Bruja…”

“¿Qué sucede?”

“¿Por qué entró a la sala de duchas con tanta prisa?”

“Ah, pues… simplemente quería limpiarme el sudor.”

“¿Y por qué está pegada a la pared?”

“Aah… es que me acabo de resbalar.”

“… ¿Y por qué su rostro está tan rojo?”

“Eso es por…”

Saika se tocó los labios con un dedo, pero luego lo levantó. 

“… Eso es un secreto.”

 

 

“Parece que lo hice a tiempo…”

Luego de terminar de arreglar el “problema” en el que se había metido Mushiki, Kuroe salió por la ventana y murmuró esas palabras mientras se sacudía la falda, que se había mojado. Iba a tardar un poco en secarse, pero no había de otra, ella misma había salido de la sala de duchas arrastrándose por la pared.

“Aunque no pensé que el cambio de identidad sucedería en tan solo un día. Parece que tocará hacer esto otra vez muy pronto…”

Y luego de decir eso…

“…”

Kuroe se encogió en ese mismo lugar y se cubrió el rostro con ambas manos… como si tratara de ocultar su cara sonrojada.

“… Creía que ya estaba completamente preparada para esto, pero al final sí que es vergonzoso hacerlo…”

Y luego murmuró eso en voz baja para que nadie más la escuchase. Unos diez segundos después…

“… Bien.”

Kuroe volvió a recuperar su cara inexpresiva de siempre y luego caminó hacia los terrenos del Jardín como si nada hubiese pasado.

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