Ou-sama no Proposal 1

Todos los capítulos están en Ou-sama no Proposal
A+ A-

Ousama no Propose Volumen 1 Capítulo 1 – Fusión

“Umm…”

Mushiki despertó de repente sobre una lujosa cama de dosel. Luego de parpadear unas cuantas veces, comenzó a ver a su alrededor.

Era una habitación espaciosa. Pegada a la pared había una cómoda y también un armario de estilo bastante antiguo, mientras que a un lado de la cama estaba una pequeña pero elegante lámpara iluminando el interior. El piso estaba decorado con una lujosa alfombra, mientras que por las rendijas de las cortinas de la ventana entraban unos rayos de luz.

De repente se había despertado confundido en una habitación de lujo. Qué cosa tan curiosa. El único problema era que no reconocía nada, ni siquiera el lugar donde estaba.

“¿Dónde estoy…?”

Murmuró lentamente. Dado que apenas acababa de despertar, tenía un pequeño zumbido molestando en sus oídos, por lo que no pudo escuchar ni su propia voz. Mushiki estaba lleno de preguntas y trató de usar la cabeza para encontrar las respuestas.

… Mi nombre es Kuga Mushiki. Tengo diecisiete años. Vivo en Oujou, en la ciudad de Tokyo, y soy un estudiante de preparatoria. Sí, recuerdo todo eso.

Lo último que recordaba era… que iba de camino a casa antes de quedarse dormido. Sí. Mushiki iba de regreso a casa desde la escuela. Entonces, si se despertó en este lugar, eso quería decir que algo le pasó de camino a casa.

… ¿Fui secuestrado? ¿O tal vez un camión me dio un boleto gratis al cielo? ¿Y si seguí a alguna mujer embriagada y pasé una noche de aventuras con ella…? Nada de eso suena a algo que pasaría realmente.

Entonces, ¿estaba soñando? Mushiki trató de pellizcarse una mejilla. No le dolió en absoluto, pero no pudo determinar si de verdad esto era un sueño o simplemente no se había jalado la mejilla con suficiente fuerza. En todo caso, no podía quedarse quieto y de brazos cruzados.

Mushiki se puso las sandalias que estaban a un lado de la cama y luego, con unos pequeños pasos, se acercó a la puerta, la abrió y salió de la habitación. Después…

“¿Eh…?”

En ese instante, Mushiki abrió los ojos de par en par. Al mismo tiempo que abrió la puerta, el paisaje al otro lado cambió repentinamente, como si hubiese sido teletransportado a otro lugar. En el cielo había un gran clima despejado y un sol brillante, mientras que en el suelo un camino hecho de asfalto. A un lado de ese camino había una fuente y unos árboles rodeando el paisaje de una gran naturaleza. Y, por último, al final de ese camino había un elegante y magnífico edificio esperando en calma, como si se tratara de un trono aguardando a su rey. De alguna forma, ese edificio conservaba el estilo de una escuela. Aunque para Mushiki era algo que ya superaba lo extraño, llegando al nivel de algo de otro mundo.

Todo fue tan repentino que no sabía qué hacer, por lo que miró hacia atrás. Sin embargo, la habitación en la que había estado hasta hacía un rato ya había desaparecido. No entendía nada de lo que estaba pasando, y lo único que pudo hacer fue llevarse una mano a la cabeza con desconcierto.

“… Entonces, ¿sí estoy soñando?”

Desgraciadamente para él, no podía pasar demasiado tiempo preguntándose eso. El motivo era sencillo: a diferencia de la habitación de hacía un rato, había muchas personas en el lugar donde ahora se encontraba. ¿Estudiantes tal vez? Las chicas y chicos estaban vistiendo un uniforme similar y todos caminaban hacia la escuela que quedaba al final de este camino. Unos cuantos de ellos se sorprendieron al ver a Mushiki aparecer de la nada tan de repente, y muchos otros estaban con la boca abierta.

“Ah…”

Era comprensible. Cualquiera se sorprendería si viera a una persona aparecer de la nada. Aunque la persona más sorprendida aquí, ahora mismo, era sin lugar a duda el propio Mushiki. En todo caso, pensó que lo mejor sería aprovechar la situación para reunir información y de paso dejar claro que no era nadie sospechoso. Por eso, Mushiki caminó hacia la primera estudiante que vio.

“Disculpa…”

Pero ella ni siquiera esperó a que terminara de hablar.

“… Muy buenos días, Gran Bruja.”

La chica saludó de esa forma, haciendo una respetuosa reverencia.

“… ¿Eh?”

Él se sorprendió por esa reacción, pues no se la esperaba. Después de eso, el resto de los estudiantes comenzaron a rodearlo y uno a uno se pusieron a saludar.

“Buenos días.”

 

“Excelente mañana, Gran Bruja.”

“Hoy también luce hermosa.”

“¿…?”

Mushiki se quedó parado sin saber cómo reaccionar a las palabras de los estudiantes. Aunque no solo se limitaba a los estudiantes, sino que también a un hombre que vino caminando desde el frente y que parecía ser un profesor…

“Buenos días, directora.”

Saludó él.

Gran Bruja… Directora…

Mushiki se confundió todavía más al escuchar esas palabras raras para él. Después de todo, nunca le habían llamado de esas formas. Lo más extraño era que todos esos títulos no eran cosas que se les diría a un hombre.

“… ¿Umm?”

Pero, en ese instante… en medio de la confusión y por pura casualidad, vio su propio cuerpo y fue ahí cuando finalmente se dio cuenta de algo. No reconocía sus propias piernas. Para ser más precisos, no podía verlas. Había algo bloqueando la línea de visión entre sus ojos y sus piernas, evitando así que pudiera verlas.

“¿Qué rayos…?”

Y si eso no fuera suficiente, en sus pechos había dos grandes bultos que él nunca había visto. Luego de pensarlo por unos cuantos segundos, Mushiki tomó esos bultos con ambas manos.

“¡¿Ummm?!”

En ese instante, una suave sensación recorrió sus manos. Al mismo tiempo pudo percibir un dulce estímulo viniendo de sus pechos.

“E-Estos son…”

Claramente no eran falsos. Esos dos suaves bultos realmente eran parte del cuerpo de Mushiki. Y por si fuera poco, sus manos y dedos eran más delgados y blancos de lo que recordaba.

“…”

Luego de reunir una gran cantidad de información al instante, Mushiki salió corriendo del lugar. Después de eso llegó hasta la fuente que estaba en el centro del camino y vio su reflejo en el agua. Al ver aquel reflejo, su “propio rostro” en el agua, Mushiki se quedó sin palabras. Su reacción fue más que natural, pues lo que se estaba reflejando ahí no era la figura del chico de preparatoria que veía en el espejo todos los días… sino el rostro de una hermosa chica con un largo cabello y ojos coloridos.

“…”

Sí, no había error, no había duda alguna; Mushiki se había transformado en una chica. No hace falta decirlo, pero él no entendía nada. Desde que despertó, se había encontrado con todo tipo de cosas raras, pero esto ya superaba el límite, era demasiado raro incluso para un sueño. Pero… hay que ser más precisos. Mushiki no se quedó sin palabras solo por darse cuenta de que se había transformado en una chica, sino por una razón mucho más simple, mucho más romántica y a la vez estúpida. Y es que él, a pesar de estar viendo su “propia” figura reflejada en el agua, así como Narciso en la mitología griega, en realidad estaba encantado con lo que estaba viendo.

Casi de forma inconsciente, se tocó la mejilla. Al mismo tiempo, los latidos de su corazón comenzaron a acelerarse más y más. Sentía como si su cerebro estuviese por estallar debido a la gran cantidad de información enviada a través de sus ojos. Sin embargo, aquello no era más que un sentimiento increíble, tenebroso… y dulce.

Por supuesto, aquella apariencia era claramente hermosa. Sus pestañas eran largas, su nariz bien definida y seguida de unos dulces labios. Todo eso estaba incorporado en su cuerpo con un equilibrio perfecto, denotando una gran belleza, como si fuese la obra de arte más espléndida en el mundo. Pero eso no era todo. Al final, todo eso no era suficiente para explicar el sentimiento tan complicado que tenía en su interior.

Aaah, ahora lo entiendo.

Mushiki sintió una profunda emoción acompañada de una respuesta.

… De seguro nuestros antepasados también experimentaron esta oleada de sentimientos inexplicables, y por eso le dieron un nombre: amor.

“Tú eres… No, yo soy…”

Mushiki murmuró lentamente, trabándose con sus propias palabras. Al ver ese rostro reflejado en el agua, sus recuerdos volvieron como si ese rostro hubiese sido el detonante. Sí, él conocía a esta chica. ¿Cómo pudo haberla olvidado? Mushiki había visto a esta chica justo antes de perder el conocimiento, justo cuando ella estaba en el suelo, con una flor de sangre floreciendo en su pecho…

“… Finalmente la encuentro.”

En ese momento, Mushiki volvió en sí, escuchando una hermosa voz hablándole desde atrás.

“¿Eh…?”

Al girar, se dio cuenta de que detrás de él estaba parada una chica. Era una chica de cabello negro y corto, vestida con un atuendo de color negro también. Incluso sus ojos, que estaban viendo a Mushiki fijamente, eran de un color negro como la obsidiana.

“… ¿Se refiere a mí?”

Mushiki respondió señalándose a sí mismo. Al ver eso, la chica se dio cuenta de la situación, aunque no cambió de expresión.

“Mil disculpas. Veo que sus recuerdos no se han compartido. Imagino que debe estar consternado… Mi nombre es Karasuma Kuroe, la acompañante de la persona que es ahora mismo. Ella me ordenó prepararme en caso de que sucediera algo como esto.”

Ella dijo eso y luego hizo una reverencia. Mushiki al escuchar eso caminó hacia ella rápidamente.

“¡…! ¿Sabe qué es lo que está pasando? ¡Si lo sabe, por favor, dígamelo! ¡Dígame quién es esta chica!”

La chica que se presentó como Kuroe asintió levemente a la petición de Mushiki.

“Su nombre es Kuozaki Saika-sama… la hechicera más poderosa del mundo.”

“¡¿Eh…?!”

Mushiki se quedó con la boca abierta ante tal increíble información. Después, dijo unas palabras con sus latidos todavía exaltados.

“Qué nombre tan… encantador…”

“… ¿Qué?”

“¿Eh?”

Mushiki y Kuroe se miraron el uno al otro con una mirada de incertidumbre y confusión.

 

**

 

Habían pasado unos veinte minutos desde el encuentro de ambos frente a la fuente del camino. Ahora mismo, Mushiki y Kuroe estaban recorriendo el camino pavimentando en dirección al gran edificio al final de este, o más específicamente al interior de la institución educativa que estaba frente a sus ojos.

Entraron a una sala que tenía escrito un letrero que decía “Dirección” en su puerta y que estaba en el último piso de la escuela. La sala era grande y se veía bastante moderna, aunque los anticuados libros en los estantes de la pared y los artículos tirados por el piso daban una impresión algo diferente.

En medio de eso, Mushiki comenzó a explicar las cosas que recordaba… Aunque, por alguna razón, Kuroe le hizo sentarse frente al espejo mientras ella desde atrás comenzaba a arreglarle el cabello. Según ella, dado que recién había despertado, tenía el cabello despeinado y no quería que nadie la viera así afuera.

“… Ya veo. Entonces estaba de regreso de la escuela y se perdió en un extraño espacio donde encontró a Saika-sama llena de sangre. Luego fue atacado por alguien que no pudo ver, perdió la consciencia y, cuando despertó, ya estaba aquí…”

Kuroe repitió con sus palabras la explicación que le había dado Mushiki, y este respondió con un “Sí”.

“¿Cómo era el espacio donde se perdió?”

“Emmm… no sé muy bien cómo explicarlo. Era como una especie de laberinto entre varios edificios gigantes…”

Mushiki esta vez explicó eso con más detalle y Kuroe, al escucharlo, frunció las cejas.

“… La cuarta manifestación… Lo sabía, fue un hechicero. Pero nunca escuché de nadie más capaz de crear un espacio como ese…”

“¿Eh?”

“No es nada. Muchas gracias por la explicación. Creo que ya entiendo más o menos las circunstancias.”

Kuroe negó con la cabeza desviando el tema. Luego de eso, soltó el cepillo que traía en la mano y comenzó a amarrar el cabello de Mushiki con un listón. La apariencia tan bella que tenía él ahora comenzó a escalar a niveles mucho más altos, mientras que lo único que él pudo hacer fue mirar eso con sorpresa.

“Fabuloso… Es como si fuera otra persona…”

“Pues en realidad sí lo es.”

“Bueno, es verdad.”

Kuroe movió la silla giratoria en la que estaba sentado Mushiki para volverlo hacia ella.

“Y, bueno… Karasuma-san, ¿no?”

“Solo dígame Kuroe. Se siente algo incómodo que me llame con un honorífico con ese rostro.”

“…”

Mushiki asintió no sin antes sentir una gran incomodidad por este tipo de relación amo-sirviente.

“En ese caso, Kuroe, yo también quisiera hacer algunas preguntas…”

“Por supuesto. Estoy segura de que ahora mismo está confundido, por lo que, si es algo que pueda responder, pregunte lo que sea.”

Kuroe asintió. Mushiki agradeció y luego hizo su pregunta.

“Esta chica… Saika-san, ¿verdad?”

“Sí.”

“¿Qué tipo de hombres cree que le gustan a Saika-san?”

“… ¿Perdón?”

Mushiki lanzó su pregunta con algo de timidez, pero Kuroe respondió con duda y una cara inexpresiva.

“Ah, es verdad. Creo que estoy yendo muy rápido. En ese caso, ¿qué me dice de sus comidas favoritas…?”

“No, mi reacción no fue por eso.”

Kuroe volvió a su expresión de siempre y luego, viendo fijamente a Mushiki, ella preguntó.

“¿De verdad eso es lo primero que desea saber? Quiero decir, creo que hay cosas mucho más importantes por las que preguntar.”

“Pues supongo que las hay… ¿Eh? Pero ¿en serio puedo preguntar ese tipo de cosas? Quiero decir, ¿no son un secreto o algo por el estilo…?”

“Creo que no debería ser tan reservado en esta situación. Es más, pregúntelo, por favor. Yo también quiero que esté al tanto de la situación en la que se encuentra.”

“E-En ese caso, le tomo la palabra…”

Mushiki soltó una pequeña tos falsa y luego, con las mejillas un poco rojas, preguntó.

“Emmm… ¿cuáles son las tres medidas de Saika-san…?”

“Oh, vamos, que no me refiero a eso.”

Kuroe interrumpió la pregunta de Mushiki.

“¿Eh? ¿Acaso es tonto? ¿O sigue siendo Saika-sama, pero está jugándome una broma? Quiero decir, hay preguntas mucho más importantes que esas, ¿no cree? Como, por ejemplo, qué lugar es este o por qué tomó la forma de Saika-sama.”

“Ah, es verdad. ¡Por favor, explícamelo todo! ¡¿Qué rayos fue lo que pasó?!”

“…”

Mushiki le hizo caso y preguntó eso, y Kuroe, aunque con las mejillas temblando, respondió.

“Se lo explicaré poco a poco. Primero, y como ya le dije hace un rato, usted ahora mismo tiene la apariencia de Kuozaki Saika-sama, la hechicera más poderosa del mundo y también la directora del Jardín del Vacío, una institución de formación para hechiceros.”

“Sí. Su nombre suena muy hermoso sin importar cuántas veces lo escuche…”

“… Hubiera preferido que preguntase sobre los hechiceros en vez de decir eso.”

“Ah, lo siento.”

Mushiki se dio cuenta de que ciertamente sentía curiosidad por esa palabra, por lo que se disculpó.

“Con hechiceros, ¿se refiere a ese tipo de personas que recitan encantamientos para sacar fuego de las manos o curar a sus compañeros?”

“Eso es un resumen basado en una imagen de hace cientos de generaciones, pero sí, es correcto.”

“¿De verdad existen ese tipo de cosas?”

“Pues justo ahora su cuerpo está pasando por algo de ese estilo que no puede explicar, ¿recuerda?”

“… Ahora que lo dices, es verdad.”

Mushiki asintió a las palabras de Kuroe. Era verdad, ni siquiera tenía que comprobar la veracidad de eso, pues ya la estaba viviendo en sus carnes. Después de todo, nada más podría explicar el hecho de que Mushiki tuviera la forma de la chica llamada Saika.

“Sé que está confundido, pero por ahora solo escuche el resto de la explicación teniendo en mente que la magia existe.”

“Entiendo… Entonces, ¿qué fue lo que le pasó a mi cuerpo?”

Mushiki preguntó con algo de nervios y Kuroe respondió levantando uno de sus dedos y poniéndolo contra el pecho de la mujer.

“Para resumirlo… ahora mismo, usted y Saika-sama son uno.”

“¡¿Eh…?! E-Eso significa que…”

“Entiendo muy bien su sorpresa, pero, por favor, cálmese y…”

“¡¿Ese tipo de cosas no se hacen luego de casarse…?!”

Kuroe entrecerró los ojos y luego puso la mirada que pondría al ver un trapo sucio.

“Si sigue así, no importa si se ve como Saika-sama, le daré un buen golpe…”

“Lo lamento. Es que esas palabras fueron muy impactantes…”

Mushiki murmuró avergonzado y Kuroe siguió hablando como de costumbre.

“Mushiki-san, ¿verdad? Según tu explicación, la conclusión a la que puedo llegar es que ayer alguien atacó a Saika-sama y le infligió una herida mortal, y fue entonces cuando usted llegó hasta ella y la encontró tirada en el suelo.”

“Ya veo… ¿Y no sabes quién pudo ser el atacante?”

“Por el momento no.”

“Supongo que ella no tenía enemigos.”

“Qué va. Tenía tantos como estrellas en el cielo.”

“…”

Mushiki se puso nervioso al escuchar las palabras tan certeras de Kuroe. Sin embargo, ella no le prestó mucha atención y continuó.

“… A decir verdad, en este mundo no debería existir alguien así, alguien capaz de matar a Kuozaki Saika, la Bruja de Colores Resplandecientes, la hechicera más poderosa del mundo.”

“…”

Mushiki no pudo decir nada al escuchar esas palabras que, a pesar de sonar tranquilas, estaban envueltas en un fuerte sentimiento.

“Mis disculpas. Continuaré la explicación.”

Kuroe por su parte se dio cuenta de la reacción de Mushiki, y luego de una pequeña tos forzada continuó.

“Probablemente la misma persona que atacó a Saika-sama fue la misma que luego regresó y lo atacó a usted.”

“Sí… De hecho, yo también pensé eso.”

Lo recordó aquel momento. Un ataque despiadado que alguien o algo le hizo cuando se encontraba agachado y revisando el estado de Saika, que estaba llena de sangre. No pudo ver el rostro del atacante, pero sí recordaba que su herida fue similar a la que tenía Saika.

“Y de esa forma quedaron ambos, usted y Saika-sama, al borde de la muerte. Como a ese paso ambos iban a morir, Saika-sama usó todo lo que le quedaba de fuerzas para realizar un último hechizo.”

“¿Un último hechizo…?”

Al preguntar eso, Kuroe levantó un dedo de cada mano y luego los unió.

“Un hechizo de fusión. Piense en ello como una simple suma y resta. A ese paso, ambos iban a morir, entonces la mejor opción en esa situación fue hacer que al menos uno sobreviviera. 0,5 + 0,5 es igual a 1… Saika-san unió a ambos al borde de la muerte y los hizo renacer como una sola vida.”

“Unión…”

Mushiki escuchó las palabras de Kuroe. Las repitió al mismo tiempo que inconscientemente se tocaba las mejillas, las cuales no sabía si podía decir que eran suyas, con las manos.

“Sí. En resumen, ustedes dos están fusionados.”

“… Pues ni tanto, porque no encuentro nada de lo que solía ser yo en este cuerpo.”

“No sabría decir si es porque Saika-sama recibió menos daño o el cuerpo predominante depende de la cantidad de poder mágico, pero sí, ahora mismo el cuerpo base es el de Saika-sama. No obstante, no tiene de qué preocuparse. Eso no significa que su cuerpo haya desaparecido. Todo lo que es usted está escondido dentro del cuerpo de Saika-sama. Probablemente su cuerpo ahora mismo está completamente unido al de Saika-sama debido a su herida.”

“¿Eh? Pero eso…”

“Sí, sé que es impactante, pero, por favor, escuche hasta el fina…”

“¿De verdad está bien que yo tenga ese gran honor…?”

“En serio, ¿podría dejar de hacer eso? Estoy comenzando a creer que soy tonta por sentir algo de empatía por usted.”

Kuroe vio con una mirada penetrante a Mushiki y este, aunque no convencido del todo, se disculpó otra vez.

“… En todo caso, es verdad que a simple vista el cuerpo es el de Saika-sama. Pero la consciencia es la tuya, ¿verdad, Mushiki-san?”

“Ah…”

Mushiki se dio cuenta de ello al escuchar sus palabras.

Tenía razón. Si lo que hubiese pasado es que Mushiki y Saika cambiaron de cuerpo, eso significaría que en algún lado de este mundo se encontraba el cuerpo de Mushiki y la consciencia de Saika. Eso, a su vez, vendría a decir que, si el cuerpo de Mushiki se transformó en el de Saika, la consciencia de ella estaba en otro lugar. Sin embargo, si todo lo que dijo Kuroe era cierto, el cuerpo de Mushiki y Saika se unieron, se fusionaron para que ambos sobrevivieran, pero dejando una gran incógnita.

“Entonces, ¿dónde está la mente… la consciencia de Saika-san…?”

Mushiki preguntó eso algo preocupado. Kuroe por su parte se quedó en silencio un momento y luego negó.

“No lo sé. Puede que su mente esté durmiendo en su interior, o tal vez su alma salió de su cuerpo y ahora se encuentra vagando por algún lado. Aunque también es posible que…”

Ella no completó sus palabras. A pesar de que era otra de las posibilidades existentes, no era capaz de mencionarla. Mushiki por su parte tampoco preguntó más sobre eso.

“… En todo caso, hablemos de lo que haremos de ahora en adelante. A decir verdad, estamos en una situación realmente mala. No sería una exageración decir que el mundo mismo se encuentra en gran peligro.”

Dijo Kuroe con una mirada muy seria. Mushiki por su parte pensó que estaba exagerando un poco.

“¿El mundo entero…? Entiendo que perder a una belleza como Saika-san sería un gran golpe para este mundo, pero…”

Luego…

“… ¿Eh?”

antes de que Mushiki pudiera terminar sus palabras, el sonido de algo parecido a una alarma comenzó a resonar por toda la escuela. Al mismo tiempo se escuchó la voz de lo que parecía ser una mujer hablando por el interlocutor.

“… Aquí la caballero Elluc Flaer con un reporte. Hemos confirmado la aparición de un factor destructivo. Se estima que su clasificación puede estar entre clase desastre y clase guerra. El tiempo límite para eliminarlo es de veinticuatro horas, y la persona a cargo será el caballero Enviette Svarner. Espero que todos estén con los ojos bien abiertos.”

“¿…? ¿Qué fue esa transmisión?”

“… Fumu.”

Kuroe se puso una mano en la barbilla y luego de algunos segundos alzó la mirada.

“Creo que esta es una buena oportunidad. Vayamos afuera… le mostraré cómo es realmente este mundo.”

Mushiki salió de la sala de dirección y, guiado por Kuroe, ambos subieron hasta la azotea del edificio central de la escuela. Por cierto, antes de salir de la dirección, Kuroe hizo que Mushiki se quitara las sandalias y se pusiera unos zapatos de acuerdo a la ocasión. Como era de esperarse, Mushiki caminaba de forma incómoda, pues no estaba acostumbrado a usar tacones.

“Adelante, por aquí. Tenemos que tomar las escaleras, así que tenga cuidado.”

Ella dijo eso y le ofreció una mano a Mushiki. Él respondió con un “Gracias” y la tomó, saliendo del lugar.

“… Este lugar…”

Mushiki soltó una pequeña voz de asombro, mirando hacia abajo desde una valla en la parte alta de la azotea mientras su cabello se mecía con el viento. Desde allí podía ver perfectamente todo lo que no había podido ver desde afuera. Aquel lugar tenía una gran extensión de tierra, con varios tipos de instalaciones y una gran muralla. Al otro lado de esa muralla se podía ver la ciudad.

“Ah… hay una ciudad alrededor.”

“Así es. Más bien, ¿dónde pensaba que estaba?”

“Ah, pues… como dijiste todo eso de la magia y los hechizos, pensé que había sido mandado a un isekai.”

“Pues estamos en el mismo mundo, solo que vivimos de forma que nadie se da cuenta de nuestra verdadera identidad. De hecho, este Jardín del Vacío también queda en Oujou.”

“Queda más cerca de lo que pensé… aunque nunca imaginé que existía un lugar como este aquí…”

“Usamos un sistema para bloquear la percepción de este lugar, por lo que nadie de afuera puede verlo… Ah, pero por ahora será mejor que vea hacia arriba y no hacia abajo.”

“¿Eh?”

Mushiki le hizo caso a Kuroe y miró hacia arriba. Justo en ese instante… “aquello” apareció en el cielo, en ese mismo cielo despejado con muy pocas nubes.

“¿…? ¿Qué es eso?”

“Eso” eran garras. Unas enormes garras aparecieron de la absoluta nada. No, de hecho, eso tampoco es correcto. Las garras aparecieron desde una especie de grieta abierta en el cielo. Luego, cuando esa grieta comenzó a expandirse más y más… de repente una enorme figura se abrió paso a través del cielo.

“Ah…”

Mushiki se quedó boquiabierto al ver eso pasar frente a sus ojos. Era un enorme cuerpo con una piel que se veía tan dura como el metal, con garras en patas y manos, un cuerno brotando de su cabeza y una única ala saliendo de su espalda. Su apariencia era muy similar a la de los dinosaurios de los tiempos prehistóricos… o no, incluso tal vez peor, como la de un monstruo salido de alguna película.

“… Factor Destructivo No. 206: Dragón.”

Kuroe dijo aquel nombre como respondiendo a los pensamientos de Mushiki.

“Su cuerpo tiene una gran dureza y es muy resistente, por lo que los ataques comunes y corrientes no tienen efecto sobre él. Lo peor es que puede escupir fuego por la boca, por lo que en un par de días podría convertir a todo Japón en un mar de fuego. Si tuviera que asimilarlo con una palabra relativamente familiar, sería “destrucción”.”

Kuroe continuó hablando de forma ininterrumpida. Al mismo tiempo, como si la bestia encima de ellos le siguiera el ritmo a su explosión, primero elevó un gran rugido y luego sacó una gran ráfaga de fuego desde la boca.

“¡¿Qué…?!”

Un ardiente fuego se elevó en el cielo. A pesar de que estaban a una distancia relativamente lejana, el fuego era tan intenso que Mushiki lo podía sentir en la piel, y el calor era tan grande que ni siquiera podía mantener los ojos abiertos. Aquel aliento de fuego era así de terrible, comparable con los que se solía encontrarse en las historias mitológicas. ¿Qué le pasaría a una persona, a las montañas, a la ciudad entera, si fuera golpeada directamente por ese fuego? La respuesta a esa desesperada pregunta apareció rápidamente frente a los ojos de Mushiki.

“¡…!”

El paisaje bajo ellos fue rápidamente envuelto en llamas. Aquel escenario que tanto había visto, en el que había disfrutado de su vida pacíficamente hasta ayer, se convirtió en un infierno en un abrir y cerrar de ojos. El fuego recorrió cada una de las calles de la ciudad, envolviendo en un rojo intenso a cualquier cosa a su paso. Todo tipo de ruidos horripilantes resonaron alrededor: una mezcla de gritos, sonidos de alarmas y explosiones. Mushiki no pudo hacer nada más que observar en silencio aquel impactante escenario.

“¿Eh…? ¿Qué…?”

Luego de unos segundos, su cerebro se recuperó de la confusión y Mushiki pudo sacar una débil voz de perplejidad, moviendo nuevamente las manos y tomando con fuerza a Kuroe por los hombros.

“¡Kuroe, esto es malo! ¡Mira la ciudad!”

“Lo sé, ya lo estoy viendo. Por favor, cálmese un poco, Mushiki-san.”

“¡¿Cómo quieres que me calme luego de ver eso?! ¡Más bien, ¿por qué tú estás tan calmada?!”

“Porque la situación no va a mejorar si pierdo los estribos. Además…”

Kuroe señaló hacia arriba mientras Mushiki seguía sacudiéndole los hombros.

“Si no ve hacia arriba, se perderá de lo que está a punto de pasar.”

Luego, justo en ese instante…

“… ¡¡Aaaaaaaaaaaaaquí vaaaaaaaaamoooooooos!!”

Al mismo tiempo que se escuchó ese grito, una pequeña figura saltó desde la tierra hacia el cielo a la velocidad de una bala. Después, esa misma figura llegó hasta donde estaba el dragón, asestándole un golpe acompañado de una especie de relámpago y mandando a volar aquel enorme cuerpo hacia más arriba en el cielo.

“Eh…”

El gran grito del dragón hizo temblar la atmósfera. Sin embargo, el grito, a diferencia del de hacía un rato, no era para hacer notar su presencia o para hacerle saber al enemigo que había llegado, sino que era más bien un grito de dolor insoportable.

“¡Ja! Cierra la maldita boca, lagartija de mierda…”

La persona que había golpeado al dragón esta vez extendió los brazos. Al hacerlo, algo parecido a un pequeño satélite salió volando, liberando un gran haz de luz. Al instante siguiente, lo primero que se escuchó fue el gran estruendo de un rayo seguido de una gran luz que se apoderó de todo el cielo, tan deslumbrante que era hasta cegadora. Mushiki entrecerró los ojos debido a la explosión de luz.

“¡…!”

Después, para cuando los abrió de nuevo, ya no había rastro alguno del enorme dragón que estaba en el cielo.

“¿Q-Qué es eso…?”

“El caballero Enviette Svarner, un miembro de los “Caballeros”, una organización dirigida personalmente por Saika-sama, y además un hechicero de rango S, la clase más alta en el Jardín del Vacío. Ese tipo de factores destructivos no son nada para él.”

Kuroe, que seguía viendo hacia el cielo, contestó a la pregunta de Mushiki.

“¿Una organización personal de Saika-san…? Entonces, ¿Saika-san es más fuerte que esa persona?”

Kuroe volvió a responder a la pregunta de Mushiki, aunque esta vez con una expresión de orgullo.

“Tanto que sería una falta de respeto compararlos.”

“… Joee~”

Mushiki se quedó perplejo por unos instantes, pero rápidamente volvió en sí y miró hacia abajo.

“Es verdad. La ciudad…”

Miró a la ciudad, que hasta hacía un momento era un mar de llamas, y luego… se quedó sin palabras.

“¿Eh…?”

La razón era simple, pues el paisaje urbano que hasta hacía un rato estaba teñido de rojo, con gritos y quejidos por doquier, había vuelto a la normalidad, como si nunca hubiese pasado nada.

“¿Eh…? Pero estoy seguro de que todo se estaba quemando hasta hace un momento…”

“Así es. No fue ninguna ilusión. La ciudad de verdad fue quemada por el ataque del dragón. Si el caballero Enviette no lo hubiese derrotado, ese escenario se quedaría “grabado” como un “resultado” en el mundo.”

“… ¿Estás diciendo que derrotando al dragón todo volvió a ser como antes?”

“En resumen, así es. Las personas que viven fuera de este jardín ni siquiera recuerdan nada.”

Kuroe respondió con sinceridad. Mientras tanto, Mushiki seguía sorprendido, pues, para él, todo lo que acababa de pasar frente a sus ojos era difícil de creer. No obstante, todas las palabras que le había dicho Kuroe hasta el momento comenzaron a cobrar sentido en su cabeza.

“¿Este tipo de cosas sucede muy a menudo por aquí…?”

Kuroe asintió y luego vio a los ojos a Mushiki para continuar con sus palabras.

“… Quince mil ciento sesenta y cinco veces.”

“¿Eh?”

“Ese es el número de veces que Saika-sama y el resto de hechiceros han salvado el mundo.”

“¡…! ¡¿Tantas?!”

“Sí. Este mundo está en peligro al menos una vez cada trescientas horas.”

“…”

Mushiki se quedó en silencio, viendo con una expresión perpleja a Kuroe.

“El dragón de hace un rato no es el único enemigo. También existen frutos del conocimiento capaz de crear armas que destruyen estrellas, fenómenos sobrenaturales que causan desastres naturales al momento de su aparición… Un enjambre de langostas doradas que pueden devorar todo a su paso, la enfermedad de la muerte que tiene un gran porcentaje de letalidad e infecciosidad, una persona que viaja en el tiempo para cambiar el paso de la historia o un gigante de fuego que quema todo a su alrededor… Todas esas cosas son existencias que traen todas las posibles causas que llevarían a este mundo a su destrucción. Nosotros los llamamos “Factores Destructivos”.”

Kuroe continuó.

“Nosotros los magos asumimos el deber de producir un milagro, derrotando una y otra vez a los factores destructivos. De entre ellos, existieron doce que solamente pudieron ser derrotados por Saika-sama… ¿Ahora lo entiende? Sin Saika-sama, este mundo ya habría sido destruido al menos doce veces. Así de importante es la persona con la que está ahora fusionado.”

Soltó esas palabras de la misma forma que siempre, tranquilamente, pero con una gran convicción. Mushiki por su parte quedó atónito al escuchar tal impactante información.

“N-No puedo creerlo…”

Mushiki murmuró eso, mientras que Kuroe dijo que era normal.

“No lo culpo. Pero quiero dejar claro que todo esto es real y…”

“¿Ha salvado el mundo quince mil ciento sesenta y cinco veces, una vez cada trescientas horas…? Eso transformado en años daría unos quinientos, ¿no? Es increíble que tenga una piel tan suave con esa edad…”

“…”

“Duele, eso duele, Kuroe.”

Finalmente, Kuroe lo golpeó. Mushiki trató de cubrirse con ambas manos para protegerse de Kuroe, quien le estaba dando golpecitos con las suyas. Entonces, en ese momento…

“¡…! ¿Eh?”

Por un instante se vio una luz descendiendo del cielo a toda velocidad, pero luego, de la nada, un hombre apareció frente a Mushiki y Kuroe.

“… Hey, Kuozaki, ¿estabas viendo todo desde aquí? Vaya si eres perezosa.”

Era un hombre vistiendo una camiseta y camisa, chaleco y unos pantalones de buena calidad. Aunque a simple vista parecía delgado, también se podía notar que tenía los músculos bien desarrollados. Su cabello negro estaba peinado hacia atrás, trenzado en una cola de caballo, y su piel era de color moreno. Su mirada era hostil, como la de un animal salvaje, y su sonrisa era propia de un delincuente. Debido a todo eso, hasta podría parecer algún tipo de animal salvaje parado en cuatro patas.

“¿Tú eres…?”

Él era el hechicero que había derrotado al dragón hacía unos instantes. La prueba de ello eran los tres objetos de metal… unos pequeños objetos voladores con forma de garra que seguían volando alrededor de él mientras liberaban unas pequeñas descargas de luz. Esas descargas a su espalda formaban dos anillos de luz, como si fuesen aureolas. Esa figura casi divina no encajaba nada con la apariencia salvaje del chico.

Y así, en medio de la confusión de Mushiki, el otro chico puso una sonrisa de orgullo.

“¿Qué pasa, te comió la lengua un ratón…? Ja, ¿o acaso mi hechizo te impactó tanto que hasta olvidaste cómo hablar?”

Dijo el hombre frunciendo las cejas y diciendo eso, aunque en un tono de broma. Mushiki por su parte asintió dócilmente.

“… Fue grandioso. ¿Todo eso lo hiciste tú?”

“… ¿Qué?”

Al escuchar eso, el chico se quedó con la boca abierta.

“Es impresionante cómo derrotaste a ese enorme dragón… Supongo que eres un hechicero muy fuerte.”

“Ah… Espera, ¿q-qué mierda estás diciendo? ¿Acaso te drogaron o algo…? Ahora que lo pienso, también estás hablando de forma rara…”

El chico se alejó un poco con precaución, y, aunque estuviera diciendo eso, la verdad es que sus mejillas estaban algo rojas.

“Solo digo que lo que hiciste fue asombroso. ¿Cómo lo hiciste?”

“¿Q-Que cómo lo hice…? P-Pues usé la segunda manifestación… claro que modifiqué un poco el hechizo.”

“¡Ya veo! Así que el hechizo… No sé muy bien qué es eso, pero ¿cómo funciona?”

“¡En tus sueños te lo diré! ¡¿Por qué tengo que contarte mis trucos?!”

“Oh, vamos, no digas eso. En serio, quiero saber cómo se hace una técnica así de asombrosa.”

“… E-Está bien, pero solo te diré un poco…”

El chico desvió la mirada mientras decía esas palabras con una sonrisa en su rostro. Aunque a simple vista se veía agresivo, era un hombre bastante fácil.

“¡¿En serio?! ¡Muchas gracias! Emmm…”

“¿Umm?”

“¿Me puedes decir tu nombre?”

“Ah.”

Mushiki preguntó eso con una sonrisa mientras que Kuroe soltó un pequeño “Ah”. Era como si hubiera dicho “rayos”. Al mismo tiempo, el chico que hasta hacía un rato estaba sonriendo todo sonrojado de repente puso una cara de pocos amigos, con incluso una vena marcándose en su mejilla.

“… ¿F-Fuumm…? Ya veo…, así que así son las cosas, ¿no…? Dices que un debilucho como yo ni siquiera tiene espacio en tu memoria, ¿eso es lo que dices…?”

“¿Eh? A-Ah, no quise decir eso. Es solo que lo olvidé…”

“¡Pues de acuerdo! ¡¡Te dejaré grabado bien profundo el nombre de Enviette Svarner para que nunca más lo olvides, maldita perra!!”

Enviette, es verdad, ese era su nombre.

El caballero gritó con gran enojo y luego dio un fuerte golpe al piso de la azotea con el pie. Al mismo tiempo y como si eso hubiese sido una señal, una fuerte lluvia de rayos se liberó en el cielo.

“¡¿…?!”

Los rayos se dividieron por la azotea en forma de hilos, como si fuesen telarañas, lo que hizo que Mushiki se pusiera en guardia.

“¡Hey… no hagas eso!”

“¡Cierra la boca! Ya es muy tarde para rogar por tu vi…”

“¡¿No ves que puedes herir el bello rostro de Saika-san?!”

“…”

Mushiki gritó eso, lo que hizo que las mejillas de Enviette comenzaran a temblar.

“Parece que no será necesario contenerme…”

Enviette puso las manos a la altura de su cintura. Al hacerlo, los dos o tres objetos de metal parecidos a pequeños satélites comenzaron a rotar a su alrededor, liberando chispas de electricidad.

“¡Haz que explote, Vajdra!”

Luego de gritar eso, Enviette puso las manos hacia el frente, liberando un ataque definitivo hacia Mushiki. Rápidamente, un gran destello de luz inundó su visión.

“… ¡¿Uaaah?!”

Mushiki elevó un grito y se quedó parado ahí como si estuviera entumecido.

“¡Mushiki-san!”

Kuroe soltó un grito de preocupación, pero fue tragado por el gran rugido de los rayos. Mushiki sabía que debía esquivarlo, pero su cuerpo simplemente no respondía. Aquel ataque era violencia pura, con una potencia capaz de superar cualquier lógica. Mushiki estaba frente a las puertas de la muerte otra vez, pues sabía que, sin conocer nada acerca de la magia o los hechizos, ese ataque sería mortal. Sin embargo…

“…”

La mente de Mushiki en ese momento no fue tomada por la desesperación, ni siquiera el miedo… sino por una gran sensación de incongruencia… Pensaba que esos rayos lo alcanzarían antes de que siquiera pudiera parpadear, pero, por alguna razón, venían acercándose muy lentamente. Era como si el tiempo en sí estuviese corriendo muy despacio. Solo él podía moverse y pensar con normalidad, en medio de un mundo que giraba a cámara lenta. Así de impactante era lo que estaba sucediendo frente a sus ojos.

¿Acaso esto es el ya conocido fenómeno de ver la vida antes de morir?

Una función en la que el cerebro toma todas las experiencias y recuerdos recolectados a lo largo de la vida y los muestra a una gran velocidad, por lo que el resto de cosas se ven a cámara lenta. Sin embargo, Mushiki no creía que hubiera nada en su cabeza que pudiera ayudarlo a superar esta situación…

(… No tienes nada que temer. Ahora mismo tienes el cuerpo más poderoso del mundo…)

Y sin embargo…

“¿Eh…?”

De repente Mushiki se quedó perplejo al escuchar esa voz en su cabeza. Era una voz un tanto borrosa pero lo suficientemente clara para saber que no era una alucinación. No sabía de quién era esa voz, pero al escucharla pudo sentir una sensación de tranquilidad inexplicable. Mushiki sintió que esa voz era parecida a la que escuchó el día anterior antes de perder la consciencia, la voz de su primer amor.

(… Este cuerpo te recordará cómo usar su poder. Solo tienes que dejarte llevar por él…)

Y al mismo tiempo que la voz dijo eso…

“…”

Mushiki puso ambas manos hacia el frente. No sabía por qué lo estaba haciendo, pero tenía la certeza de que en esta situación eso era lo correcto. Su cuerpo comenzó a calentarse, como si toda la sangre que lo recorría estuviese en llamas. En ese momento, un nuevo resplandor apareció frente a los ojos de Mushiki. Sobre su cabeza de repente apareció un anillo de luz brillante de diferentes colores. Luego apareció otro y otro más, cada uno tomando la forma de la aureola de un ángel. No obstante, al mismo tiempo, aquellos anillos que giraban y soltaban diferentes tipos de luz también parecía el sombrero de una bruja.

“¡…! Cuarta Mani…”

Desde atrás se pudo escuchar la voz de sorpresa de Kuroe. Al mismo tiempo, el paisaje, la atmósfera alrededor de Mushiki y más allá, todo comenzó a deformarse. El mundo mismo comenzó a cambiar.

“Ha…”

No es ninguna metáfora, tampoco una exageración. Todo este tiempo, Mushiki, Kuroe y también Enviette habían estado en la azotea de la escuela. Sin embargo, luego de un pequeño resplandor, el paisaje alrededor de ellos cambió por completo… Ahora estaban en medio de un gran cielo azul que se extendía hasta el infinito. No, de hecho no. Esa descripción no es tan precisa.

Mushiki movió los ojos y miró hacia abajo, luego hacia arriba. Abajo había un gran paisaje urbano, mientras que arriba, en el cielo, también se veía una gran ciudad, pero boca abajo. Era la misma ciudad que tanto habían visto hasta ahora, pero esta vez no en su estado normal. Los edificios alineados uno tras otro y las farolas estaban invertidos, como si estuviesen viendo a Mushiki y los demás desde arriba. Era como si estuviesen formando la boca de una gran bestia. Al darse cuenta de ello, Enviette gritó enojado.

“¡¿La cuarta manifestación…?! ¡Oye, Kuozaki, no es justo! La cuarta manifestación está prohibi…”

Enviette trató de reprocharle eso a Mushiki, pero ni siquiera pudo terminar de hacerlo. ¿La razón? Muy sencilla. La ciudad que estaba invertida arriba y la que estaba abajo comenzó a descender, o también a elevarse, como si estuvieran tratando de tragarse a Enviette.

“… Las puertas de la existencia se han abierto, por ende declaro que este mundo está en mis manos.”

Casi de forma inconsciente pero clara, Mushiki soltó esas palabras por su boca.

“Dame tu lealtad… y yo haré de ti mi esposa.”

Enviette trató de resistirse, elevando ambas manos hacia arriba, pero los rayos que liberó se dispersaron sin lograr nada.

“¡¿Guuh…?! ¡¡Mal… dita seaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!”

Enviette estaba a merced de Mushiki sin poder hacer nada más que gritar de enojo, hasta que todos los edificios que venían de arriba y abajo se lo tragaron. Los edificios chocaron y se partieron junto a un gran estruendo, como si fueran mandíbulas gigantes cerrándose. Después de eso, el mundo comenzó a perder la forma. El escenario había vuelto a cambiar, ahora al mismo de la azotea en la que estaban Mushiki y los demás, y los anillos de luz que giraban sobre su cabeza también habían desaparecido. Lo único diferente era que ahora, en el suelo de la azotea, estaba tirado Enviette.

La camisa y sus pantalones tan elegantes ya ni siquiera servían, pues estaban manchados y rotos. Su cuerpo también había recibido golpes y cortes. Por suerte, al parecer había sobrevivido, aunque su cuerpo estaba temblando, como si tuviera espasmos.

“¿Qué fue eso…?”

Dijo Mushiki, confundido. Se miró las manos y, aunque sin entenderlo, se dio cuenta de que podía mover esos hermosos dedos blancos a voluntad… Ni siquiera él mismo sabía lo que había hecho. Lo único que podía entender era que todo aquel extraño escenario que acababa de ver se debía al poder de Saika. Era un sentimiento extraño que jamás había sentido antes; una sensación de ardor, un calor que lo recorría desde la cabeza hasta la punta de sus dedos, un sentimiento de emoción, como si su propia existencia se expandiera como un globo. Al mismo tiempo, notó una sensación de poder absoluto, como si el mundo estuviese en sus manos.

Mushiki se quedó en silencio por unos instantes mientras ese tipo de sensaciones, todas a la vez, recorrían su cuerpo.

“M-Maldita…”

“¡…!”

Lo que trajo de vuelta a la realidad a Mushiki fue la voz de resentimiento de Enviette, que seguía tirado boca abajo en el suelo.

“¿E-Estás bien…?”

Mushiki se acercó rápidamente a él y se agachó para ver cómo estaba, pero Enviette se levantó poco a poco y lo miró con una gran mirada de enojo.

“Y-Ya lo verás… Algún día… te mata…”

Dijo él, aunque no terminó de hablar, pues Kuroe se acercó rápidamente y lo pasó por encima, literalmente pisándolo.

“¡Buugh!”

Rápidamente su cara volvió a hundirse en el piso, bajando incluso las manos que trató de levantar para ponerse de pie.

“…”

Kuroe en sí no tenía intención de pisarlo o darle el golpe de gracia. Ella simplemente quería ponerse delante de Mushiki, por lo que no tuvo más opción que pasar por encima de Enviette, que estaba en medio.

“¿Kuroe?”

Mushiki llamó a Kuroe. Ella por su parte tenía la misma cara inexpresiva de siempre… aunque claramente ahora con un poco de sorpresa, incapaz de ocultarla, de emoción e incluso de esperanza.

“… Es increíble. Sé que este es el cuerpo de Saika-sama, pero no pensé que pudiera lograr una cuarta manifestación… aunque, sí, con esto tal vez…”

Kuroe comenzó a murmurar cosas sin sentido para Mushiki y luego rápidamente volvió a verlo.

“Mushiki-san.”

“¿S-Sí?”

Mushiki respondió con cierta sorpresa al ver el brillo de convicción en los ojos de Kuroe, y esta prosiguió.

“Sé muy bien que terminó involucrado en todo esto debido a un desafortunado accidente. Aun así, quiero pedirle este favor: por favor, colabore con nosotros… para así salvar este mundo.”

Mushiki, al escuchar esas palabras…

“¿Eh? Ni loco.”

se negó al instante. Su respuesta fue más que natural. Después de todo, Mushiki era un simple estudiante de preparatoria, así que eso de salvar el mundo lo tenía confundido.

“…”

Mientras tanto, una gota de sudor bajó por la mejilla de Kuroe, y con las cejas temblando dijo…

“… Lo normal en este tipo de casos es que aceptes, ¿no?”

“No sabría qué responder a eso.”

“…”

Kuroe se quedó pensando por unos segundos y luego propuso otra cosa.

“Si me ayuda, puede que sea capaz de separar sus cuerpos. Cuando eso pase, me encargaré de presentarle personalmente a Saika-sama. Le diré que usted fue nuestro salvador en el tiempo que ella no estuvo con nosotros.”

“¿Y qué tengo que hacer? Da la casualidad que justo me dieron ganas de salvar al mundo.”

Mushiki asintió con fuerza y Kuroe nuevamente se quedó callada, pero esta vez soltó solo un suspiro y no replicó a esas palabras.

“Lo que más necesitamos es información. Pero primero será mejor terminar rápido las cosas más problemáticas.”

“¿Cosas problemáticas?”

Preguntó Mushiki y Kuroe asintió levemente con la cabeza.

 

Treinta minutos después de pasar por la azotea. Mushiki había sido llevado frente a una enorme puerta que quedaba en el edificio central de la escuela.

“Kuroe, ¿qué es este lugar?”

“La sala de reuniones. Hoy tenemos una reunión para debatir sobre el informe periódico de la administración del Jardín del Vacío… Dada la situación, hubiera preferido simplemente no asistir, pero Saika-sama es una persona indispensable en este tipo de reuniones.”

Kuroe respondió a la pregunta de Mushiki y luego siguió hablando.

“Los miembros del departamento de administración y los caballeros ya deberían estar aquí… Ya me las arreglaré para que todo salga bien, así que usted simplemente quédese callado en la medida de lo posible.”

“Entendido. Si digo algo, de seguro echaría a perder la hermosa imagen de Saika-san.”

“Bueno, sí, algo así.”

Luego de que Kuroe respondiera con una expresión que claramente decía que no se refería a eso pero lo mejor era decir que sí, tocó a la puerta y la abrió. Después, con un “Adelante”, instó a Mushiki a entrar a la sala. Él le hizo caso y, aunque algo nervioso todavía, dio un paso adentro de la sala de reuniones.

“Guau…”

Al entrar, a pesar de que había aceptado no decir nada, no pudo evitar soltar esa pequeña voz. Su reacción de hecho fue natural, pues, apenas al entrar, las diez personas que estaban ahí esperándolo se levantaron para recibirlo.

“… Saika-sama, por favor, tome asiento.”

Mushiki se quedó así por unos momentos, por lo que Kuroe rápidamente le recomendó que se fuera a sentar. Ciertamente no era bueno quedarse parado sin hacer nada, por lo que Mushiki, algo nervioso y con pasos incómodos, caminó hacia la mesa y se sentó en uno de los sitios libres. Al hacerlo, las personas que parecían pertenecer al departamento de administración se quedaron perplejos.

“¿G-Gran bruja…?”

“¿Le sucede algo…?”

“¿Eh…?”

Mushiki no entendía la situación, así que Kuroe caminó hacia él, poniéndose detrás y hablándole al oído.

“… El asiento de Saika-sama está por allá.”

Dijo ella, señalando al lugar más al fondo de la sala. Estaba en un extremo de la mesa y era literalmente el asiento principal. Aunque, por el ambiente algo confuso y también tenso, más que el asiento de un protagonista parecía el asiento de un villano, del jefe de alguna organización criminal.

“Ah…”

Mushiki soltó ese pequeño “ah” y luego rápidamente se fue a sentar a ese lugar. Al hacerlo, el resto de personas finalmente se volvieron a sentar.

“…”

Mushiki comenzó a ver a las personas que estaban alrededor de la mesa, aunque todavía con una clara sensación de nerviosismo. Después frunció las cejas. La mayoría de las personas en el lugar estaban vestidas con trajes, pero dos de ellos se veían bastante diferentes al resto.

La primera de ellas era una niña que se veía entre los diez y poco más. Su expresión estaba bien definida, pero sus mejillas se veían levemente rojas, lo que la hacía parecer mucho más infantil de lo que ya era. Encima, cargaba una larga bata de laboratorio, pero, por alguna razón, abajo solo traía unos pantaloncillos cortos con unos grabados. Básicamente estaba casi en pura ropa interior, por lo que no combinaba para nada con este lugar.

“… Kuroe, ¿quién es ella?”

Mushiki le murmuró a Kuroe, que estaba detrás de él, y ella respondió susurrándole.

“… La caballero Elluc Flaer. Aunque se vea como una niña, es la hechicera más antigua en este jardín después de Saika-sama.”

“Oh…”

Nunca hay que juzgar un libro por su portada. Mushiki acababa de comprender muy bien esa frase hecha.

Luego vio a la chica que estaba sentada al frente. Ella también se veía muy joven, aunque no tanto como Elluc. Tal vez tenía dieciséis o diecisiete años. Ella, por otro lado, llevaba el mismo uniforme que los demás estudiantes de este lugar. Tenía el cabello largo peinado en dos trenzas, seguido de unos ojos delgados. Ambas cosas, combinadas con sus labios unidos entre sí con firmeza, la hacían parecer una chica con mucho carácter, pero…

En eso, Mushiki entrecerró los ojos. Después de todo, reconoció a esa chica.

“… ¿Ruri?”

“… ¿Sí? ¿Sucede a algo, Gran Bruja?”

A Mushiki se le escapó su nombre y la chica, Ruri, respondió con intriga. En su voz estaba mezclada una especie de alegría por haber sido llamada por Saika.

“Ah… no es nada.”

Él no pensaba hablarle realmente, pero al parecer ella lo escuchó, por lo que Mushiki no dijo mucho más. Podía sentir una mirada de sorpresa e intriga viniendo de Kuroe. Pero era natural, después de todo, Mushiki había dicho el nombre de una chica que ella pensaba que no conocía. En eso…

“¡…!”

Mushiki trató de pensar en una forma de no explicar eso ahora, pero en ese momento la puerta se abrió de forma violenta. Entonces, desde el otro lado apareció un hombre totalmente vendado. Por un momento no se dio cuenta de quién era, pero, al notar aquella mirada hostil hacia él, Mushiki se dio cuenta de que se trataba del caballero de hacía un rato, Enviette Svarner. Al verlo así, los miembros del departamento de administración se quedaron perplejos.

“¡S-Señor Svarner, ¿qué le pasó?!”

“¡¿Acaso salió herido en la batalla contra el factor destructivo de hace un rato?!”

“No digas tonterías. ¡Svarner-san es un hechicero de rango S!”

Los del departamento de administración soltaron esas palabras, pero Enviette chasqueó la lengua.

“Dejen de gritar estupideces. Como si una bestia debilucha como esa me pudiera siquiera tocar.”

“¿Y-Y entonces esas heridas…?”

Un hombre de anteojos preguntó eso, y Enviette volvió a ver con enojo a Mushiki. Al notar eso, los miembros del departamento de administración suspiraron de alivio.

“Ah… fue la Gran Bruja.”

“Eso sí tiene sentido.”

“Me alegro de que al menos sigas con vida, Svarner-san.”

“¡No asientan tan rápido, montón de inútiles!”

Enviette dijo eso con enojo y luego se sentó de mala gana al lado de Elluc. El cuerpo de seguro todavía le dolía, pues apenas se sentó frunció las cejas. Pero el dolor tampoco parecía para tanto, pues, aunque se estremeció, no soltó ningún quejido.

“Te tardaste demasiado, Enviette. La Gran Bruja no tiene tanto tiempo para ti.”

“… Cierra la boca. Mejor agradezcan que al menos esté presente.”

Ruri regañó a Enviette y este le respondió de mala gana. Ella movió un par de veces la cabeza de un lado a otro, ya sin prestarle mucha atención a Enviette, y luego miró a las personas reunidas alrededor de la mesa.

“… Ahora que estamos todos reunidos, daremos inicio a esta reunión del informe periódico. Primero vean esto.”

Ruri dijo eso y luego tocó el dispositivo que tenía en la mano. Al hacerlo, las imágenes de unos documentos aparecieron de repente en el centro de la mesa.

“… Desde la última reunión que tuvimos, han aparecido dos factores destructivos. El primero fue el No. 522, Leprechaun, y el segundo el No. 206, Dragón. Ambos fueron exterminados dentro del tiempo límite establecido, mientras que el daño infligido a nuestros hechiceros…”

Y así, la reunión siguió su curso. Mushiki no entendía nada de lo que estaban diciendo, pero tampoco podía poner una cara de desinterés. Por ende, simplemente se quedó callado en su asiento, de vez en cuando actuando como si mostrara especial interés en lo que decía Ruri. De este modo, varios reportes fueron leídos por ella.

“… Eso fue todo, muchas gracias. ¿Hay alguien más que desee reportar algo en específico?”

Ruri dijo eso viendo a todos en la sala. Su reporte había durado unos cuarenta minutos. Las demás personas simplemente respondieron con un silencio, por lo que ella asintió levemente.

“En ese caso…”

Sin embargo, Kuroe, que había estado parada detrás de Mushiki todo este tiempo, dio un paso al frente.

“… Mis disculpas, ¿me daría la oportunidad de decir algo?”

“¿Quién eres?”

“Mil disculpas. Mi nombre es Karasuma Kuroe, soy la acompañante personal de Saika-sama. Como Saika-sama no se siente muy bien hoy, estoy cumpliendo mi deber de acompañarla.”

“¡¿Eh?!”

Ruri se sorprendió al escuchar las palabras de Kuroe.

“¿No se siente bien…? ¡¿L-Le sucede algo?!”

“No hay de qué preocuparse. ¿Verdad, Saika-sama?”

“¿Eh? Aah, sí.”

Kuroe le estaba pidiendo con la mirada que le siguiera el juego, por lo que Mushiki asintió.

“¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres decir?”

Dijo Elluc mientras apoyaba las manos y la barbilla contra la mesa. Kuroe asintió y luego dijo…

“… El día de ayer, Saika-sama fue atacada. Creemos que fue obra de algún hechicero, pero no pudimos identificarlo. Por eso es posible que vuelva a intentar hacerlo, y quisiera que se fortificara más la vigilancia.”

“¡¿…?!”

Todos escucharon las palabras de Kuroe, y al mismo tiempo pusieron una expresión de no poder creer lo que estaban escuchando.

“¡¿Qué…?! ¡¿La Gran Bruja fue atacada?!”

“¡¿No solo eso, sino que esa persona escapó sin que se sepa siquiera su identidad…?!”

“Imposible… eso es imposible.”

Las personas del departamento de administración estaban enormemente sorprendidas. Aunque, de hecho, Mushiki también lo estaba. Por eso le habló en voz baja a Kuroe.

“… Kuroe, ¿es buena idea contarles sobre eso?”

“… No he revelado la situación actual de Saika-sama, así que no hay problema. De hecho, es una buena oportunidad para hacer que refuercen más la seguridad.”

Kuroe respondió tranquilamente mientras miraba a las personas que seguían perplejas. Mushiki por su parte también entendió las intenciones detrás de sus palabras. Era cierto que, si mantenían todo en secreto, eso crearía la posibilidad de que el enemigo tratara de atacarlo una y otra vez al no tener la suficiente seguridad a su alrededor.

“Kuh… Jajajaa, jajajaja.”

Y de entre todas las personas sorprendidas, solo una elevó una risa al aire… Fue Enviette.

“¿No solo te ataca alguien, sino que además ni siquiera pudiste descubrir quién fue? Ja, qué vergüenza. ¿O acaso la Gran Bruja ya comienza a sufrir de vejez?”

Dijo Enviette de forma claramente provocativa. Ruri, que estaba viendo a Mushiki con preocupación, ahora miró con claro desagrado al caballero.

“¿Oh? Veo que lo único que sabes hacer es hablar, como siempre, Enviette. No esperaba menos de alguien con una gran racha de derrotas consecutivas contra la Gran Bruja.”

“¿Aah…?”

Enviette frunció el ceño y luego miró a Ruri. No obstante, ella no se inmutó, y en cambio siguió hablando en un tono burlesco.

“No habrás sido tú el atacante, ¿verdad? No sería nada sorprendente que hubieras decidido atacarla por la espalda, ya que de frente y bajo las reglas no puedes hacerlo.”

“¡¿Haaah?! ¿Eso es lo mejor que puedes decir…?”

“Aaah, mil disculpas. Es verdad, no hay forma de que hayas sido tú el atacante. Si hubieras sido tú, de seguro no estarías parado aquí ahora mismo.”

“¡Te voy a matar, maldita perra!”

“Lo mismo di…”

Enviette y Ruri se levantaron al mismo tiempo de sus asientos. Al hacerlo, una intensa luz se formó alrededor de ellos. Pero…

“Dejen eso para después y guarden silencio.”

Elluc, que estaba sentada en medio de ambos, les dijo eso y luego los golpeó levemente en la cabeza con ambas manos escondidas en las mangas de su larga bata.

“Muugh…”

“… Elluc-sama.”

Ambos todavía estaban levantando chispas de hostilidad, pero al final tomaron asiento de nuevo a regañadientes. Eso hizo tranquilizar a las personas del departamento de administración.

“Entiendo perfectamente tu petición. Yo me encargaré de hacer algo al respecto… ¿Eso era todo lo que tenías que decir?”

Dijo Elluc hacia Kuroe, no obstante, esta todavía tenía otra cosa que decir.

“Seguido de eso, Saika-sama tiene otra idea más.”

“¿Oh? A ver, dila.”

“Sí… Primero, Saika-sama no aceptará trabajos que tengan que ver con factores destructivos superiores a los de la clase Colapso. Aparte de eso, también disminuirá el número de reuniones regulares.”

“Fumu… No veo el problema, pero ¿a qué se debe todo eso? ¿Acaso salió herida en ese ataque?”

Dijo Elluc mirando a Mushiki. Él sintió que su ritmo cardíaco iba en aumento al ser mirado por esos ojos que parecían ver hasta su interior. Sin embargo, Kuroe por su parte respondió sin mostrar ni un solo rastro de nerviosismo.

“Por supuesto que no. Nadie en este mundo sería capaz de dejar una sola herida en el cuerpo de Saika-sama.”

“Lo sé, solo era una pequeña broma… ¿Y bien? ¿Cuál es la razón entonces?”

“Saika-sama mencionó que estará ocupada haciendo otra cosa.”

“¿Otra cosa?”

Repitió Elluc con intriga. Kuroe asintió con fuerza y luego anunció…

“Así es. Desde mañana, Saika-sama estará asistiendo a esta escuela… pero como una alumna más.”

“… ¿Qué?”

Kuroe dijo eso. De inmediato, todos, incluido el propio Mushiki, se quedaron perplejos.

Tags: read novel Ou-sama no Proposal 1, novel Ou-sama no Proposal 1, read Ou-sama no Proposal 1 online, Ou-sama no Proposal 1 chapter, Ou-sama no Proposal 1 high quality, Ou-sama no Proposal 1 light novel, ,

Comentarios